¿Homofobia?

¿Homofobia?

Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural, ya que les falta la debida complementariedad afectiva y sexual, que solo se verifica en la relación varón-mujer, tal como está inscripto en sus cuerpos; por tanto, aquellos actos están cerrados a la procreación, a la comunicación del don de la vida.

El del título es un término nuevo en nuestro idioma, un neologismo, de los tantos que pueden formarse empleando como sufijo el sustantivo fobia o el prefijo homo, que es en griego el adjetivo homós. Phóbos significa miedo, temor repentino, terror; es la acción del verbo phobés, asustar. Homo equivale a «lo mismo», de homós: semejante, parecido. Se define la homofobia como aversión u odio a la homosexualidad y a los homosexuales. Las fobias son enconos apasionados contra algo o alguien; también temores obsesivos y angustiantes. La palabra homofobia parece de formación reciente; también, por tanto, su difusión y uso.

La homofobia es un hecho de discriminación. Aclaremos: en primer lugar, discriminar es distinguir, separar, diferenciar; no podríamos ni pensar ni hablar sin discriminar; todo sería confusión. Se distingue la verdad del error, el bien del mal. La segunda acepción del verbo señala el hecho negativo, repudiable, de dar un trato de inferioridad a una persona o a una colectividad por diversos motivos: raciales, políticos o religiosos, etc. Aplicando estos conceptos al caso de la homosexualidad, ante este fenómeno corresponde distinguir, no menoscabar, despreciar, maltratar.

El Catecismo de la Iglesia Católica tiene en cuenta esa doble actitud: distingue, no discrimina. Según la enseñanza de la moral cristiana, no se condena la tendencia homosexual, de la cual se dice (CIC 2357 ss.) que reviste formas muy variadas a través de los siglos y de las culturas. Estima que un número apreciable de hombres y mujeres (número invariablemente exagerado por la propaganda LGBT) «presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas». Para identificar esta realidad y juzgar verazmente acerca de ella, es fundamental el concepto de naturaleza humana y del orden objetivo que de ella se sigue y que prescribe comportamientos acordes, universalmente válidos; es posible distinguir las conductas opuestas. La tendencia homosexual es objetivamente desordenada, y «su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado». Esta indicación es de suma importancia, sobre todo frente a una masiva propaganda que pretende hacerla pasar por normal, por natural, cuando aun el sentido común puede advertir que no se ajusta a la regla que expresa la realidad de lo que es el hombre, el cómo son las cosas según el orden la creación. El Catecismo rechaza lo que hoy se llama homofobia; dice, respecto de los homosexuales, que deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza, y se ha de evitar respecto de ellos todo signo de discriminación injusta. Esta posición es, por otra parte, todo lo contrario del «orgullo gay».

Pero los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural, ya que les falta la debida complementariedad afectiva y sexual, que solo se verifica en la relación varón-mujer, tal como está inscripto en sus cuerpos; por tanto, aquellos actos están cerrados a la procreación, a la comunicación del don de la vida. La apertura es, junto a la manifestación física del amor, propiedad esencial de la actuación sexual. No es necesario argumentar largamente para que se advierta cómo son las cosas más allá de una caprichosa voluntad subjetiva o de emociones y percepciones desarregladas.

El Catecismo se remite a algunos pasajes bíblicos, a la Palabra de Dios, que confirma el conocimiento natural de la realidad humana. En primer lugar, el episodio de la destrucción de Sodoma a causa de la perversión de sus habitantes. La gente de la ciudad, desde los más jóvenes hasta los más viejos, sin excepción, rodearon la casa de Lot, sobrino de Abraham, donde se habían hospedados dos misteriosos visitantes, y dijeron: «¿Dónde están los hombres que han venido esta noche a tu casa?; tráelos para que nos acostemos con ellos» (Génesis 19, 5). De allí que ese vicio, abominable para la ley judía, recibiera el nombre de sodomía. En el Nuevo Testamento leemos tres pasajes elocuentes en cartas de San Pablo. En el primer capítulo de la Carta a los Romanos, el Apóstol muestra que la conducta sexual de los paganos es consecuencia de la idolatría: «Dejándolos abandonados a los deseos de su corazón, Dios los entregó a una impureza que deshonraba sus propios cuerpos... pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza. Del mismo modo los hombres, dejando la relación natural con la mujer, ardieron en deseos los unos por los otros, teniendo relaciones deshonestas entre ellos y recibiendo en sí mismos la retribución merecida por su extravío» (Rom, 1, 24. 26-27).

En la Primera Carta a los Corintios, Pablo conjura a los fieles: «¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios?. No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los pervertidos, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los usurpadores heredarán el Reino de Dios» (1 Cor. 6, 9-10). La traducción de «pervertidos» se convierte, en algunas versiones, en «sodomitas»; el original griego dice arsenokóitai, «varones que se acuestan con varones». En la Primera Carta a Timoteo, el Apóstol menciona entre los pecadores, de los que brinda otra lista parcialmente diversa, a los arsenokóitai, otra vez: «varones que se acuestan con varones»; algunas traducciones ponen aquí «pervertidos», algunas «homosexuales» (se entiende: los practicantes de esos actos), 1 Tim 1, 10. Fundándose en estos datos de la Sagrada Escritura, la tradición cristiana ha enseñado unánimemente que los actos homosexuales carecen de bondad objetiva, es decir, son intrínsecamente desordenados, como se ha explicado antes. Varios documentos del magisterio posconciliar han recordado esta doctrina, contra la opinión de aquellos que apremian para verla cambiada y acomodarla con la cultura secular, que no reconoce la antropología cristiana y su concepción de la persona.

Respecto a los cristianos que experimentan una inclinación homosexual, el Catecismo de la Iglesia Católica afirma que «están llamados a realizar la voluntad de Dios en su vida», y a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que puedan encontrar a causa de su condición. El párrafo 2359 es particularmente significativo: «Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración, y de la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana». En este lugar habría que considerar las valiosas experiencias psicológicas de reversión de la tendencia homosexual, que son acalladas interesadamente.

La enseñanza aquí expresada es muy oportuna teniendo en cuenta la propaganda gay que se concreta en miles de vídeos, con origen en Estados Unidos, renovados incesantemente y accesibles a todos en internet. Son protagonizados por artistas porno, la mayoría jóvenes, incluso adolescentes (y no faltan los niños), con cuerpos atléticos que son materia de adoración. Presentan todas las formas posibles de actuación homosexual, que incluyen perversiones como el incesto (padres con hijos, entre hermanos, primos y otros parientes, sadomasoquismo, «fisting» y fetichismo). A propósito de esto último, me permito el desliz de un detalle escabroso: el deseo se fija algunas veces en los pies, pero siempre, invariablemente, en el miembro viril, de tamaño enorme; se nota que los agentes de casting de las diversas empresas productoras ponen un cuidado especial en este punto. La conducta llamada felación (sexo oral) es, en mi opinión, fetichista.

El académico José Gobello, en su magnífico «Nuevo Diccionario Lunfardo», registra 16 términos para nombrar el «fetiche», entre ellos el empleado durante la campaña electoral por la actual vicepresidente de Argentina queriendo designar burlonamente -ignara por cierto del significado- una marca comercial de

ínfima categoría. Otras características de tales filmaciones: se rompe el estereotipo del homosexual afeminado, nadie lo parece; casi no hay palabras en las escenas, mucho menos un diálogo de amor, solo sonidos entrecortados y gemidos. Muchas de esas páginas muestran niños -una sección exclusiva llamada «Twink Videos» con ellos como actores-, alimento ideal para voraces pedófilos. No se comprende cómo ese material puede circular libremente. En muchos vídeos la violencia en la búsqueda del placer -la sodomía acompañada del onanismo masturbatorio- exhibe un carácter animal, no humano. El conjunto es desolador.

Uno puede preguntarse qué efectos puede causar esa exhibición propagandística del universo gay, copiosamente financiada, entre los miles y miles de usuarios. Pienso que además de persuadir a muchos de que esos desórdenes son normales, la curiosidad puede inducir a la imitación; el acostumbramiento acaba por inhibir las reacciones espontáneas de repulsa, que podrían causar en personas comunes, aunque no suficientemente formadas. Debemos tomar en cuenta además el contexto de una cultura deshumanizada, que ha perdido el sentido de lo que es natural. Los medios de comunicación y la extensión de la ideología de género, cada vez con más frecuencia califican de homofóbica a una concepción de la sexualidad fundada en el orden natural. Organismos estatales que actúan como policía del pensamiento son capaces de impedir la difusión pública de los textos bíblicos que he citado. No me extrañaría que lo hicieran. Así andamos. ¿Qué será del futuro de la sociedad?.

16 comentarios

Alejandro Bolzán
¡Excelente artículo, Monseñor! Lo felicito y le mando un gran abrazo.
26/02/20 2:13 PM
El gato con botas
El futuro ya lo estamos viviendo: una politicamente incentivada y promocionada Sodoma y Gomorra. Hay que apartar de esto a nuestro pequeño rebaño familiar, cada uno en la suya y estar prestos a recoger e iluminar a los hastiados de este género de vida.
26/02/20 3:22 PM
Horacio Castro
Aquí no hay una cuestión de ‘ley natural’ que hasta por definición no es inmutable, como no sucede con los principios morales inmutables que nos permiten diferenciar el bien y el mal y se adquieren por la sindéresis. Es cierto que en los actos homosexuales no existe la complementariedad sexual que corresponde a las relaciones entre varón y mujer, pero puede haberla afectiva (aun sin propósito de procreación). Creo que distinguir los actos homosexuales como intrínsecamente desordenados es un acto de discriminación entre el bien y el mal. Este artículo adolece de varias apreciaciones subjetivas sobre cómo deberían ser ‘las cosas según el orden de la creación’. Una y otra vez habrá que decir que la perversión de Sodoma según Génesis corresponde a violadores, abusadores y corruptores sexuales. Acerca de la traducción de 1 Cor. 6, 9-10, hay versiones para todos los gustos incluyendo el término inexistente en la época de ‘homosexuales’. También es verdad que la inclinación homosexual, hasta el momento, no tiene explicación científica pero corresponde a la realidad que vivimos con todos sus actos buenos y malos. Dentro de lo malo se encuentra la producción de material ‘pedófilo’, violento y degradante.
27/02/20 11:27 AM
Rafael
Si la ley natural no es inmutable, nada es inmutable. Por tanto, la opinión de Horacio sobre estos puntos tampoco es inmutable, por lo que concluimos que todo lo que expone puede mutar y no ser cierto.
No hay definición de ley natural la de la realidad, la cosa misma, que diga que es mutable, al contrario. Idem con la sindéresis. Lo que muta la elección y la decisión no es la sindéresis, sino la concupiscencia.
Espero que Horacio mute.
Con más obispos como D. Héctor no tendríamos la crisis que tenemos en la Iglesia, porque piensa y escribe con OBJETIVIDAD.
27/02/20 5:21 PM
Horacio Castro
Rafael. Precisamente no hay un principio moral inmutable sobre la homosexualidad como algunos pretenden con una ley natural. Sí hay principios que nos anteceden para la sinderesis. Además hay una realidad natural, de la que es parte la homosexualidad 'inexplicada'.
27/02/20 6:15 PM
Forestier
Horacio: Vas de filósofo de rebajas. La premisa "No hay un principio inmutable sobre la homosexualidad", para que tenga validez, requiere que esta premisa sea "inmutable". En cuanto la"homosexualidad inexplicada" no está de buena primavera, pues como científicamente se ha demostrado no existe el "gen" de la homosexualidad. Pero no tengo problema: un hombre que en vez de las mujeres le atraen los hombres, pues quizá sea una gran persona y mejor que yo, pero en sus características biológicas, hormonales, fisiológicas, etc. está afectado por un agudo trastorno, y lo mismo respecto de las mujeres. Y que vayan diciendo los LGTBI, que si la realidad no confirma sus degradados postulados, pues peor para la realidad.
27/02/20 10:39 PM
Horacio Castro
Forestier. Supongo, ‘en el mejor de los casos’ por tus modos, que te inspiras en alguna teoría o conjetura de Kurt Gödel sobre que existen enunciados que no se pueden probar ni refutar a partir de ellos. Lo que signifiqué es que no hay ningún principio moral propio de la sindéresis que determine como mala la homosexualidad. En algunas culturas ha sido aceptada y en otras despreciada. La ley natural, en realidad corresponde hablar de derecho natural, es un tema muy controvertido en los distintos enfoques posibles. Para algunos el derecho natural corresponde esencialmente a la naturaleza humana (anterior a la existencia individual de cada ‘persona’) sin ninguna intervención divina, y para otros es propio de la Creación. Yo creo que los principios morales para todo hombre, aún sin conocer la Revelación, existen desde antes de su creación y que continuarán existiendo aun después de la finalización de toda vida temporal.
28/02/20 12:30 AM
David
La ley natural es lo que la Iglesia dice que es. Está claro por sus palabras que el señor Horacio Castro no es católico. Os enredáis demasiado en la tela de araña que os teje. No perdáis más el tiempo con él.
28/02/20 5:45 AM
carlos saez Argentina
mas que excelente y fundamentado articulo, Dios quiera que llegue a Sacerdotes y comunidades que muchas veces caen en el juego de la replica.
Ruego a Dios por usted Eminencia con todas las letras
28/02/20 8:30 AM
Horacio Castro
Procurando no perder el hilo. Inmutable es Dios (obviamente sobrenatural en nuestra fe), además el alma humana creada es espiritual e inmortal y así sobrenatural. Los principios morales son sobrenaturales específicamente infundidos por Dios en el alma espiritual humana.
28/02/20 1:59 PM
Luis Piqué Muñoz
En la Roma Antigua el Derecho Romano ¡de donde viene el Derecho y la Civilización! condenaba a Muerte la Sodomía, si Bien estaba muy extendida y Tolerada ¡como hoy, sólo que ahora con Leyes sodomitas! ¡Ay! Y contrariamente a lo que se Cree en la Grecia Antigua no estaba Bien Vista por los Grandes Sabios y Filósofos, que la criticaban y despreciaban de Palabra ¡Palabra de Dios! ¡aunque de hecho muchos ¡Ay! la Practicasen! ¡Muera la sodomía! ¡Viva el Derecho Romano! ¡Viva Dios!
28/02/20 5:26 PM
Rafaelus
En la antigua Roma, las mismas leyes que condenaban a muerte la "sodomía", divinizaron a los emperadores y condenaron a muerte a los cristianos. Era tan pagana Roma que no pudo sobrevivir a la cristianización pues en 313 Constantino legalizó en cristianismo y en 410 los godos someterían Roma a saqueo.

Nuestra conducta de ahora no debemos basarla en lo que pensaron los romanos, los griegos, los caldeos o los mayas, sino en lo que dice nuestra Iglesia Católica hoy, pero muchos se están rebelando contra las interpretaciones que hace la iglesia de las Escrituras.
28/02/20 8:39 PM
Jorge Cantu
Horacio Castro:

"Además hay una realidad natural, de la que es parte la homosexualidad 'inexplicada'."

Además hay una realidad natural, de la que es parte (el racismo, el homicidio, la cleptomanía, el feminismo, el abortismo, el anticoncepcionismo, la falsificación, el afán depredatorio, etc.) 'inexplicados'. Tiene nombre: se llama "pecado".

Respetuosamente, noto un interés y afán personal en normalizar la homosexualidad. Dicen que cuando uno deja de vivir de acuerdo a la verdad, intenta convertir en verdad su forma de vivir. Mi hermano, no hay otro camino que la conversión.
29/02/20 2:56 AM
Horacio Castro
Jorge Cantu. El pecado también es parte de la realidad y no solo natural, también hay ángeles que utilizaron mal su libre albedrío. Aunque Dios aborrece los verdaderos pecados, los permite en Su plan. Concéntrate en ser verdaderamente respetuoso. Ahí están mis comentarios para que los refutes si puedes. Atreverte a sugerir ofensivamente sobre mi forma de vivir tiene la misma entidad que otros comentarios inútiles que acostumbras como el de burlarte, desde este portal, de una mujer por una cirugía estética. Creo que necesitas un correctivo.
29/02/20 1:22 PM
Rafaelus
Suponemos que la homosexualidad jamás será normal, por ser una excepción conflictiva con la sociedad, que juzga si algo es normal; aunque la normalidad sea cultural, en sexualidad está determinada por la naturaleza que hace que los iguales se repelan. Entre los caballos se observa que los garañones tienden a pelearse aunque haya también caballos "sodomitas" como excepción.

Lo que deberemos aceptar es la homosexualidad como algo natural porque se presenta espontáneamente en la naturaleza humana pese a su conflictividad social. Se puede prevenir como conducta con una crianza rigurosa y apoyo psicológico para que los sujetos aprendan a prescindir de los afectos y orienten sus vidas por motivación intelectual. Cierto que nosotros no creemos el celibato de un homosexual pero si los padres han criado un joven orgulloso y egoísta no le importará.
29/02/20 7:40 PM
Luis Piqué Muñoz
Venimos de Roma ¡Roma es la Iglesia Hoy, en Roma se extendió y Triunfó el Cristianismo! ¡La Civilización Occidental viene de la Roma Antigua y en menor medida de Grecia, no hay que olvidar los Orígenes! El Derecho Romano, como todo Derecho, tenía Injusticias ¡la Mayor la Esclavitud, el esclavo era una Cosa! ¡Ay! Pero la Sabiduría del Legislador atendía al Espíritu no a la Letra de la Ley, y las Leyes Injustas se veían disminuidas o eliminadas con el Tiempo, además de aplicarlas con relativa suavidad ¡El Derecho Romano ¡y eso no lo podemos decir Hoy! siempre buscó, anheló, deseó la Justicia, su único Objetivo, no el simple y falso normativismo! Y la Ley de divinización del Emperador era una Ley de conveniencia para el Bien del Imperio ¡pero es evidente que el Legislador no creía en la divinidad del Emperador! Sin embargo, la Ley que Castigaba la sodomía ¡y que Creo se mantuvo en los 1000 Años de Cristiandad! no era de conveniencia sino esencial, respondía a la realidad de un comportamiento antiNatura ¡buscaba la Justicia! (!?) ¡Viva Roma! ¡Viva la Justicia! ¡Viva Dios!
3/03/20 6:37 PM

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