InfoCatólica / Caritas in Veritate / Categoría: cansancio

3.01.16

(109) La Madre de Dios no es "una cualquiera"!

MadredeDiosReinadelUniversoMás de una vez he sostenido que el acostumbramiento es una de las más graves amenazas que sufre la Iglesia, cuando los católicos creen que deben amoldarse a todo, comprender todo, agachar la cabeza ante todo y todos, porque todo es comprensible, justificable, perdonable, digno de ser mirado con indulgencia… Pero en medio de la “volteada”, muchos se van cansando, y urge que alguien tenga misericordia de aquellos que se cansan.

Un ejemplo que ilustra lo que decimos arriba es el caso de un anciano sacerdote salesiano, Pedro Marano s.d.b., de la diócesis de San Miguel, a quien “le gusta” oficiar las misas de modo cuasi payasesco, que comete regularmente abusos litúrgicos de diverso tenor (tomar gaseosa en medio de la misa, no usar la casulla ni en broma, permanecer sentado mientras un ministro es quien distribuye la comunión -sin impedimento para estar de pie el resto de la Misa-, y hasta –alguna vez he sido testigo- cambiar la lectura del Evangelio por una glosa “campechana” relatada por él mismo, aduciendo que el texto bíblico era “complicado”…) , pero que junto a una supuesta gran devoción por la Madre de Dios, se goza en la insistencia sobre su condición humilde…y con este pretexto, llega a decir barbaridades blasfemas, que si no escandalizan, al menos confunden gravemente a los fieles, habituándolos a un lenguaje completamente inapropiado para referirse a Ella.

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18.10.15

(99) Principios básicos para recordar, de cara a este Sínodo...

CenaJudasYa en los últimos días del Sínodo de la Familia, vemos que ha proliferado una serie de artículos en diversos medios, profetizando, ponderando, lamentando y celebrando las diferentes posiciones que desde hace más de un año suscitan en el pueblo fiel desde la euforia más auspiciosa hasta la decepción más amarga. Si en algo deberíamos coincidir, es en el reconocimiento de que lo más ausente allí ha sido el espíritu de unidad.

Y pese al cúmulo de datos que ofrecen o que tergiversan los medios de comunicación, notamos que muchísimos hijos de la Iglesia, en vez de estar más o mejor informados, han sido cada vez más confundidos, por no estar suficientemente formados en la fe que profesan.

A ello se suman los “despistes” de los propios responsables de “bajar” este acotecimiento eclesial al común  de los fieles. Vemos, en efecto, que hoy no faltan catequistas, religiosas (en cuya administración recaen numerosos colegios, con muchísimas familias que allí nutren su fe en gran medida) y hasta sacerdotes que –inclinados hacia una u otra facción de la pulseada entre modernistas y católicos-, colocan la frutilla de la torta en sus homilías, clases y hasta en la oración de los fieles, diciendo que “el Sínodo nos enseñará hacia dónde debe ir la familia cristiana en este tiempo de misericordia” (?), o bien creyendo que el Espíritu Santo inspirará DECISIONES (?) que tendrán que ser acatadas por el común de los bautizados.

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16.09.15

(96) Nuestra Señora de las Lágrimas

DolorosaUna y otra vez, cuando miramos a nuestro alrededor y nos oprimen el pecho muchas situaciones desgraciadas, muchas tormentas y desvíos, muchas cruces que se alzan en lo alto del Calvario de la Iglesia, surge la misma pregunta: ¿qué hacer?… gritar, llorar, correr… Las respuestas serán variadas, según lo que Dios haya dado a cada uno, pero hay una actitud que es irrenunciable, porque Nuestra Señora nos la señala, inquebrantable:

Estaba la Dolorosa

Junto al leño de la Cruz,

¡Qué alta palabra de luz!,

¡Qué manera tan graciosa

De enseñarnos la preciosa

Lección del callar doliente!

Tronaba el cielo rugiente,

La tierra se estremecía.

Bramaba el agua…María

Estaba, sencillamente.

(J. María Pemán)

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1.04.15

(79) Judas, el Desesperado (de Sto.Tomás Moro: "La Agonía de Cristo" IV )

“Qué digna de compasión es esta tenebrosidad de la débil y mortal condición humana que a menudo tiembla de miedo y se perturba tumultuosamente mientras ignora estar completamente a salvo; y otras veces, en cambio, se comporta como si nada le preocupara, segura de todo peligro, y del todo inconsciente de que una espada mortal pende sobre su cabeza (…) A Cristo clementísimo se ha de pedir por uno mismo y por los demás para no imitar a Judas en su obcecación frenética, y poder así aceptar la gracia que Dios ofrece para ser restaurados de nuevo por la penitencia y por la misericordia a la gloria.”

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Creo que nunca se meditará lo suficiente sobre el insondable misterio de la libertad humana, y las increíbles respuestas que podemos dar a la gracia divina. Hace un tiempo, un sacerdote muy querido nos decía apremiante: “¡tenemos el tristísimo privilegio de “inutilizar” la gracia, rechazándola voluntariamente!”. Y lo más triste es que quienes la rechazan, creen que lo hacen so capa de libertad, cuando el Hombre más libre, por el contrario, fue el Obediente por antonomasia.

El pasaje de la entrega voluntaria de Cristo a sus perseguidores, por amor a nosotros, merece más y más atención en este tiempo, sobre todo cuando se cierne sobre muchos la tentación más siniestra –por ser la mejor camuflada bajo aspecto de celo-, más luciferina, que es la Desesperación.

Judas ha pasado a la historia como el Traidor, y sin embargo, ¿acaso no fue traición también la de Pedro, cuando lo negó?…Pero San Pedro regresó arrepentido. ¿No tendríamos que designar más propiamente entonces, a Judas como el Desesperado? Qué paradójico resulta que quienes no son capaces de desconfiar de sí mismos en su obcecación, son quienes en cambio, desconfían en el último instante de la misericordia divina.

¿Imploramos suficientemente por la conversión los traidores, con tanto apremio como los demonios trabajan por la caída de los más fieles? Dios quiera darnos un corazón lúcido como el de  Sto. Tomás Moro en esta Semana, para hacerlo sincera y fervorosamente.

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30.03.15

(78) La conspiración del Traidor y la pereza de los Apóstoles -hoy como ayer- (de Sto.Tomás Moro: "La Agonía de Cristo", III )

“¿No es este contraste entre el traidor y los Apóstoles como una imagen especular, y no menos clara que triste y terrible, de lo que ha ocurrido a través de los siglos, desde aquellos tiempos hasta nuestros días? ¿Por qué no contemplan los obispos, en esta escena, su propia somnolencia? Han sucedido a los Apóstoles en el cargo, ¡ojalá reprodujeran sus virtudes con la misma gana y deseo con que abrazan su autoridad! ¡Ojalá les imitaran en lo otro con la fidelidad con que imitan su somnolencia! Pues son muchos los que se duermen en la tarea de sembrar virtudes entre la gente y mantener la verdadera doctrina, mientras que los enemigos de Cristo, con objeto de sembrar el vicio y desarraigar la fe (en la medida en que pueden prender de nuevo a Cristo y crucificarlo otra vez), se mantienen bien despiertos. Con razón dice Cristo que los hijos de las tinieblas son mucho más astutos que los hijos de la luz.”

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En los párrafos que presentamos en esta III selección de la Agonía de Cristo, de Sto. Tomás Moro, comprobamos una vez más la tremenda actualidad de las palabras de los santos, ya que muchas iluminan poderosamente la situación presente de la Iglesia.  Sabemos que a través de la historia, el avance de todo enemigo se produce en proporción al retroceso o pasividad de los “amigos”. Y es fácil echar la culpa, como Eva, a las insinuaciones de la serpiente, pero sabemos que no hay pecado si no abrimos antes la “puerta interna” de nuestra voluntad libre. Del mismo modo, como Iglesia, es oportuno repasar el mayor o menor grado de “complicidad” que cada miembro tiene en el avance del pecado a nuestro alrededor, porque no hemos sido suficientemente sal y luz del mundo, dejándolo en tinieblas, abriendo las “rendijas” para que todo se llene de humo…

Así deben haber hecho también los que en el Domingo de Ramos recibían con palmas a Quien el viernes pedirían crucifixión. Porque nuestra fidelidad puede ser como hoja que se lleva el viento, cuando no somos dóciles a la gracia de Dios.

Y ya que estamos en tiempos de un más profundo examen de conciencia, esperamos filialmente que  nuestros pastores también lo hagan, viendo el hambre y desamparo espiritual en que andan muchos fieles, esperando que algunos de ellos terminen de una vez su siesta.

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