InfoCatólica / Caritas in Veritate / Categoría: consagrados

11.11.15

(106) La pobreza no es una virtud...(II) (Fray M. Petit de Murat)

Publicamos a continuación la última parte del artículo, en que el autor se aboca a considerar la pobreza en el orden sobrenatural, sus dificultades y sus grados como vía de perfección.

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“…la verdad es que esta civilización deshace, hace casi imposible ya la pobreza evangélica, pues una de sus características muy peculiar es el haber ligado al hombre con innumerables necesidades artificialmente creadas…”

 

sfcocruzII. La pobreza en el orden sobrenatural

Lo que hemos dicho en el capítulo anterior se refiere al apetito natural del hombre en cuanto tal. Su acción y la ordenación libre, que la voluntad elícita puede dar hacia el bien mediante las virtudes morales adquiridas, no es otra cosa que una disposición remota con respecto de la bienaventuranza tal como se nos ofrece en Nuestro Señor Jesucristo.

Para que el hombre tenga aptitud con respecto del Reino de los Cielos, es necesario que todo el complejo de su naturaleza, su misma esencia, como así también sus potencias y los hábitos cualificantes de ellas, que llamamos virtudes, estén bañados por la gracia.

La gracia es un don de Dios: su creación más admirable; verdadero influjo físico proveniente de Cristo, comparable con la sangre y los nervios que unen a los diversos miembros de un organismo, pues así ella vivifica y recorre el Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia. Añade un nuevo ser accidental pero esencial al hombre que lo sublima dándole proporcionalmente una cierta igualdad con la naturaleza divina, la cual le permite entrar en una relación íntima y directa de amistad con El.

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28.07.15

(93) En el 80º cumpleaños de nuestro pater Iraburu

vitralsacerdTal vez el editor de infocatolica refunfuñe un poco por este post, pero me perdonará la “travesura", porque yo creo que es de justicia no sólo agradecer, sino también comunicar todo lo posible el gozo por los bienes recibidos; compartir la alegría, y también nuestro corazón, cuando rebosa.

Por eso no me he conformado con la felicitación privada, y quiero ofrecer a nuestro querido pater Iraburu, las oraciones y Misas de todos los que a través de este portal-familia, recibimos tantas gracias de su mano.

Creo que a todos ellos, algunos hermanos nuestros más lejanos, les gustará saber que hoy el padre Iraburu cumple 80 juveniles años, y así podrán rezar un poco más por él, que es rezar por todos sus hijos espirituales, los que nos sostenemos en su Fidelidad y bendita paternidad sacerdotal. Y dar gracias al Padre, que nos lo ha dado.

Como regalo, querido pater, dejo para leer meditando, esta preciosa composición de nuestro compatriota, al Amor de los Amores:

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2.06.15

(86) Las "Cartas Espirituales" (Abadía San José de Clairval)

huertoyterrazasabadToda planta para crecer, necesita ser regada.

Asimismo, la mayoría de los lectores estarán persuadidos de la imperiosa necesidad de nuestras almas de ser regularmente alimentadas, y además del Pan primero de los sacramentos y la Palabra de Dios, no podemos olvidar la importancia de la lectura espiritual para nuestro crecimiento, consuelo y remedio interior.

Sin embargo, hay que admitir que no todos los fieles tienen hoy lugares donde proveerse de buenas lecturas, ya sea por no contar con una buena biblioteca, como por estar atravesando situaciones adversas, que le impiden procurársela, ya sea material o digitalmente. Cuesta creerlo, pero hay aún una buena cantidad de católicos para quienes internet sigue siendo algo remoto, casi fuera de su alcance.

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2.02.15

(70) Identidad y misión profética de la vida consagrada

PresentacTemplo     En la fiesta de la Candelaria de este Año dedicado a la vida consagrada, queremos dirigir nuestra mirada y corazón a las múltiples formas con que la Providencia ha adornado y fortalecido a su Iglesia llamando de modo particular a ciertos hombres y mujeres para ser puentes privilegiados entre Dios y las almas.

Lamentamos que en medio de la confusión y hostilidad del mundo, en vez de revalorizar, agradecer y fomentar más que nunca las vocaciones a la vida consagrada, ésta sea a menudo soslayada o silenciada por algunos, pretendiendo que su eficacia está precisamente en la pérdida o “disimulo” de su naturaleza específica. Con la excusa de comprender e impregnar mejor las realidades temporales, hemos visto que  lo que se ha logrado, en cambio, es que se salpique de mundo todo lo sagrado, como si ésto debiera vivirse con culpa…

No podemos imaginar el desconcierto y angustia que produce a los jóvenes toparse con guías espirituales (ya sean sacerdotes o catequistas) a los que plantean confiados sus inquietudes vocacionales, y aquellos les salen con que primero “vivan la vida", terminen sus estudios, busquen un trabajo…como si se tratara de una enfermedad que deba evitarse. Luego, “si persisten los síntomas” y se vea que son incurables, ya se verá…¿es esto tener idea de los dones de Dios, que todos debemos cuidar para el bien común de su Iglesia? ¡Con lo maravilloso que es el espectáculo de la obra de Dios, y que la flor sea flor, el cielo esté arriba, la tierra debajo, y que cada uno responda al ser que se le ha dado como tesoro!

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21.01.15

(67) La verdadera Paz, que NO nos dará la ONU....

Qué es la “verdadera” paz? Tranquilidad en el orden. ¿Y qué más? Saber que la voluntad de Dios no se dobStaCatalinaSIenalega, El es rey soberano, y así siempre podemos decir que, finalmente, como repite una bella poesía navideña, “todo está bien”.

Hay una diferencia sustancial entre tener “sangre de pato” (ya sea por no entender nada de lo que sucede, o por tener un corazón de piedra), y la gracia de buscar la conformidad con la voluntad de Dios, porque éste es, en definitiva, el núcleo precioso y raíz tanto de la paz como de la santidad.

Muchos se precipitan y angustian por la enormidad de noticias que recibimos del mundo y especialmente de la Iglesia, creciendo los escándalos y apostasía, asombrándonos de la capacidad y vitalidad de los hijos de las tinieblas, y la primera tentación que asoma es la desesperanza cuando se mira todo apresuradamente (¡porque no podemos dejar de correr!).

En otras ocasiones, no se concibe que hasta los propios fieles -quien más nos quiere, en nuestra propia familia natural o religiosa- puedan ser instrumentos de prueba para sus hermanos, causando su confusión o incluso persecución.

Y sin embargo, por más que se ame con todo el corazón a nuestra Iglesia, por más que se quiera dar todo por ella (“siento la vocación de apóstol, guerrero, mártir”, decía Sta. Teresita, que resumió todo en la caridad del Carmelo), si descuidamos el combate supremo –en el fondo de nuestra alma, con nuestra propia y débil voluntad y amor propio- todo se derrumba como castillo de naipes, haciéndonos desfallecer.  Allí es donde se nubla la vista y se entorpece la marcha: cuando llega la estocada de donde menos se espera, y por eso “bajamos la guardia", y nos perturbamos.

Así lo expresa magníficamente Sta. Catalina de Siena (Diálogo, Oraciones y Soliloquios, BAC, 1980) -penúltima hija de una prole de 25 hijos, dicho sea de paso-:

“…¡La doctrina de la Verdad! Das tanta fortaleza al alma revestida de ti, que nada viene a menos ni por la adversidad ni por el sufrimiento, sino que en todo combate obtiene la victoria. Es fuerte mientras te sigue a ti, que has venido de la suma Fortaleza.

Para nada le valdría tu fortaleza al alma si ella no te sigue. Miserable de mí, que nunca te he seguido a ti, verdadera Doctrina. Por eso me encuentro tan débil, que desfallezco ante la menor tribulación…”

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