¿Qué sentido tiene todo esto?

Me lo pregunto –y se lo transmito a ustedes- a propósito de lo que se está haciendo -y oyendo que se dice y se hace- en el Sínodo sobre «La Vocación y la Misión de la Familia en la Iglesia y en el mundo».

Y no le encuentro sentido. O, si lo prefieren, no acierto a entender de qué va el tema, o qué significado conlleva, o cuál es su finalidad. Porque todo suena a «contradiós» (con perdón), que significa, de la mano del Diccionario, «acción absurda y vituperable». Y lo es, total y absolutamente.

ES ABSURDO. Totalmente absurdo. ¿Qué sentido tiene, a estas alturas de la Iglesia Católica, que venga un «obispo» –se supone que de esa misma Iglesia; con sus añitos de seminario, de sacerdote, de obispo- a sacar a relucir «otros tipos de familia» y sus «valores positivos», como una «aportación» a los padres sinodales, digna de ser escuchada y, por supuesto, más digna aún de ser valorada y tenida en cuenta? Y que se traicione todo lo traicionable, claro.

Este buen señor, del que se nos hace la caridad y la misericordia de no decirnos ni su nombre, ¿no ha leído el Génesis? ¿No ha leído las mismas palabras de Jesucristo? ¿No le parece suficiente el visto bueno y la autoridad de la Palabra de Dios? ¿Tiene que poner sobre la mesa algo –un desatino, una imbecilidad, una estulticia- que contradice fundamentalmente a Dios mismo, y la misma praxis de la Iglesia desde su fundación por el Señor? ¿Le parece legítimo, a este buen hombre, pretender que las consignas del mundo y de los mundanos –descalificados ambos por Jesús con palabras muy fuertes- se puedan poner, no solo a la altura de la misma Revelación, sino incluso pretender que están por encima, superándola?

Pero a este stultus de libro –de libro revelado-, ¿cómo no se le ha dado un destinito acorde con su «categoría» intelectual y moral? ¿Nos podemos extrañar entonces de lo que lleva pasando en la Iglesia Católica desde hace ya tantos años: como unos 50, más o menos?

VITUPERABLE. Es decir, «que merece vituperio»; es decir, «digno de reprensión»: censurable, reprobable, reprochable, criticable, desdeñable, recusable.

Esto por parte del Diccionario. Por parte de la moral…, pues exactamente lo mismo.

Este sujeto, y otros como él, que los hay, son la escoria de la Iglesia. Son peor que el «ex» con su circunstancia catalana, porque están más arriba: por tanto, son más falsos; es mayor su traición; más intenso y más extenso el daño que causan a la misma Iglesia, a las almas y, por supuesto, a sí mismos.

Es penoso ver cómo la Iglesia es la única institución –«empresa»- que tolera de buen grado -o, al menos, da esa impresión- a unas gentes que, cobrando y viviendo de/en la misma Iglesia, buscan hundirla. Y no estamos hablando de una «empresa» que se maneja con cemento pretensado, o con motores diesel, o que se dedica a capar machos de mosca para soltarlos y que no fecunden a nadie…

No. Se maneja con ALMAS QUE TIENE QUE SALVAR: lo que el mismo Dios le ha puesto entre las manos. Pero, para esta gente, «SALVAR» ya no significa nada; DIOS, tampoco; IGLESIA, menos aún.

Siempre nos quedará el Espíritu Santo, prometido por Jesucristo: el mismo en el que ya no creen estos, porque o le desconocen, o le desprecian.

4 comentarios

rmartinhe
Comparto sus sentimientos. Estos hombres han dejado de ser faros que iluminan sin cesar mostrando a los barcos el camino del puerto, para convertirse en cohetes pirotécnicos que pueden conducirlos contra los acantilados. Sólo nos queda rezar para que nadie "patine" en el barro que van dejando y terminen con su alma..., ya sabemos donde.
18/10/15 5:53 PM
Peregrino
¿Qué qué sentido tiene? El mismo que "la serpiente" tenía y tendrá para destruir la obra de Dios. Lo que realmente cuesta comprender no es la existencia de Satanás y sus esbirros, sino el consentimiento y la falta de pericia y decisión para enfrentarlo, guerrearlo y pararlo por parte de quién tiene en sus manos el poder de atar y desatar. Esto a mi también se me escapa. Pero como no somos quienes para juzgar a nadie...pues eso, a aguantar y seguir rezando.
19/10/15 10:13 AM
El Indalecio
A ver so os convencéisw cuanto antes: El problema de base no es la Fe, es la filosofía con la que se expresa. Desde hace muchísimos años nuestros Obispos n o saben casi nada de Santo Tomás de Aquino. Osea no saben metafísica. Y entonces no pueden exponer bien la Fe .Antes los Obispos eran Tomistas y nadie dudaba de lo que ahora muchos dudan. Rezan, dicen creer, etc., pero cuando exponen la Fe dicen poesías espirituales, a lo sumo citan ideas de gente pensante extraña. En fin, que todo es a causa de no saber metafísica.
19/10/15 6:09 PM
Néstor
Exacto. "No sin grave daño" se abandona el tomismo, dijo proféticamente San Pío X. Durante décadas estuvo de moda "superar" a Santo Tomás. Ja. Acá tenemos la "superación". Hay que volver a leer la "Aeterni Patris" de León XIII.

Saludos cordiales.
20/10/15 1:17 PM

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