(249) El fuego de Notre Dame y el humo de Satanás -pruebas y consideraciones-
“¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Hay fuego en la casa de Dios! ¡Fuego en las almas! ¡Fuego en el Santuario!” (S. Luis M. de Montfort, Súplica Ardiente)
Tras el silencio, el estupor y el llanto, todavía caben y urgen las palabras, y el buen tino cristiano nos debe llevar también a buscar respuestas tanto naturales como sobrenaturales.