25.12.22

La ternura de Dios. Por Mn Emmanuel Pujol, FSSP

Reproducimos por su interés la reflexión navideña de Mn. Emmanuel Pujol, FSSP.

Al empezar la carta de los Hebreos San Pablo recuerda que Dios en el pasado hablo a los hombres de muchas maneras para, seguidamente, resaltar la novedad de lo acontecido hoy: <<ahora nos ha hablado por medio del Hijo>> (Cf, Heb 1, 2). También en otro lugar, en la carta a los Gálatas, insiste sobre esta novedad, que ha traído consigo “la plenitud de los tiempos”: <<al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva>> (Gal 4, 4-5). San Pablo se refiere, naturalmente, a lo acontecido la Noche Buena de la Natividad de Jesús y nos explica su sentido salvífico.

Los acontecimientos de esta Noche Buena también son el trasfondo de las palabras de San Juan Evangelista que escuchamos todos los días en el segundo Evangelio, y que en el día de Navidad se proclaman solemnemente: <<En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios>> (Jn 1) << Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros>> (Jn 14). Por otro lado, los relatos de los evangelios de la infancia, en San Lucas y en San Mateo, ilustran y complementan, en sus detalles y pormenores históricos, la reflexión que San Juan y San Pablo exponen acerca de la Encarnación del Verbo; desvelando, por así decir, la ternura concreta con la que Dios ha querido presentarse entre nosotros. Por eso, también, sus relatos, en general, nos son más familiares y afectuosos, y han entrado profundamente dentro de la cultura popular.

Este aspecto, la ternura de Dios, es sobre el cual me gustaría reflexionar hoy, a propósito de los misterios de Navidad que en estos días contemplaremos en la liturgia.

En el pasado, aunque Dios habló de muchas maneras a los hombres (Cf. Heb 1, 1), solo de manera progresiva, y todavía velada, el Señor daba a conocer su ternura. Los diez mandamientos de la Ley de Dios fueron revelados entre truenos y terremotos (Cf. Ex 19, 16-25; 20, 18-26; Dt 5, 22-33). Con estos medios, Dios, inspirando un justo y sano temor, manifestaba su omnipotencia entre el pueblo de Israel. A Moisés entregó la Ley escrita en unas tablas de piedra como signo de la Alianza entre Dios y los hombres (Cf. 20, 1-17). Pero la piedra se convertirá en la imagen del corazón de Israel, incapaz de perseverar en la fidelidad a la Alianza. La justa Ira de Dios se enciende y amenaza con el castigo y el exterminio, pero se aplaca por la oración de Moisés (Cf. Ex 32, 7-14). Las palabras de Moisés, que intercede por el pueblo para que no sea aniquilado, representan la oración de los justos, que expresan a su vez lo íntimo del corazón misericordioso de Dios. La escritura plasma la “tensión” misteriosa entre la justicia y la misericordia de Dios.

A pesar de la infidelidad del pueblo, la ternura de Dios busca el corazón de los hombres y, por medio de sus Profetas, promete que dará un corazón de carne en lugar del corazón de piedra (Cf. Ez 36, 26-28). El corazón de carne que Dios quiere dar a los hombres para que cumplan sus preceptos, recordará a Israel que la Ley no debe ser el cumplimiento frío de unas normas, sino una relación amorosa con Dios. Por eso, los profetas comparan el amor de Dios por su pueblo con el amor del Esposo que ama una esposa infiel, a la que está dispuesto a perdonar, pero la llevará al desierto para purificarla y seducirla de nuevo (Os 2, 6). También, los Profetas comparan el amor de Dios con el amor entrañable de una madre por sus hijos (Cf. Is 49, 15); o el rey David en los salmos; ya cuando, lamentándose de sus pecados, imploraba el perdón (Cf. Sal 50); ya cuando, invadido de alegría, alababa y daba gracias a Dios por su misericordia (Cf. Sal 135); evoca la inmensa ternura de Dios, de la cual tiene experiencia sensible. También el profeta Elías, esperando en el Horeb la visita de Dios, no le descubre ni en el viento impetuoso, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en la brisa suave (Cf. 1 Re 19, 11-13) …

Pero la ternura de Dios en el AT es solamente un pequeño preludio de la ternura desatada en los misterios de la Encarnación del Verbo. En la suave brisa de la Noche Buena, nuestros ojos son atraídos a contemplar al niño que a nacido en Belén de la Virgen María. Nuestro afecto se detiene sin esfuerzo, inspirado en la cándida fragilidad con la que ha querido mostrarse el omnipotente. Dios, desvelando su ternura, actúa como el buen enamorado, que pretende atraerse la atención de la amada, mostrándose vulnerable a su amor, herido por su amor.

¿Qué ha sucedido en medio de la oscuridad y de las tinieblas? Un secreto envuelto en el silencio de la noche, del que, junto a José y a María, solo son testigos aquellos pobres animales, el buey y la mula. ¡Qué calidez la de aquel pobre establo! ¿Cuál es el sonido de la voz de Dios hecho hombre? Es el dulce llanto de un niño, que ha venido a llorar nuestros pecados. ¿Qué ha sucedido en medio de la noche? Un secreto revelado por ángeles a unos sencillos pastores que dormían bajo las estrellas. ¿Qué ha sucedido esta noche? Un secreto que puedes atisbar en el rumor de los pasos que se acercan al pesebre, en el rústico olor de los leños que calientan la estancia, en los ojos entumecidos por la emoción al contemplar tan gran misterio y en las manos callosas de los pastores que acarician al divino niño. ¿Qué ha sucedido esta noche? Un secreto que tu también reconocerás cuando te arrodilles ante él para adorarle y le traigas como presente tu corazón: ¡Dios se ha hecho hombre para hablarle a tu corazón desde el Suyo!

En este secreto descubrirás la obediencia de José y María que, sometidos a los edictos del Emperador, dan cumplimiento al plan de Dios. Pues el Mesías tenía que nacer en Belén de Judea como estaba profetizado (Cf. Mt 2, 6). Descubrirás la obediencia del Verbo, <<nacido bajo la ley>> (Gal 4, 4); que, como explica San Pablo, <<al entrar en el mundo dice: “Sacrificios y holocaustos tu no los deseas, pero me has dado un cuerpo, (…) he aquí que vengo a hacer tu voluntad”>> (Cf. Heb 10, 5. 10, 9b). Cuya voluntad será el sacrificio en su cuerpo cumplido en la Cruz (Cf. Heb 10, 10).

En este secreto descubrirás también la pobreza; el dignísimo vestido de la humildad, la sencillez y la confianza de quienes se saben en manos del Padre a pesar de las contrariedades; unidos al Dios que se hace pobre para enriquecernos. En su austera sobriedad y elegante modestia encontrarás la riqueza de la virtud y la conciencia recta, y la suma felicidad de las almas invadidas por Dios.

En este secreto encontrarás, al fin, la castidad virginal de la que quiso rodearse el Hijo de Dios en su círculo más íntimo: virgen es María –admirable misterio— intacta ha permanecido durante el parto la virginidad de la que concibió por obra y gracia del Espíritu Santo; virgen es San José; virginal su matrimonio; virginal, limpio y transparente el amor que los une; castísimos los detalles en los que el mutuo afecto se prodiga; noble el pudor y recato que adorna el hogar, los hábitos y las costumbres. Casta es la ternura que se respira en el portal de Belén. Castas y limpísimas sus miradas como castos y limpios se volvieron los ojos de los pastores al contemplarlos. Porque <<La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo>> (Jn 1-9).

Los Evangelios nos descubren el drama de este corazón que ha amado tanto a los hombres, pero que de ellos solo ha recibido a cambio desprecios. San Juan en el prólogo de su Evangelio lo dice en pocas palabras: <<Vino a su casa, y los suyos no le recibieron. >> (Jn 1, 11). Toda la Historia de la humanidad está traspasada por este drama: la ternura de Dios, dispuesta a desvelar su amor tomando nuestra carne, hasta el extremo de morir en la Cruz en rescate por todos; y la frialdad del corazón de los hombres, endurecidos y vueltos sobre sí mismos. Al punto que los hombres de todos los tiempos, en última instancia, se separarán entre los que Le han recibido y los que Le han rechazado (Cf. Mt 25, 31-43). El drama de la Historia de la Salvación es el rechazo de los suyos, porque <<muchos son los llamados, pero pocos los escogidos>> (Mt. 24, 14). Pero allí donde se le abre el corazón y se lo ama, Él ha prometido: <<Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada>> (Jn 14, 21); y, añade San Juan: <<a todos los que le recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios>> (Jn 1, 12).

En la Eucaristía, nosotros también podemos sentir la ternura de Dios al contemplar, al estilo de los pastores de Belén, los misterios de nuestra Redención. Podemos recibir, en la Comunión con su Cuerpo, la ternura de Dios que viene buscando nuestro corazón. Como José y María prepararon el establo para recibir a Jesús, podemos preparar nuestros corazones y nuestros hogares para que en ellos nazca nuestro Salvador y ser contados entre los escogidos.

¡Santa Navidad!

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24.12.22

Raúl Eguía Recuero analiza su libro «VIVIRÉIS, The Heartland of Saudade»

Después del éxito internacional del cuento «MATTEO, pase lo que pase YO SIEMPRE estoy contigo» https://www.amazon.es/dp/B0BN61ZCHX acaba de lanzarse su 3ª edición y ha sido N.1 en AMAZON en España, N.1 México, N.5 en Canadá, N.5 Países Bajos, N. 10 en Brasil, avanzando en USA; y después de la novela «BAITA, ya no te llamarán abandonada te llamarán mi favorita», Raúl Eguía Recuero vuelve para sorprender con una nueva novela, «VIVIRÉIS, The Heartland of Saudade» (Editorial BALMES, 2022)

Una obra que esconde dentro sorpresa tras sorpresa. Emoción intensa, un camino espiritual potente, verdadero, el de los santos, los caballeros, los mártires, pero para hombres de hoy, reales, con toda nuestra pobreza. Hablamos de ello con Raúl Eguía Recuero, sin zonas de confort.

¿Por qué continuamos empeñados en vivir en medio del ruido?

El mundo es mundo, lo importante es no dejar que se apodere de nuestro corazón. El ruido nos encierra, nos somete el pecado, florece la desconfianza, la violencia, la queja, … necesitamos lugares de silencio. VIVIRÉIS es un rincón de hogar, una oportunidad de hacer silencio y contemplar. Es una necesidad que todos tenemos, ¿no?

En el fondo es el anhelo de Verdad.

¡Exacto! En lo íntimo del corazón todos tenemos esa sed, un anhelo que ningún lenguaje puede describir, la fuerza de un Amor verdadero que llama, que interpela, un Fuego vivo. Y aunque quieras sepultarlo no puedes. Esa sed solo comienza a calmarse en el silencio de intimidad, en la oración; Luego se va colmando despacio al pie del Sagrario, estando junto al Señor sacramentado. Y crece el deseo de amarle. Sucede que poco a poco, entre lágrimas y arrepentimientos, como hace el Fuego, va dilatándose el corazón para acoger a Dios, porque Dios no se conforma con calentarte, quiere entrar a las entrañas de tu alma, vivir adentro contigo y transformarte entero. Ha venido a por ti, Javier, a por mí, a por todos, para que vivamos.

Uno busca, sin embargo ya ha sido encontrado…

Todos vamos buscando, aquí y allí, cada uno como puede, la necesidad de buscar cuál es tú lugar en el mundo, eso para lo que has nacido, pero…

¿pero?

Pero que nadie nos engañe, esa búsqueda SOLO se resuelve en la Verdad y la Verdad es Cristo. Sin Él podrás vivir mil vidas construidas y reconstruidas como te dé la gana, pero todas serán mentira. En Cristo, delante de él, sin máscaras, desnudo, todo se cae y todo comienza. Dios abre un horizonte inmenso porque te dice: CONMIGO, vamos juntos… ya no estás solo. Él nos ha creado para unirse a nosotros en los sacramentos, abrazarnos, alimentarnos, protegernos y que gocemos plenamente, después de la muerte, con Él.

Entonces, vivir es algo hermoso…

Eso es lo que nos promete el Señor: ¡VIVIRÉIS! ¡Todo está lleno de Belleza, Javier! de Belleza gratuita y regalada: la belleza de la creación, esa belleza escondida de las flores pequeñas que solo Dios ve, la Belleza de Nuestra Santa Madre Iglesia, del arte verdadero, la mirada de la esposa, de los hijos, de los hermanos, la ternura de la mano que aprieta un abuelo antes de morir,… Detenerse y contemplar, de eso va la novela «VIVIRÉIS, The Heartland of Saudade» de descubrir que en su Bondad vivimos, nos movemos y existimos, que su Amor sostiene el mundo, del milagro de darse cuenta que no podríamos subsistir ni un solo instante sin su Bondad. ¡Dios quiere que vivamos!

Pero hay un combate espiritual…

Hay búsqueda, pero también combate. Hay combate, pero también Esperanza. Uno se pone a buscar y, de pronto, se levanta ante ti una batalla de monstruos gigantescos, el mundo, el demonio y la carne, y tú tan poca cosa. Lo intentas y caes y el Señor te levanta, una vez y otra… y va venciendo Él contigo hasta que descubres que el principal enemigo es tu amor propio que impide le des a Dios total disponibilidad. Normalmente, al menos en mi caso, siempre nos guardamos algo para nosotros y Dios lo quiere TODO, porque se entrega TODO, entero, se subió a la Cruz y aun pudiendo bajarse no lo hizo… sobrecoge el Amor que Dios nos tiene. Cómo ha luchado por nosotros, cómo lucha por nosotros, cómo no ceja en el empeño de salvarnos.

De ese Amor es donde nace la Confianza, ¿se puede vivir confiando?

Sí, se puede vivir en esa confianza sin reservas, sin temer NADA, esa es la confianza de los niños que se apoyan en su Padre totalmente. Mira los bebés, mira los santos, mira a Nuestra Madre Inmaculada, mira al Señor. «El mirar de Dios es amar» dice San Juan de la Cruz. ¿Cómo tener miedo si tenemos un Padre que nos mira y nos ama, que lleva tatuado tu nombre en su mano, que todo lo permite para nuestro bien? Él lo hace TODO y el mayor signo de amor, como Padre, es que quiere que colaboremos con Él. TRABAJAR JUNTOS, hacerlo JUNTOS. A mí que soy padre de 4 pequeños me encanta poder hacer cosas juntos. CONMIGO, creo que esa es la palabra que desvela este corazón de Padre.

Trabajar juntos sí, pero con perseverancia…

¡Qué necesaria es la paciencia! Para conseguirla necesitamos humildad y oración, ir adentro, a lo profundo. «Con vuestra perseverancia salvareis vuestras almas» nos dice la Palabra de Dios y, también, «Sin Mí no podéis hacer nada». A mí me ayuda saber que debo hacer con ayuda de Dios lo que esté en mi mano, con mucho amor, siempre en la Verdad, ser fieles en las cosas pequeñas, las más insignificantes, sin más.

¿Por qué hay que caminar con lealtad?

Porque caminar con lealtad es un vivir ocupándose únicamente en el ejercicio de amar, con sencillez.

¿En qué está trabajando actualmente? ¿Cuál es el próximo/s libros?

Hay muchas personas que oran y hacen sacrificios por los lectores, por los escritores y nuestras familias, eso da un inmenso aliento e impulso para seguir. Es el corazón de la misión. Gracias a todos ellos y a mi familia en estos momentos los editores ya tienen en sus manos el Libro Primero de una Trilogía para jóvenes. Este primer volumen trata de la Fe, Ciencia y milagros eucarísticos. Es un thriller apasionante. Potente. Pronto, si Dios quiere, será publicado. Ahora estoy escribiendo una historia hermosa sobre una familia durante las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, un libro sobre lo sagrado de la Vida y la familia. ¡No somos huérfanos de Madre!

¿Dónde se puede adquirir la novela «VIVIRÉIS, The Heartland of Saudade»?

Hoy se lanza directamente en la Librería Balmes, en las siguientes semanas se irán ampliando los lugares de distribución.

▷ Viviréis | BalmesLibreria.com

Javier Navascués

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23.12.22

El espíritu contrarrevolucionario de la Navidad. Entrevista a César Félix Sánchez

César Félix Sánchez Martínez es doctor en Humanidades por la Universidad de Piura, Perú, así como bachiller y magíster en filosofía, bachiller y licenciado en literatura y lingüística y diplomado en historia. Es profesor en varios seminarios diocesanos y casas religiosas de formación. Es actualmente presidente de la filial en Arequipa, Perú, de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.

Es ya un lugar común denunciar la profunda falsificación que padecen las fiestas navideñas, ¿cuál es el origen de este proceso?

En esta época del año, la cultura popular masificada y los medios de comunicación se esmeran por falsificar el verdadero espíritu de esta fiesta desde hace ya bastante tiempo. Esta falsificación tiene sus orígenes en la primera gran revolución anticristiana: el protestantismo, particularmente en su impostación anglosajona.

El más grande enemigo de la Navidad de toda la historia después de Satanás fue Oliver Cromwell (1599-1658), el dictador regicida inglés creador de una teocracia demagógica inspirada en el calvinismo más extremista. Prohibió bajo penas severas celebrarla. Recién con la Restauración y, más propiamente, en el siglo XIX, de la mano de Charles Dickens y de la reina Victoria se intentó que en Gran Bretaña se popularizase de nuevo la celebración, aunque teñida de elementos románticos y “mágicos”. Parece ser que la migración católica a Inglaterra en aquella primera mitad del siglo XIX (exiliados franceses y inmigrantes irlandeses) y a Estados Unidos, generó en algunos sectores del pueblo y de la burguesía una gran nostalgia por esas festividades, que los católicos jamás dejaron de celebrar. Incluso en la América virreinal la Navidad era una gran fiesta que llegaba a opacar a la Epifanía (muy celebrada en la península) e incluso al tiempo pascual. De eso dan fe, por ejemplo, los grandes villancicos indohispanos, como la cachua Dennos lecencia, señores (s. XVI-XVII) del Códice Martínez de Compañón, que se cantaba y bailaba en el obispado de Trujillo del Perú, y que últimamente ha alcanzado gran fama universal.

Cuando llega el siglo XX, en Estados Unidos, algunos sectores muy influyentes en la economía y la cultura popular, de orígenes no cristianos o aún anticristianos, vieron con mucha urgencia la necesidad de descristianizar la Navidad. Y lo lograron, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, ayudados por la secularización de las costumbres que siguió al proceso de autodemolición del cristianismo. Este proceso se hace universal con la “norteamericanización” del mundo. Así, la Navidad pasa a ser, en el mejor de los casos, un ejemplo de enciclopedia del valor de la religión en el pragmatismo de William James: algo muy probablemente falso pero que nos sirve para unirnos más y ser mejores, y, en el peor, una especie de potlachconsumista, que llena la faltriquera de toda clase de pícaros. La figura grotesca de “Santa Claus” -creada por The Coca Cola Company a partir de deformaciones folklóricas de San Nicolás traídas por flamencos establecidos en la costa este del país- representa ambos extremos.

¿Cómo podríamos definir entonces el verdadero espíritu de la Navidad, entonces?

Es la fiesta del Nacimiento del Verbo Encarnado, la plena y pública manifestación de la irrupción del Logos eterno en la Historia. Por lo tanto, tendrá que ser un espíritu social. Y la manifestación social del Verbo Encarnado en la Historia no puede ser más que profundamente contrarrevolucionaria. Por eso podemos decir que la Navidad siempre será católica y contrarrevolucionaria, aunque les pese a los enemigos del orden cristiano. De ahí que la Navidad haya sido siempre la constante piedra de escándalo de laicistas de todo tipo. Nunca han podido destruirla, porque su fuerza reside en una promesa de redención y sobrenaturalización de todas las realidades humanas, incluso de las más humildes y sencillas. Y, por eso, la consecuencia necesaria de la Navidad es el reinado social de Jesucristo, es decir, la civilización cristiana.

Los grandes pensadores contrarrevolucionarios se dieron perfecta cuenta de esto. Tenemos el caso del brasileño Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995), autor de profundas meditaciones navideñas recogidas en un libro magnífico titulado El Príncipe de Paz. Meditaciones para el Adviento y la Navidad, y realizadas durante los momentos más trágicos y decisivos del siglo XX. Allí reflexiona sobre distintos aspectos de esta fiesta: desde la Gloria a Dios en las alturas, anunciada por los ángeles a los hombres aquella Noche Sagrada (profundamente significativa y muy pasada por alto), hasta la ofensiva laicista y revolucionaria contra la Navidad y el orden cristiano, así como la esperanza fundada de una restauración. Nos dice lo siguiente: “Nuestra época es un valle sombrío entre dos cumbres: la civilización del pasado, de la que decaímos a través de sucesivas catástrofes que comenzaron con la seudo-Reforma y culminaron con los totalitarismos de derecha e izquierda; y la civilización del futuro, hacia la cual caminamos a través de luchas y sinsabores que llenan, a cada momento, de cruces nuestro camino. Precisamente por eso, porque vivimos en los últimos momentos de un mundo que expira y ya vemos las señales precursoras de otro que nace, la lección de la Navidad tiene para nosotros un significado profundo que debemos meditar en los días de hoy” (O Legiónario, n. 328, 25/12/1938).

¿Y cuál es ese significado? Alcanzar esa gracia única de estos días: “Puestos los ojos en María, unidos a Ella, por medio de Ella, pidamos en esta Navidad la gracia única que realmente importa: el Reino de Dios en nosotros y en torno de nosotros. Todo lo demás nos será dado por añadidura” (Catolicismo, n. 24, diciembre de 1952).

¡Muy interesante! También nuestro Juan Vázquez de Mella (1861-1928) reflexionaba sobre la Navidad…

Sí, el fogoso diputado y pensador contrarrevolucionario asturiano tiene una meditación muy sugerente sobre la Nochebuena. Está en el segundo tomo de sus Obras Completas del excmo. Señor don Juan Vázquez de Mella y Fanjul, editado por la Junta del Homenaje a Mella en Madrid, en 1931, con prólogo del futuro mártir Víctor Pradera. Parece que fue un artículo publicado a fines del siglo XIX en El Correo Español. Ahí señala lo siguiente: “Los Reyes Magos, guiados por celeste luz, van a postrarse ante la cuna del Dios-hombre como ejemplo del deber que tienen todas las potestades de rendirse ante la suya, y como muestra de la obligación que pesa sobre los reyes de hincar la rodilla y ofrecer la corona al que da y quita los reinos y juzga las justicias de los hombres. En el portal de Belén comienza aquella frontera que termina en el Calvario y que separa permanentemente dos mundos: El que se engrandece y prospera a la sombra protectora de la Cruz, porque es libre al amparo de su ley; y el que esclaviza al hombre con la cadena del naturalismo y ahoga la sublime tendencia de su naturaleza a la posesión del bien infinito, encerrándola en el estrecho vínculo de la vida presente, y mostrándole como único porvenir este valle de lágrimas, convertido en tenebrosa mazmorra cuando no le iluminan los eternos resplandores”.

La Navidad sería por tanto un antídoto perfecto contra los errores de la Modernidad…

El constitutivo formal de la Modernidad filosófica y religiosa consiste en el llamado principio de autonomía, que separa a lo humano de lo divino, al individuo de la sociedad y al presente de la Tradición y la Eternidad. La Navidad, por el contrario, celebra la unión de lo humano y lo divino en Nuestro Señor Jesucristo, no solo encarnado en las purísimas entrañas de la Santísima Virgen, sino nacido ya de su seno para ser adorado por los hombres: plebeyos y nobles, sabios y simples, judíos y gentiles, en la persona de los pastores y los magos. Y no solo por los hombres, sino por las Sustancias Espirituales separadas y por la creación toda, secundum quid. La Navidad, además, es la fiesta de la familia y de la verdadera solidaridad, contra el igualitarismo que, sea en su visión colectivista o individualista, anula las relaciones naturales entre las personas. Y finalmente, por su condición esencialmente litúrgica, une el presente con la Eternidad y compendia los signos y anuncios mesiánicos de la historia sagrada previa.

¿Cómo vive la liturgia tradicional la Navidad?

El rito romano tradicional nos revela innumerables misterios y riquezas en estos días, tanto en los últimos días del Adviento, como en la Nochebuena y la Navidad. Desde las antífonas de la O hasta el himno Rorate Caeli, y todo, en verdad, nos habla en el Adviento de la primera y segunda venidas de Cristo. Las témporas de Adviento, que se celebraron la semana pasada, también tienen una riqueza litúrgica y escriturística extraordinaria: son el tiempo más penitencial de este periodo y en las lecciones se leen las profecías veterotestamentarias sobre el advenimiento del Mesías y la unión más profunda entre lo humano y lo divino que significará su nacimiento.

La liturgia navideña, por su parte, revela la gran alegría de la Iglesia ante esta unión sobrenatural entre lo humano y lo divino y sus incalculables consecuencias en todos los órdenes. De este gran gozo de los hombres ante esta buena noticia nos habla la liturgia: “Laeténtur caeli, et exsúltet terra ante faciem Domini”/¡Alégrense los cielos y exulte la tierra ante la faz del Señor! (Ofertorio de la Misa de Medianoche de la Natividad del Señor), “Viderunt omnes fines terrae salutáre Dei nostri: jubilate Deo, omnis terra”/ ¡Vieron todos los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios; canta a Dios, ¡oh tierra toda!” (Gradual de la Misa del Día de la Natividad del Señor). La vida cotidiana se ha encontrado finalmente con la Eternidad. Los pastores, en medio de sus labores habituales, recibieron el anuncio de la boca misma de los ministros de Dios altísimo, los ángeles, incluso antes que los contemplativos, que tuvieron que conformarse con interpretar un signo celeste y llegar tarde. Sobre esta diferencia del anuncio entre los pastores y los magos le gustaba reflexionar al gran escritor católico inglés Evelyn Waugh.

Háblenos de la llamada tregua de Navidad de 1914, que siempre se recuerda en estas fechas. La influencia de Benedicto XV ha sido olvidada en este punto…

Sí, por lo general se ignora en las representaciones cinematográficas de este acontecimiento el llamado a la paz que hizo Benedicto XV el 7 de diciembre de 1914: “Que se silencien las armas al menos en la noche en que los ángeles cantaron”. Pero un historiador contemporáneo como sir Max Hastings, en 1914. El año de la catástrofe lo reconoce: “Cuando se acercaba la Navidad, el papa Benedicto XV hizo un llamamiento público para que, en aquellas fechas santas del cristianismo, se suspendieran las hostilidades. Gobiernos y comandantes rechazaron de inmediato la idea, pero sus soldados se mostraron mejor dispuestos. Las treguas espontáneas de 1914 -porque hubo muchas, en todos los frentes, menos en el serbio- atraen con fuerza la imaginación de la posteridad, como símbolo de la inutilidad de un conflicto en el que no había una verdadera animosidad o propósito. Se trata de una conclusión bastante injustificada (…) Los accesos de sentimentalismo y autocompasión de diciembre de 1914, casi todos iniciados por alemanes, solo eran reflejo del hecho de que, en Navidad, casi todos los miembros de la cultura cristiana deseaban estar en casa con los suyos (…)”.

Aunque, al menos Hastings reconoce el papel jugado por el pontífice y, al menos, menciona la cultura cristiana, creo que es evidente, incluso por propios datos que él mismo brinda sobre la tregua, que no solo fue un “sentimentalismo” nacido del querer “estar en casa con los suyos”. Los soldados de todos los ejércitos de aquella época no vivían todavía la catarata de estímulos sensibles asociados a la reducción de la Navidad a un mero festival familiar donde todos deben regresar al hogar ancestral como podría ser el Año Nuevo chino, ni tampoco eran hombres-masa sin identidad, ávidos solamente de regresar a su rincón caliente particular donde pudieran dar rienda suelta a sus apetitos sensibles, sino que también se sentían parte de un todo mayor, de la Cristiandad, aunque ahora en ruinas, que los unía en una devoción a Cristo más allá de sus diferencias políticas contingentes. Y, además, lo que los movió a salir de sus trincheras fue también poder ayudar con pequeños actos de caridad a sus “pobres” enemigos en recuerdo e imitación de su Señor, aun si borrosamente vislumbrados.

Las pruebas de este espíritu las ofrece el mismo Hastings: la historia poco conocida de la tregua entre belgas y alemanes en el frente de Ypres. Recordemos que el paso del Heer imperial por las tierras de Flandes durante los últimos meses había sido todo menos misericordioso, y existía una viva animosidad entre ambos pueblos (claro que palidecería comparada con los odios monstruosos de la siguiente guerra, signada ya por el totalitarismo). En esa ocasión, dos oficiales alemanes pidieron ver, en medio de la tregua de esa Nochebuena, a un capellán castrense belga para entregarle un cáliz que habían encontrado durante la batalla por Dixmude.

Además, el único ejército donde existió cierta apertura a la idea de una tregua navideña por parte del alto liderazgo fue, como no podía ser de otra forma, el de la católica monarquía austrohúngara. Escribe Hastings: “El día de Navidad, en Galizia, las tropas austríacas recibieron orden de no disparar a menos que se les provocara y los rusos mostraron la misma contención. Algunos sitiadores de Przemysl depositaron tres árboles de Navidad en tierra de nadie, con una nota cortés dirigida al enemigo: ‘Les deseamos, héroes de Przemysl, una feliz Navidad y esperamos llegar a un acuerdo pacífico lo antes posible’. Hubo encuentros de soldados en terreno intermedio (…). Cuando los hombres del zar celebraron sus propias festividades, unos pocos días más tarde, las tropas habsburguesas les correspondieron”.

¿No tendría que ver este mayor compromiso con la tregua de la monarquía católica austríaca en particular (y de los soldados de las monarquías cristianas alemana y rusa, en general) con el hecho de que era esta un último vestigio de la Cristiandad? Nada refleja la condición de la Gran Guerra como suicidio de la Europa cristiana que el hecho de que la tregua de Navidad de 1914 no haya vuelto a repetirse jamás.

Ahora también hay una guerra en el mundo y en Europa oriental, precisamente. Pero ya no se enfrentan Francisco José con Nicolás II sino Zelenski con Putin. No esperemos ningún gesto de grandeza esta Navidad, sino las usuales manipulaciones emocionales ridículas, las mentiras y los maquiavelismos y crueldades de todo tipo que hemos venido observando en estos meses.

Hablemos ahora de los villancicos tradicionales, ¿cómo contribuyen a vivir con intensidad el espíritu navideño?

Todos los misterios de la Redención, de la unión de lo finito y lo infinito y de sus consecuencias para el hombre se reflejan en los villancicos tradicionales de todas las naciones cristianas, en una correspondencia perfecta entre medio y mensaje, pues es precisamente la Navidad la que genera que, de todas las artes folklóricas del universo, las surgidas del Occidente cristiano hayan sido las que alcanzasen mayor profundidad metafísica y estética. El carácter popular de los villancicos se corresponde perfectamente con el carácter popular de la Navidad: un escenario de gentes sencillas, trabajadoras, en medio de sus labores cotidianas con sus animales domésticos, pero que se aprestan a recibir la visita de Dios. Eso es algo que no tiene ningún punto de comparación con las teogonías mitológicas de todos los pueblos paganos, en las que el nacimiento o irrupción del dios está rodeado de elementos insólitos y espectaculares, que reflejan la divinización de las fuerzas de la naturaleza incontrolables o de la fuerza militar de los liderazgos políticos.

Desde Stille Nacht compuesta hace doscientos años por el maestro Gruber y el párroco rural Mohr en Austria, hasta el Adeste Fideles del católico inglés -jacobita y contrarrevolucionario- John Francis Wade (1711-1786), la música popular ligada a la Navidad ha sabido conjugar poesía con profundidad teológica, logrando una belleza tan singular que ha cautivado incluso a los no cristianos.

Los enemigos de la Iglesia combaten los villancicos y todo signo religioso de la Navidad en los espacios públicos…

Siempre habrá un odio a la Navidad por parte de los enemigos de Cristo. No nos referimos aquí, claro está, a los que por ignorancia y/o hastío repudian la Navidad made-in-USA. El laicismo, plenamente coherente con sus principios, pretende expulsar del espacio público a la Navidad, porque entiende correctamente que no puede dejar de ser católica y contrarrevolucionaria, a pesar de tantos siglos de desfiguración. Ahora la moda ideológica va por “deconstruir” la Navidad presentándola como racista y patriarcal. Pero los enemigos de la Navidad se están topando con reacciones cada vez más vivas por parte de sectores importantes de la opinión pública, incluso no particularmente religiosos, cansados de ver que las cosas más queridas acaban siendo pisoteadas y blasfemadas por élites corruptas. ¿Será la “sublime tendencia” de la naturaleza humana que aspira a los bienes infinitos, de la que hablaba Vázquez de Mella, y que todavía vive, como un pequeño rescoldo, en el corazón de tantos extraviados? ¿O será una de las “señales precursoras” de esa civilización restaurada en Cristo anunciada por Plinio Corrêa de Oliveira? Sea lo que fuere, fiat voluntas Domini. ¡Una Santa Navidad a todos!

Por Javier Navascués

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Masivo
En efecto Cromwell prohibió celebrar la Navidad, y muchas otras cosas como bailar, tocar música o jugar a las cartas.
23/12/22 8:56 PM

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22.12.22

Onésimo García habla de Las reglas del soldado de Cristo, basadas en el espíritu ignaciano y el castrense

Onésimo García. Nacido en Las Palmas de Gran Canaria por motivos laborales se trasladó a Madrid donde actualmente trabaja y reside.

Habiendo recibido una oferta de Círculo Rojo para publicar un libro se animó a ofrecer el que tenía escrito que vio podría ser útil a no pocas almas. De ahí nació el trabajo de transcribirlo y adaptarlo al público para que llegando a manos del lector le fuese ameno, instructivo y edificante. Y así se dio a luz el libro Las Reglas del soldado de Cristo.

¿Por qué decidió escribir un libro sobre las reglas del soldado de Cristo?

Si bien este libro fue escrito para ciertas personas a nivel particular, no obstante, ante un ofrecimiento de la editorial Círculo Rojo para publicar un libro presenté el mío, viendo que su contenido podría ser útil a otras personas.

Realmente está compuesto por cuatro, que se escribió en distintos momentos y dirigido a distintas personas. Y fue en el proceso de corrección y adaptación al público cuando se añadió cosas novedosas que enriquecieron su contenido.

Si bien al escribirlo no seguí un ideario, no obstante, al juntarlos vi que se complementaban ya que se ofrecía: un principio y fundamento en la vida espiritual para servir a Dios. El de San Ignacio de Loyola; un decálogo inspirado en las enseñanzas evangélicas y los decálogos de la Legión y de la Infantería de Marina; unos hábitos espirituales a seguir que ayudan a ser constante en sus prácticas piadosas de su día a dia; una forma para dedicarse más a la vida de oración y entrega a Dios; un modo para recobrar la fe y confianza en Dios a los que la perdieron.

Es decir, se ofrece lo que a todo soldado que aspira a entrar en un Ejército desea: un motivo por el que luchar y sacrificarse. Todo por la Patria; unos hábitos u orden del día o cosas que le ayuden a mantener los quehaceres y régimen de disciplina interna; unos ejercicios de adiestramiento para capacitarlo para la batalla; y fomentar una confianza en el líder para que obedezca con convicción, prontitud y lealtad.

¿A quien considera soldado de Cristo?

Realmente toda persona, siga o no a Cristo, milita en la tierra por la lucha en seguir los rectos juicios de la razón, o conciencia, o voz de Dios, como bien nos lo declara el Santo Job: Militia est vita hominis super terram.

La característica especial del soldado de Cristo que los diferencia de los que solo se guían por la ley natural, la conciencia o voz de Dios en el alma es que, conociendo su doctrina y Gracia de Redención la aceptan y reciben. Y se esfuerzan en guardar su enseñanzas y se honran en sufrir por su Nombre. Es decir, implica: imitar sus hábitos para mejor asemejarnos a Él; seguir sus enseñanzas evangélicas, como son, guardar los Mandamientos Divinos según los perfeccionó, las Bienaventuranzas, el ejercitar la caridad y el perdón con los que nos ofenden, seguir sus directrices cuando oramos y hacemos penitencia, la confianza en su Divina Providencia y otros consejos declarados en el Sermón de la Montaña y en sus predicaciones. Y, como no, recibir los Sacramentos cuando está en su mano recibirlos.

¿Por qué los católicos debemos tener una actitud militante?

Todo aquel que empieza a servir a Dios lleva como consecuencia el demostrar con obras su fe. Esto llevará dos grandes beneficios: por una parte mereceremos más para la vida eterna; y por otra ayudaremos a encaminar al bien a otras almas al ver nuestra caridad y rectitud de vida.

También implica el sufrir contrariedades, obstáculos y otras dificultades para que el bien obrar no siga adelante, como enseña San Ignacio. Y, por otro lado, recibir ánimos, fuerzas y consolaciones que le anime a seguir el bien comenzado. Es decir, el esfuerzo por alcanzar la victoria y méritos para la vida eterna está condicionada a nuestra correspondencia a la gracia. Y es por ello que la actitud militante o espíritu de superación es necesario para vencer y ganar si queremos triunfar.

En resumen, todo aquel que se considere Católico o seguidor de Cristo, debe esforzarse en practicar una vida de oración, que le lleve a alcanzar más gracias para corresponder al Señor por todos los beneficios, indulgencias, delicadezas especiales y favores recibidos de sus Manos. Y enderezar su vida conforme a los Diez Mandamientos y saber renunciar por seguir la Voluntad Divina. En esto está la riqueza interior del cristiano, en unirse más a Dios, y en el conocerle para más amarle e imitarle.

¿Por qué a decidido basar parte del libro en las enseñanzas de San Ignacio destacando las de la discreción de espíritus?

Por una parte por la gran importancia el conocerlos, ya que ayudan muchísimo a entender los diferentes estados que pasa el alma y el porqué de esas mociones. Y que si muchos los conociesen, no serían tan fácilmente engañados por el enemigo infernal. Sobre todo cuando entra con aparentes buenos pensamientos y luego le va apartando poco a poco del bien comenzado. De ahí que el autor para mejor hacer comprender sus enseñanzas añada a ellos algunas cosas para mejor entenderlos y ponerlos en práctica.

¿Por qué da unas pautas a modo de decálogo castrense?

Por la sabiduría e importancia que encierran el tenerlo, ya sea en un ámbito militar o no, ya que nos ayuda a recordar más fácilmente las cosas que debemos hacer o no hacer. Y en momentos de incertidumbre o de estrés trayéndolos a la memoria, ayudarnos a afianzarnos en ellos y no flaquear.

Es decir, la importancia psicológica o provecho que encierran son: hacer que no se olviden los principios que con el continuo recuerdo se quiere inculcar para así mantener el espíritu y disciplina; y en los momentos difíciles su recuerdo le ayude a fortalecerle, le anime, le oriente y saque en algunos casos fuerza de flaqueza.

En conclusión, viendo la necesidad de sintetizar unos consejos y prácticas piadosas vi muy conveniente hacer uno al estilo castrense adaptado a la vida y espíritu cristiano.

¿Por qué insiste principalmente en la lucha por dejar aquellos vicios que más nos cuestan?

Realmente no soy yo sino el mismo Señor a través de las enseñanzas contenidas en las Sagradas Escrituras que vio el autor muy conveniente traerlas, el que nos exhorta paternalmente a dejar las cosas que nos dañan espiritualmente y los grandes beneficios que trae el seguir los Mandamientos de Dios, la cual es salud para los pecadores y fortaleza y guía para los que los guardan.

Por otro lado el motivo real del libro, el fin que persigue es ayudar a fomentar el deseo de ser mejor, ayudar al caído, y se encuentre en él una guía y prácticas seguras y entendibles que les haga crecer en su vida de unión con Dios.

¿Qué dice sobre la importancia de adquirir buenos hábitos?

Psicológicamente está demostrado el beneficio cognitivo de seguir e introducir buenos hábitos saludables en nuestra vida que nos ayuden. Por un lado, a crecer en nuestra autoestima; por otro, a ayudarnos a mantener la mente ocupada y ser constante en un bien comenzado; y el ayudarnos organizar mejor las tareas del día.

En el ámbito espiritual tiene una importancia enorme, no solo para mantener el espíritu, sino para ser constante en las oraciones diarias y otros ejercicios espirituales. Y no digamos cuando uno se descarría y le vence la tentación, ya que le ayudará de nuevo a encauzar su vida y sus buenas acciones y levantarse retornando a ellas.

¿Por qué incluye un apartado que va dirigido a aquellas personas que han perdido la fe?

Este apartado realmente fue escrito para una persona piadosa y de gran fe y muy apreciada que, al empezar a sufrir contrariedades de la vida y sentirse tan agobiada logró lo que Satanás quiere en estos casos, muy bien declarados por otra parte por San Ignacio cuando habla de los escrúpulos. Es decir, abandonar las prácticas piadosas y los actos buenos.

Por tanto, el fin que persigue ese escrito son: desear ayudar a comprender cómo Satanás logró agobiarla con escrúpulos y contradicciones para abatirla y renunciase a sus principios y su fe; ilustrar cual fue el principio de su mal; y comprendiendo las astucias y modo de obrar del enemigo, que logró vencerla y conquistar la fortaleza de su alma, ahora bien entendiéndolo salga de ese engaño; y ya convencida que hubo malos entendidos se levante y siga de nuevo al Señor con grandeza de espíritu.

Adquiera el libro: El mejor regalo para estas Navidades

LAS REGLAS DEL SOLDADO DE CRISTO | ONESIMO GARCIA | Casa del Libro

Por Javier Navascués

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21.12.22

Ramón Rosal analiza su obra 7 memorias históricas silenciadas o distorsionadas

Ramón Rosal Cortés (Barcelona, 1932), es Doctor en Psicología y licenciado en Filosofía y Psicología. Co-fundador, en 1979, del Instituto Erich Fromm de Psicoterapia Integradora Humanista, en el que ha ejercido muchos años como docente de postgrado y psicoterapeuta individual y grupal. Ha publicado 24 libros, de temática psicológica, filosófica, de espiritualidad y religión. Tras su jubilación, se ha centrado en la investigación sobre psicología de la espiritualidad, de los valores éticos y de la religión. Es clérigo, incardinado desde 1974 en la Ciudad Condal. En esta entrevista analiza su libro  7 memorias históricas silenciadas o distorsionadas.

¿Por qué escribió este libro sobre algunas memorias históricas silenciadas o distorsionadas?

Porque, en ocasión de haber ampliado, durante los últimos veinte años, mi información sobre la historia, en especial la de España, pude darme cuenta del total desconocimiento, por parte de la mayoría de jóvenes y adultos, de acontecimientos históricos del pasado. Desconocimiento que reconocí también por mi parte.

Eran acontecimientos que implicaban graves errores o injusticias cometidas en el pasado; o, por el contrario, actuaciones especialmente valiosas y meritorias llevadas a cabo por ciudadanos cristianos.

Cuando comprobé este desconocimiento, tanto de graves errores o injusticias, como de importantes logros, sentí tristeza, o también indignación. Y me sentí con la obligación moral de contribuir –dentro de mis posibilidades- a escribir algo para reparar esta injusta desmemoria histórica. De haberme despreocupado, habría tenido un sentimiento de culpa por un pecado de omisión ante estos sucesos de nuestro pasado histórico, silenciados o distorsionados.

De todas las mentiras de la historia, ¿cuál ha sido el criterio para seleccionar las 7 del libro?

En realidad, no son solo siete, sino alrededor de cuarenta las memorias históricas a las que me refiero. He agrupado en siete capítulos las que tuvieron lugar en diferentes etapas de nuestra historia. Informo sobre sucesos ocurridos en la Edad Moderna, durante el Renacimiento, o en la Edad Contemporánea, desde la Segunda República. En el capítulo primero, sobre el descubrimiento y colonización de América, aparecen unas diez memorias históricas silenciadas o distorsionadas por la “Leyenda Negra”.

En primer lugar habría que desmentir que el descubrimiento de América fue tan perjudicial para los indios como nos quieren hacer creer.

Me resulta sorprendente que hayan sido principalmente historiadores extranjeros los que me han podido informar sobre valiosas contribuciones de los colonizadores españoles. Entre los hechos que desconocía estaban, por ejemplo:

  • Que el verdadero descubridor de América no fue Cristóbal Colón, sino el andaluz Alonso Sánchez, que al morir dejó sus mapas, conservados lamentablemente en secreto por Colón.

  • Que laicos y religiosos franciscanos denunciaron ante los reyes, entre otras conductas, la práctica de la esclavitud promovida por Cristóbal Colón, que al poco tiempo fue destituido de sus cargos, arrestado y enviado a España, junto con sus dos hermanos.

  • Que la reina Isabel de Castilla reaccionó violentamente cuando Colón le envió esclavos indios, y anunció públicamente que “aquellos que hubiesen tenido esclavos debían devolverlos, so pena de muerte, libres a su lugar de origen”.

  • Que también la reina Isabel estableció las denominadas “encomiendas” y posteriormente las “reducciones” (promovidas por jesuitas) para la protección y dignificación de los indios respecto al peligro de ser captados como esclavos por los caciques incas de Perú, o por los aztecas de México, o por algún posible cacique español, o el peligro de ser torturados y matados como sacrificio a los dioses.

  • Que también la Reina Isabel estableció: a) que nunca habría indígenas esclavos en Iberoamérica (a diferencia de lo habitual en todos los imperios); b) que deberían cobrar por sus trabajos lo mismo que los españoles; c) que no se permitirían conversiones al Cristianismo que estuviesen motivadas por complacer a los gobernantes españoles o responsables de las encomiendas.

  • Que me suscitaban también admiración la reina Isabel y sus sucesores Carlos I y Felipe II, por haber mantenido la obligación de proteger las lenguas indígenas al exigir a todos los maestros españoles, y a los misioneros, dirigirse a los indios en sus lenguas, tras el aprendizaje de las mismas.

  • Que igualmente suscita mi admiración al arzobispo de Lima, Jerónimo de Loaysa, por haber exigido –y logrado- que se cumpliese la obligación de restituir a los indios indígenas todas aquellas propiedades y bienes de los que algunos conquistadores se hubiesen apropiado. Asimismo, por haber creado la primera Facultad Universitaria, en Lima, sobre lenguas y culturas indígenas.

  • Y todos los españoles que contribuyeron a proteger a los indios en su derecho a la educación, logrando notablemente dignificar la vida de pueblos indígenas, que en su gran mayoría vivían al nivel de la Prehistoria, en cuevas, sin diversidad de aprendizajes y oficios, etc.

  • Asimismo, todos los que, siguiendo las leyes de los reyes de España, lograron una calidad, respecto a los derechos laborales, que supuso un adelanto de tres siglos respecto al tratamiento de los trabajadores en Europa.

También se acusa a la Iglesia de ser impasible ante las injusticias sociales, cuando no ha hecho otra cosa que denunciarlas a lo largo de la historia…

No solo las ha denunciado, sino también han sido miembros de la Iglesia los pioneros de iniciativas para la protección de los derechos: a la asistencia e integración social, a la educación y a la salud, en una época en la que los Estados no habían asumido todavía su responsabilidad para contribuir a que no solo fuese un privilegio de la aristocracia o de la alta burguesía, que eran las únicas que podían tener atendidos estos derechos.

Respecto a los derechos laborales, la forma como fueron atendidos en América durante los siglos XV a XVIII, supuso un adelanto de tres siglos respecto a las leyes sobre el trabajo en Europa.

Informo también sobre una selección de políticos, catedráticos, empresarios, etc. europeos cristianos que, ya antes del Manifiesto de Karl Marx, contribuyeron a la creación y al cumplimiento de leyes y deberes para proteger a los proletarios de las injustas situaciones en que se encontraban tras la Revolución Industrial, en el marco de un liberalismo económico que ya fue condenado en la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII. A partir de este, todos los papas han ido ampliando con sucesivas encíclicas la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente para la promoción de la justicia social. Para responsabilizar principalmente a los cristianos implicados en la Política, la docencia Universitaria, la Investigación, las iniciativas empresariales, etc.

Igualmente se acusa a Pío XII de colaborar con los nazis. ¿Cómo se puede demostrar que no fue así?

La doctora Ana Gimeno-Bayón resume con claridad, en su prólogo al libro, sobre la causa principal de esta injusta acusación respecto a Pío XII.

Las calumnias hacia el papa Pío XII, y de rebote contra el conjunto de la Iglesia Católica, por su postura ante el holocausto judío, popularizadas a partir de la representación teatral, en 1963 -y en contra de todas las evidencias históricas- de la obra El Vicario, de Rolf Hochhuth. Si es cierta la noticia que recoge la wikipedia, a partir de un exgeneral que desertó del bloque soviético ”fue el fruto de un plan de desacreditación ordenado por Nikita Jruschov y pergeñado por la KGB en 1960[…] El Vicario tuvo como objetivo minar la autoridad moral del Vaticano y su influencia en Occidente”. Por suerte, acaban de abrirse los archivos vaticanos relativos a estos hechos que desbaratan tamaña torpeza comunicativa (salvo que los silencien o distorsionen, claro).

Respecto al capítulo cuarto, las diez personalidades de judíos a los que me he referido, casi todos representantes de colectivos, me suscitan un sentimiento de admiración, al comprobar su independencia respecto a prejuicios ambientales, para saber agradecer profundamente al papa Pío XII su valiosa contribución para la protección de los judíos, instalados en numerosos locales de la Iglesia en Roma.

De modo especial me sorprendió la declaración de Albert Einstein en Time Magazine, que tuvo gran resonancia. Einstein afirmó lo siguiente, entre otros elogios: “Antes no había sentido ningún interés especial por la Iglesia, pero ahora siento por ella un gran afecto y admiración porque solo la Iglesia ha tenido la valentía y la obstinación de sostener la verdad intelectual y la libertad moral”.

Asimismo la del rabino jefe de la comunidad judía de Roma, Israeli Zolli que, finalizada la guerra, se convirtió al catolicismo, bautizándose el 13 de febrero de 1945.

Se dice que la Guerra Civil se produjo porque unos militares se alzaron contra la democracia…

Respecto a los antecedentes y causas de la guerra civil, entre los muchos sucesos ocurridos durante la Segunda República, me detengo, entre otros, en recordar:

  • Que Largo Caballero, socialista prosoviético, llamado “el Lenin español”, promovió una revolución armada –la “revolución de Asturias”, con expectativa de guerra civil- contra el resultado de las urnas y contra el pacto que proyectaban para gobernar los dos partidos que obtuvieron más votos: el Partido Radical de centro-izquierda, de Alejandro Lerroux, y el nuevo partido republicano de derechas, la CEDA.

Creo que ahí empezó la costumbre, inaugurada por Largo Caballero, de calificar de “fascistas” a todos los que discrepasen de sus proyectos. Fue también Largo Caballero el que, con sus discursos demagógicos, logró que el valioso socialista Julián Besteiro –que había sido el primer presidente del Parlamento Republicano y luego presidente de la UGT- fuese destituido de este cargo, por negarse a implicar a la UGT en el proyecto revolucionario de Largo.

En el libro también incluyo una importante declaración de un tercer líder socialista, Indalecio Prieto, manifestándose desde su exilio en México, profundamente arrepentido por haber apoyado en el pasado la iniciativa revolucionaria de Largo, contra la democracia parlamentaria.

También informo de otros antecedentes más de la actuación del general Franco, tras haber rechazado en otras cinco ocasiones – durante situaciones convulsas de la república- la petición de promover un golpe de Estado, para proteger la República del caos producido, principalmente, por los revolucionarios anarquistas, en especial desde el gobierno del Frente Popular.

¿Quisieron realmente acabar con el catolicismo al matar sacerdotes e incendiar los templos?

Efectivamente, como consta según las palabras de algunos líderes comunistas, un objetivo fue matar a todos los curas e incendiar todos los templos. Formaba parte de un proyecto de Stalin que en España se llevó a cabo. Pero la realidad es que, cuando la Iglesia ha padecido este tipo de crímenes y destrucciones, al final ha resurgido con más vitalidad.

¿Considera que se deben denunciar los crímenes como los producidos en las Chekas por el Frente Popular?

Como digo al comienzo del capítulo 7º, aunque no simpatizo nada con la nueva reclamación de ocuparse en ampliar la “memoria histórica” oficial, centrada ahora en la denuncia de los supuestos delitos de lesa humanidad, si no hay más remedio que implicarse en ello, puedo ofrecer mi colaboración evocando algunos hechos importantes.

Quiero suponer que los que lideran esta reclamación no quieran caer en la grave injusticia que supondría el prestar atención únicamente a los posibles errores y delitos del franquismo y silenciar a los cometidos o consentidos por los gobiernos republicanos, en especial el del Frente Popular. Mi aportación se va a centrar en estos, ya que apenas se ha hecho mención de ellos en los medios de comunicación –televisión, periódicos, etc.- durante los últimos decenios.

Como voy a centrarme, principalmente, en cinco manifestaciones colectivas de crímenes contra la humanidad cometidos contra ciudadanos, especialmente los cometidos durante el gobierno del Frente Popular, y en especial los cometidos en Barcelona y Madrid, comenzaré recordando qué se entiende por “crímenes contra la humanidad”, desde el Acuerdo de Londres –en 8 de agosto de 1945- en el Estatuto del Tribunal de Núremberg. Se definió como “crímenes contra la humanidad” el asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro acto inhumano contra la población civil, o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos, cuando dichos actos o persecuciones se hacen en conexión con cualquier crimen contra la paz o en cualquier crimen de guerra.

En ese capítulo me detengo en informar sobre los siguientes crímenes contra la humanidad:

  • Las torturas cometidas en las 46 checas de Barcelona por los anarquistas, con el visto bueno del Presidente de la Generalitat, Lluís Companys, y la iniciativa de sus consellers anarquistas.

  • Las torturas en 224 checas de Madrid (195 del Frente Popular y 29 de la Inspección General de Milicias Populares).

  • Los 16.000 asesinatos cometidos en cuatro semanas, cerca de Madrid, principalmente los 4.021 de Paracuellos de Jarama.

  • Agradezco a los historiadores César Vidal (2003 y 2005), Javier Barraycoa (2016), Pío Moa (1999, 2001 y 2004) y a Jordi Albertí (2007), entre otros, haberme facilitado estos datos (incluidos los nombres de los cerca de 9.000 asesinatos en Cataluña), que no había podido conocer con documentos bien fundamentados, hasta haber cumplido más de ochenta años. Son capítulos de la memoria históricasilenciada o distorsionada.

Por Javier Navascués

5 comentarios

  
El gato con botas
Si la Iglesia Católica se molestase en enseñar estos hechos a los alumnos que tiene en sus colegios y universidades (¡no digamos si en las demás clases de religión en los públicos!) , (como ampliación al temario oficial) la izquierda no ganaba jamás.
Doy fe de que cuando se les enseña esto se sienten estafados por el sistema educativo.
21/12/22 10:29 AM
  
Juan Mariner
El gato con botas: con el Estado hemos topado: cuando la educación es "concertada", también es "coartada"; cuando una confesión es "reconocida", pasa a ser "desconocida".
21/12/22 10:57 AM
  
Luis
Juan Marinner: ¡MADRE YO AL ORO ME HUMILLO...!
21/12/22 12:48 PM
  
Masivo
Erich Fromm lideró una corriente de psicoanálisis humanista, y era ateo y marxista heterodoxo. Me sorprende un poco que un sacerdote sea seguidor suyo.
21/12/22 1:11 PM
  
Alberto Monche
Masivo, piensa que Ramón Rosal tiene mas de 90 años y que le pilló, com9 a mi, el postconcilio, es decir, una época en que cualquier novedsdd era estoenda. Lo normal y bueno en esa época era ser hereje o comunista o nacionalista. Si eras católico de verdad es que no lo eras.

Con esta situación, la mayor parte fe los sacerdotes, novicios y seminaristas abandonaron.

Tengo 73 años. De mi curso 1 entró en el seminario y duró 1 año y 4 Jesuitas y no acabaron, pasando 3 de ellos al organizaciones comunistas, que era lo que se consideraba católicos entonces.

El clero nacido sntes de 1959 suele ser, los que no se fueron, más o menos progres y herejes.

Salvo honrosas excepciones huyo de los sacerdotes mayores que yo. Ahora prefiero el clero joven.

Yo
22/12/22 4:11 AM

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