El matrimonio, realidad natural y sobrenatural

En el origen de la humanidad está la familia, siendo el matrimonio el único ámbito en el que la sexualidad puede desarrollarse al servicio del amor y de la vida.

Este domingo, 11 de Septiembre, se ha celebrado en mi diócesis la festividad de la Virgen de Valvanera, patrona principal de mi diócesis: El Evangelio ha sido el de la boda de Caná. En estos momentos en que estamos asistiendo a una gran ofensiva para destruir con la ideología de género, el matrimonio y la familia, creo que es bueno reflexionar un poco sobre estas instituciones.

Los seres humanos nacen y habitualmente se desarrollan en una casa de familia, con padre, madre, hermanos, otros parientes y la vecindad. La reproducción humana debe darse en unas circunstancias que hagan posible que sea un proceso humanizado y humanizador. Todo niño tiene derecho a tener un padre y una madre que se amen y le amen profundamente, pues necesita que no sólo le den la vida sino que también le quieran, y se ocupen ambos de su educación, pues el bebé nace totalmente dependiente, siendo la familia el marco más adecuado para la construcción de su personalidad.

El matrimonio y la familia son las primeras instituciones naturales. Ya en el libro del Génesis encontramos las primeras indicaciones del plan de Dios sobre la Humanidad: “creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, y los creó macho y hembra” (1,27). Siempre se ha entendido que si un ser humano es del mismo sexo que su madre, estamos ante una mujer, pero si es de sexo diverso, se trata de un varón, pero tanto el uno como la otra reflejan la imagen de Dios, y ambos colaboran con el Dios Creador cuando engendran nuevos hijos  y les transmiten la imagen de Dios. En el origen de la humanidad  está la familia, siendo el matrimonio el único ámbito en el que la sexualidad puede desarrollarse al servicio del amor y de la vida. Los textos bíblicos enseñan que somos seres sexuados masculinos o femeninos y que la sexualidad es digna y buena, formando parte del plan original de Dios sobre la humanidad. La clave para interpretar la conducta sexual del ser humano es el amor. Iniciado a la existencia como consecuencia de un acto de amor, el ser humano tiene suma necesidad de una relación de amor. Más aún, es el ser humano completo, es decir tanto el varón como la mujer y precisamente como complementarios, hechos para funcionar en armonía,  pues es el conjunto de sus cualidades masculinas y femeninas, lo que está hecho a imagen y semejanza de Dios y lo que debe alcanzar su perfección en una comunidad de vida y amor.

Pero la presencia de Jesús y María en la boda de Caná significa un  nuevo paso. Lo que hasta ahora era una institución natural, es elevada al plano sobrenatural y transformado en una sacramento, es decir en una fuente de gracia y uno de los lugares privilegiados de encuentro con Dios. Por supuesto pienso  que sí vale la pena contraer un matrimonio cristiano, en el que Dios, creador e inventor del amor, esté presente, contribuyendo su gracia, recibida en el sacramento, a que los esposos se amen. El matrimonio no es una unión cualquiera, por lo que el que dos cristianos vivan una transformación tan importante de su vida sin reflexionarla, prepararla y celebrarla en la Iglesia, no es coherente. El matrimonio y la familia son instituciones “provenientes de la voluntad de Dios. Hay que descubrir la verdad de la familia como íntima comunión de vida y amor, abierta a la procreación de nuevas personas, así como su dignidad de “iglesia doméstica” y su participación en la misión de la Iglesia y en la vida de la sociedad”. Son además “el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida contra los múltiples ataques a los que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano” (San Juan Pablo II, Exhortación “Ecclesia in Europa”, 28-VI-2003, nº 90 y 94).

Actualmente sin embargo el matrimonio y la familia se ven amenazados por la cultura relativista, que niega no sólo la Ley Natural, sino que pueda haber una Verdad Objetiva y unos principios universales. Incluso la distinción de sexos no se basa en la naturaleza y en que yo posea unos determinados órganos, sino en mi libre elección y en el rol social que decido asumir. Mientras antes no se discutía el principio que “contra el hecho no valen argumentos”, ahora se parte del supuesto que “contra la ideología no vale la realidad”, como sucede con la creencia que es imposible salir de la homosexualidad, aunque cada día haya más homosexuales que llegan a ser heterosexuales. Pero el sentido común no es el más frecuente entre los relativistas. Y es que cuando el hombre se aparta de Dios, se convierte en necio y acaba haciendo cosas abominables (Sal 14,1).

                                                                                                                                   

Pedro Trevijano, sacerdote

5 comentarios

jordi
hemos de fomentar la vida matrimonial desde las parroquias.
13/09/16 1:04 PM
Rainier Ávila
"...ofensiva para destruir con la ideología de género, el matrimonio y la familia". Los conceptos de matrimonio y familia han cambiado a lo largo de los siglos, la historia da cuenta de ello, siempre se han reformulado y ampliado o restringido según la sociedad, la época y la región. En estos días hay una avanzada por reconocer familias que ya existen y que éstas sean respetadas como tal por la sociedad y el estado. No es destruir lo que se pretende, aunque a usted le parezca eso. Si fuera así, el concepto de familia y matrimonio del siglo I en Galilea ha sido destruido constantemente y hoy difiere bastante de lo que se entiende como matrimonio tradicional o familia tradicional hoy. Saludos
13/09/16 6:50 PM
Forestier
Mientras los "ideólogos del sexo" no admitan que el ser humano es un ser sexuado en hombre y mujer, y que si no encaja en estas dos variables, supone un trastorno, una irregularidad, la mayoría de las veces de carácter psicológico, o quizá hormonal, biológica o anatómica, pues no bajarán del guindo de su fanatismo ideológico, pues consideran que si su ideología no se adapta a la realidad, pues peor para la realidad.
14/09/16 4:17 PM
pablovelasco
Muy acertado. Soy muy pesado con el tema, quejándome que no se le da la importancia que tiene para la sociedad y por tanto para la iglesia. La familia es el pilar de la iglesia, y es deber de los padres educar en la fe a los niños. También menciona que hay que estar abierto a la vida, lo contrario va contra el matrimonio. Creo, pues, que el gran problema y lo que de verdad está destruyendo a la familia es el uso de anticonceptivos, que es masivo. Tiendo a pensar que es la raíz de todo el problema.
Me llena de alegría leer su opinión. Felicidades por el post.
16/09/16 7:07 PM
Almudena1
El matrimonio no es una unión cualquiera, por lo que el que dos cristianos vivan una transformación tan importante de su vida sin reflexionarla, prepararla y celebrarla en la Iglesia, no es coherente. El matrimonio y la familia son instituciones “provenientes de la voluntad de Dios.
Gracias D. Pedro por su buen y formativo artículo.
Ahora miremos el daño que nosotros mismos también podemos hacer a la familia, al matrimonio, instituciones que como bien dice provienen de la voluntad de Dios.
Como empecemos a aceptar el adulterio en el que viven los casados civilmente, sin nulidad de La Iglesia, el petardazo que le damos a la familia y al matrimonio sacramental es de órdago. Y esto no es ideología de género, esto somos nosotros mismos, solitos.
No sería malo un buen artículo, un análisis serio, sobre el daño a la familia, querida e instituida por Dios, que pueden hacer concesiones como las que estamos oyendo por parte de muchos de nuestros "pastores". Ojalá escriba algo sobre esto.
19/09/16 7:25 PM

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