Educador

Familias, colegios, iglesias: no dejen que el Estado, incapaz de amar, les usurpe lo que sólo ustedes saben, pueden y deben hacer.

Soy hace años educador de futuros educadores. En la primera clase les agradezco y felicito. Se han dejado elegir para la vocación más exigente, más gravitante y más gratificante: EDUCAR. Les enfatizo: EDUCAR. No es lo mismo que enseñar.

Enseñar es señalar, mostrar. Señalar y mostrar se hace desde afuera. Educar, por etimología y por esencia, es conducir desde adentro hacia fuera lo que vive, latente y potencialmente, en el interior del educando.

Se enseñan, se muestran cosas. Se educa el modo de usarlas, valorarlas y dominarlas según su finalidad. Se enseñan mapas, geografía. Se educa a caminar por el mundo con la mirada puesta en la meta deseada y apropiada. Se enseña historia. Se educa a hacer historia. Se enseña biología, anatomía, funcionalidad sexual. Se educa a adquirir señorío sobre el propio cuerpo y sus funciones, y a vivir la sexualidad como un éxtasis, un salir de sí para entrar en perfecta comunión con el otro y alumbrar el prodigio de una nueva vida.

Se enseñan matemáticas, administración financiera. Se educa a confeccionar presupuestos basados en la prudencia, la justicia y la solidaridad. Se enseña arquitectura, el arte de diseñar una morada. Se educa al más difícil arte de convivir bajo un mismo techo.

Se enseñan leyes, decretos y reglamentos. Se educa a cumplirlos, a ir más allá de lo que mínimamente exigen y a denunciarlos cuando lesionan grave y sustancialmente los derechos irrenunciables de la persona humana. Se enseña a pintar, esculpir, escribir poesía o componer y tocar música. Se educa a contemplar, disfrutar y trasmitir a otros el fascinante fulgor de la Belleza.

El tópico y promesa dominante es asegurar a todos una educación óptima y gratuita. Pero sólo se habla de logística, métodos administrativos y proyectos de ley para financiarla y controlarla. Ni es evidente que los más publicitados gestores de la reforma educacional tengan títulos o competencia funcionales a su optimización. Particularmente si alardean de ser víctimas de un modelo perverso, discriminador, que por décadas habría privilegiado a los poderosos y pisoteado los derechos y dignidad de las mayorías. ¿Dónde, entonces, adquirieron educación y se capacitaron para darla y asegurarla a todos?

Educar es auscultar, el oído puesto en el corazón. Educar es amar. Los padres de familia, los maestros aman. Por eso educan. El Estado no ama, por eso no educa. Sólo asegura y subsidia para que los que aman, eduquen. Pero el Estado se empeña hoy en despotenciar el núcleo fundamental en que se aprende a amar y por eso a educar: la familia. E intenta cohibir la influencia educativa de los credos religiosos cuyo denominador común es formar en y para el amor. Familias, colegios, iglesias: no dejen que el Estado, incapaz de amar, les usurpe lo que sólo ustedes saben, pueden y deben hacer.

 

P. Raúl Hasbún, sacerdote

Publicado originalmente en la Revista Humanitas

5 comentarios

Viejo Profesor
¡Felicitaciones por tan sabias palabras! Me han iluminado y fortalecido en esta maravillosa tarea de educar. Gracias y que Dios bendiga al pdre Hasbún (a quien escuchaba hace años cuando yo estudiaba en Chile).
8/04/14 4:07 PM
William Guajardo
Excelente reflexion y enseñanza, cada vez que lo escucho aprendo algo nuevo, me enseña y me educa.

Lo extraño en la televisión Chilena, pero algún tendremos un canal como EWTN para Chile...
8/04/14 10:39 PM
Luis E. Nesi
Gracias Padre RH.
Extraño mucho sus charlas y conferencias en EWTN. Ojala podamos seguir pronto escuchando su palabra o leyendo sus escritos. Perdone por no referirme estrictamente al tema planteado, pero es el único lugar donde podía expresarle esto. Affmo en Xto.
9/04/14 1:45 AM
Chizon
Las ordenes religiosas siempre han tenido colegio y son educadores por excelencia. No se de donde viene eso de educacion laica.

En cuanto a la discusion que hay , es evidente que los que discuten se han formado siendo los beneficiados del sistema, y no son la mayoria. Pero eso no los incapacita para darla y asegurarla a todos proponiendo proyectos.
10/04/14 1:44 AM
Alf_3
Inicié estudios sobre Educación hace 45 años, pero por el trabajo, ya no pude continuar. Solo aprendí rudimentos, pero que no puse en verdadera práctica a la venida de mis hijos. Fui un desastre. Un fuerte pecado de omisión, imposible de reparar completamente.
El leer este conciso artículo, me duele al recordar que pude haber puesto verdadero empeño en esos someros conocimientos que tuve, pero no lo hice. Viví yo para mi trabajo. Gran error.
Por esos mismos años, trabajé para un Sr llamado Abdahala Hassbun, salvadoreño, de origen palestino. ¿Coincidencia o La Providencia, que me hace recordar mis errores, para arrepentirme nuevamente?
Gracias P Hasbún.
13/04/14 12:03 AM

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