Aunque en antiguas culturas el suicidio podía ser considerado la expresión máxima del ejercicio de la libertad, no es más que un acto cobarde de huir de problemas que de momento pueden parecer insuperables. Y digo de momento, porque siempre luego de una noche oscura sale el sol (y si no en esta vida, en la siguiente).
Ha habido personas que habiendo estado a punto de suicidarse, luego de haber pasado la tormenta han agradecido a Dios que algo les hubiera detenido. Y es que en un estado de inmensa depresión siempre deben evitarse tomar decisiones apresuradas, y más todavía, irrevocables, máxime cuando el panorama está borroso, y aunque hay salidas a la vuelta de la esquina, no es posible vislumbrarlas en el momento.
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