InfoCatólica / Caritas in Veritate / Archivos para: Mayo 2017

10.05.17

(163) Falleció en Buenos Aires el r.p. Enrique José Laje s.j.

El p. Enrique José Laje, s.j., ha sido llamado por el Padre a los 90 años de edad en la noche del sábado 6 de mayo, habiéndose inhumado sus restos el domingo del Buen Pastor, coronando así su fidelidad sacerdotal como digno y genuino hijo de San Ignacio.

lajeEn honor a la justicia y gratitud de tantos alumnos e hijos espirituales que Dios le encomendó, publicamos una reseña de su obra, pidiendo a los lectores intercedan con sus oraciones por su eterno desacanso.

El p. Enrique José Laje, s.j. había nacido en Santa Rosa, La Pampa, el 13 de noviembre de 1927. Ingresó en la Compañía de Jesús a los 16 años y fue ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 1957, en el Colegio Máximo de San Miguel. Licenciado en Filosofía por la Facultad de Filosofía de Mount Saint Michel’s, Spokane, Estados Unidos, 1952; Master of Ars in Philosophy and Sciences, Gonzaga University, Spokane, Estados Unidos, 1952; licenciado en Teología por la Facultad de Teología del Colegio Máximo San José, de San Miguel, 1958; doctor en Teología por la Universidad Gregoriana, Roma, 1964.
Se desempeñó como docente en la Universidad del Salvador, desde las cátedras de Teología Dogmática, Teología Fundamental, De Deo Creante, Elevante et Consumante, de Ontología teológica y metafísica y de Doctrina Social de la Iglesia.

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8.05.17

(162) Virgen de Luján, Señora de la Fidelidad

lujanEntre todas las novedades y las modas -que siempre son pura mudanza- Nuestra Señora eligió dejarnos el ejemplo de la permanencia.

-¿Qué hizo Ella aquella vez, junto al río Luján?

- Simplemente se ha quedado.

También por Ella es posible quedarnos aún al pie de la Cruz que es en esta hora nuestra patria, tan desdibujado su rostro hispánico y mariano.

Porque muchas veces se piensa que por ser peregrinos, se trata de andar siempre cambiando, buscando nuevos caminos. Y resulta que si perdemos la Estrella, dejaríamos de ser peregrinos, para convertirnos en vagabundos…

El auténtico avance del cristiano no se mide en kilómetros horizontales recorridos, sino en ascensos hacia el Sol de las almas.  Como asciende quien se sube a los hombros de gigantes -la Tradición de la Iglesia- y ve más lejos, aunque algunos le reprochen que no camina, que está muy cómodo allí (¡y claro que lo está!), y que debe hacer “su propia experiencia"…Ésta es la suya: vivir anclado a la Verdad.

Así miramos cómo corre el río, pero sin presumir de ser el Mar.

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