Pueblo rebelde
La adoración del becerro de oro. El pueblo celebra al ídolo bovino, mientras a la distancia, Moisés desciende del monte. Óleo de Nicolás Poussin, 1634

Pueblo rebelde

Actualmente podemos hacernos la pregunta si somos un pueblo dócil o rebelde ante Dios. Es indudable que hay muchos que aman y sirven a Dios y al prójimo. Pero en las ideologías dominantes hay un rechazo rotundo hacia Dios

A lo largo de la Escritura hay varias lecturas que nos hablan de la rebeldía del pueblo contra Dios. Dios quiere desde el primer momento entrar en amistad con el hombre. Pero el pecado de los hombres arrastra la humanidad hacia la catástrofe. Por ello Dios llama en la persona de Abrahán a un pueblo, el pueblo escogido, el pueblo de Israel, para salvar al resto de la humanidad. La elección fue hecha con vistas a la Alianza, realizada en el monte Sinaí. Dios recuerda sus beneficios al pueblo, en especial la liberación de Egipto, pero desea que Israel le reconozca libremente como su Señor, siendo el acto moral básico de Israel su aceptación o rechazo de Yahvé, y la ley fundamental la de escuchar, amar, temer y servir a Yahvé. Dios quiere que Israel sea su servidor, pero no un esclavo: «los até con ataduras humanas, con ataduras de amor» (Os 11,4).

La Alianza es por tanto un lazo de amor entre Yahvé y el pueblo, pero un lazo que rompe el pecado. El mal es lo que desagrada a Yahvé y se opone al bien, provocando su cólera, ante la infidelidad del socio humano. El libro de los Jueces nos da el ritmo de la Historia de la Alianza en cuatro tiempos: apostasía del pueblo, cólera de Yahvé, arrepentimiento de Israel y liberación. Esta actitud de rebelión es una constante de todas las épocas y así encontramos en el profeta Ezequiel: «Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí» (Ez 2,3).

En el Nuevo Testamento encontramos situaciones parecidas. Y así leemos en el Prólogo del Evangelio de San Juan: «Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11), rechazo que encontramos también en su visita a sus compaisanos de Nazaret ((Mt 13,53-58; Mc 6,1-6; Lc 4,16-30), y en sus polémicas con escribas y fariseos. Jesús en la Última Cena dice a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros» (Jn 15,18), odio que llega al culmen en su Pasión y Muerte. Pero fijémonos que el Nuevo Testamento se da un cambio sustancial: a quienes aceptan a Jesucristo, ya no son siervos de Dios, sino sus hijos: «A cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre»(Jn 1,12) y en la Última Cena califica como amigos a sus discípulos: «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos» (Jn 15,14-15).

Por tanto, para nosotros los cristianos la Sagrada Escritura es no sólo la fuente de la revelación, la base de la fe, sino también el punto de referencia imprescindible de la Moral. En ella lo primero y fundamental es la iniciativa de Dios, a la que debe responder la respuesta positiva del hombre.

Dos son los textos clave de la Moral escriturística. En el Antiguo Testamento el Decálogo (Ex 20,1-17 y Dt 5,6-21), contiene unos preceptos de validez universal que en su mayor parte son formulados negativamente, a modo de barandillas de un puente, y que nos indican por donde no debemos ir, y en el Nuevo Testamente, con el anuncio de la próxima venida del Reino de Dios (Mc 1,14-15; Mt 4,17), venida que empieza ya a realizarse con la predicación de Cristo (Mt 12,28; Lc 11,20; 17,20-21) Ello supone implicaciones morales en las que se nos enseña como mandamiento fundamental el amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos (Mt 22,34-40; Mc 12,28-34; Lc 10,25-28), y que encuentra en las Bienaventuranzas su expresión fundamental (Mt 5,3-12). En ellas encontramos una serie de actitudes o virtudes y actuaciones, como son las obras de misericordia, conectadas con una promesa de bendición y felicidad futura, pero siempre queda en nuestra mano, pues Dilos nos quiere libres y respeta nuestra libertad, la posibilidad del rechazo a Dios, como sucede con algunos comportamientos perniciosos que excluyen del Reino de Dios (cf. Rom 1,18-32; 1 Cor 5,11; 6,9-10; Gál 5,14).

Actualmente podemos hacernos la pregunta si somos un pueblo dócil o rebelde ante Dios. Es indudable que hay muchos que aman y sirven a Dios y al prójimo. Pero en las ideologías dominantes hay un rechazo rotundo hacia Dios y estas ideologías están llevando a mucha gente a no aceptar a Dios en su vida.

Pedro Trevijano, sacerdote

 

5 comentarios

hornero (Argentina)
La Virgen en sus Mensajes en San Nicolás (Argentina), se refiere insistentemente al obstinado rechazo que hallan sus palabras de parte de muchos en la Iglesia.
La cita bíblica que acompaña al mensaje del 13-10-83 (Ezequiel 2, 4-10) dice; "Son hombres obstinados y de corazón endurecido aquellos a los que yo te envío, para que les digas: "Así habla el Señor"...no te acobardes delante de ellos, porque son un pueblo rebelde. Tú les comunicarás mis palabras, sea que escuchen o se nieguen a hacerlo, porque son un pueblo rebelde".

"Mis mensajes saldrán a luz; les cuesta pero aprenderán; es mi gozo saber que están con la Palabra del Señor" (Mens. del 24-11-83). Y fueron publicados desde 1983 hasta 20l6, año en que un nuevo Obispo de San Nicolás incurrió en rebeldía ante Cristo y ante Su Madre, y se niega a continuar la publicación de los Mensajes.

Y Jesús: "Aquel que rechaza a Mi Madre, a Mí me rechaza" (30-12-89).

Se emiten documentos, se escriben artículos, se conferencia en distintos ámbitos, pero no se habla de la Virgen, en particular de sus apariciones de La Salette, en la que denuncia la corrupción del clero y del mundo, y los tiempos que vendrán. Tampoco, de la de Fátima, donde anunció el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo.

La Virgen insiste que no intentemos hacer nada sin Ella. Hoy vemos tantos esfuerzos que procuran detener el mal. Pero prescinden de la Virgen. Sus resultados, esfuerzos perdidos.


27/07/21 5:56 PM
Forestier
Sin duda en el Antiguo Testamento, cuando te lo lees en todo su contenido, destaca por desgracia, la cantidad de reyes de Israel y Judá, que por diversas circunstancias, abandonan a Yavé para pasarse a adorar idolos o diosecillos falsos. Es que el dragón de la soberbia y el amor propio,están profundamente arraigadas en nuestra naturaleza, y si no nos abrimos a la gracia, el monstruo despliega sus terribles garras para devorarnos.
27/07/21 6:44 PM
PEDRO
" No hay, ni hubo Santos sin un pasado, y pecadores sin futuro ". Es la vida una lucha entre el BIEN y el mal. Y necesitamos los milagros de DIOS, y como siempre he dicho " milagros cada día ", de esos que no se ven y que conoce DIOS, que nos ama y que conoceremos en el Cielo.

Claro que podemos y debemos acudir al DIOS milagrero, pues somos hijos pródigos de su Providencia, de su perdón, con el agradecimiento de CRISTO cuya CRUZ esta viva, pues repasa y repaso todos los segundos de la historia humana de la vida de sus criaturas tan amadas , que somos nosotros. “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” ( Juan 15:5), y por esos necesitamos el milagro continuo de su perdón y de las gracias necesarias para cumplir con nuestra misión. Todo bien de DIOS.

Claro que le podemos pedir toda clase bienes, los materiales, los humanos, los espirituales, y ante cualquier clase de dificultades. Y que nos fortalezca la FE cuanto se debilita, para que volvamos a EL. Y de quien vienen esos milagros para la salvación, pues del " MILAGRERO LOCO DE AMOR ".
2/08/21 8:15 PM
PEDRO
El Papa honorario Benedicto XVI indicó en un decreto que autorizaba la misa en latín y que solo existe un "rito" de la Iglesia católica, con una forma "ordinaria", la liturgia actual, y una forma "extraordinaria", la antigua. El misal (libro litúrgico) de San Pío V fue promulgado en 1570, tras el concilio de Trento, que marcó el inicio de la Contrarreforma tras la crisis desatada por el cisma protestante.

Con el misal de la misa Tradicional el cura celebra el acto religioso de espaldas a sus fieles, y de cara al altar. Con el nuevo, la misa es frente a los asistentes. En la misa antigua los fieles " no tocaban la hostia con las manos como es el caso en la moderna ".

Son muchos los jóvenes que recuperan la FE con la adoración a CRISTO, realmente presente en las especies del pan y el vino. Y muchísimos SANTOS que lo fueron con la Misa Tridentina. El latín es una lengua universal. Valga la traducción en dos hojas, que se pueden elaborar y entregar a los asistentes subsanando el desconocimiento del latín, que jamás debió ser abandonado. Fui monaguillo en esa época, y fueron muchas las gracias ( y cruces ) que recibí para el bien de mi alma. Como la consagración a la INMACULADA CONCEPCIÓN. También asisto a la actual.
4/08/21 3:25 PM
Ramón montaud
Dios para rescatar a su pueblo de Egipto mando las siete plagas.
Hoy día las ideologías dominantes rechazan a Diós. El COVID guarda o no guarda relación con este rechazo?.
8/08/21 2:21 AM

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