"Por consiguiente, tengo en mí esta ley, que, queriendo hacer el bien, es el mal el que se me apega; porque me deleito en la Ley de Dios, según el hombre interior; pero siento otra ley en mis miembros, que lucha contra la ley de mi razón y me encadena a la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?"
Rom 7,21-24
"Hijitos míos, os escribo esto para que no pequéis. Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, justo."
2ª Juan 1,1
Para muchos que están metidos de lleno en esa aventura maravillosa de buscar la santidad, sin la cual nadie verá a Dios (Heb 12,14), es muy típico caer en este círculo vicioso que voy a describir:
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