Las palabras, ¿son algo o no son nada? (II)

Esta pregunta venía a cuento de la IDEOLOGÍA DE GÉNERO que pretende colarnos que nada menos que «el género» o sea, la MASCULINIDAD y la FEMINIDAD en la que la persona humana nace -«salvo error de la naturaleza», como afirmaron ya los griegos-, en la que la persona se encuentra «hecha» es, desde esa IDEOLOGÍA, nada más y nada menos, que un INVENTO CULTURAL.

Y claro, a un invento, otro: el mundillo LGTBI, el FEMINISMO, el MACHISMO, la VIOLENCIA DE GÉNERO, la EDUCACIÓN NO DISCRIMINATORIA, los JUGUETES NO SEXISTAS, los UNISEX, etc., etc.: todo ese mundillo idílico, de «Alicia en el país de las maravillas», del mundo del «nunca jamás», de la imbecilidad -en sentido clásico- intelectual, de venganza contra el género humano, de inversión y sometimiento de la realidad al personal -o colectivo- POSICIONAMIENTO que es toda ideología..., como dejaba constancia en mi anterior artículo, de este mismo título.

Para aclararnos, y para que lo entiendan los componentes de este mundillo: uno se mira desnudo al espejo y viéndose en su sitio lo físico-específico de la masculinidad o de la feminidad, uno dice: «soy HOMBRE» o «soy MUJER» porque le da la gana decirlo: no porque se vea así, tal cual es.

Esto es exactamente una CONSTRUCCIÓN CULTURAL, o sea, el mundillo LGTBI. O el POSITIVISMO JURÍDICO, que no tiene más norma, ni mas relación objetiva que la voluntad del legislador. O la Filosofía,, que ha dejado de «mirar» lo que las cosas son, para dedicarse a hablar de lo que al filósofo le da la gana decir. Y la Pastoral, cuando se «libera» de la Teología, del Derecho y de la Tradición y del Magisterio.

Para ser sincero, a mí me da la impresión de que la progrez -en cualquiera de sus estadios- se comporta lo mismo que esas personas que, por más delgadas que estén, se miran al espejo y, ¿cómo se ven? pues... GORDAS. Y ya les puedes decir lo contrario; ya les puedes demostrar que se les marcan todos los huesos: lo niegan rotundamente, y se siguen viendo... gordas. Y no es un problema de que les falle la vista. Les fallan otras cosas. Pues a los de la ideología de género les pasa, más o menos lo mismo. O peor: porque NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER.

LAS PALABRAS muestran o dicen LO QUE SIGNIFICAN. Y significan LO QUE LAS COSAS SON.

En caso contrario, las palabras, si vienen a significar lo que yo quiero que digan y signifiquen en un momento dado, si hoy «hombre» es «hombre», y mañana «mujer», eso acaba en que las palabras no significan, de suyo, nada; son eso: CONSTRUCCIONES CULTURALES, «SONIDOS», sin contraste alguno con la realidad, sin más peso específico que el que YO quiera darles: SIN ALMA, porque existen SIN VERDAD.

Pero entonces, ¿qué es el LENGUAJE? ¿Cómo se transmite la cultura, la ciencia, la historia -personal, familiar, social-, la Fe? Sin lenguaje medido por la verdad, por lo que las cosas son, la comunicación es ficticia, irreal... PORQUE NO HAY NADA QUE TRANSMITIR o COMUNICAR: NO HAY NADA QUE DECIR.

Pero si esto es así, ¿a qué vienen a decirnos nada, si no hay nada que decir? Esto pretenden -esto son- las IDEOLOGÍAS: SUSTITUIR LA VERDAD POR «MI» PROYECTO DE DOMINIO SOBRE LOS DEMAS.

Así se convierte a las personas en esclavos: hurtándoles la verdad. Esta es la primera y la gran corrupción de las democracias occidentales. Es la puerta de todas las corrupciones.

Y esto es lo que la progrez eclesial pretende imponer en la propia Iglesia. Y la primera gran batalla -en el fondo, la madre de todas las batallas que vendrán después- es el Sínodo sobre la «Vocación y la Misión de la Familia en la Iglesia y en el Mundo».

Quedamos a la espera. Y rezando. Porque el Espíritu Santo existe: es Verdad.

Por José Luis Aberasturi y Martínez, Sacerdote.

1 comentario

Néstor
Muy bueno, Padre, muchas gracias. Efectivamente, estos nuevos sofistas no solamente quieren que la verdad sea lo que cada uno inventa, sino que además nosotros tengamos que aceptar los inventos de ellos. Cara dura no les falta.

Saludos cordiales.
12/07/15 7:59 PM

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