(Servimedia/InfoCatólica) Mons. Rouco señaló que los inmigrantes cuentan con «una vocación y un proyecto de vida que tienen el derecho y el deber de desarrollar». El cardenal asegura que “a lo largo de estos años, los trabajadores inmigrantes, que viven y trabajan con sus familias entre nosotros, han colaborado en el crecimiento de nuestra economía, han contribuido al funcionamiento y desarrollo del sistema productivo y al sostenimiento de las pensiones y, consecuentemente, han contribuido al bienestar de todos”.
No obstante, añadió que, “más allá de lo económico, su simple presencia ha sido, y es, enriquecedora: por su humanidad, sus aportaciones culturales y religiosas, su trabajo, su juventud y su vida”. En este sentido, censuró comentarios como “les llamamos para trabajar”, “si se quedan en paro, que se vayan” o “un inmigrante en paro es un absurdo” cuando llegan tiempos de dificultades económicas. Ante esta situación, el cardenal Rouco apunta que la parroquia debe ser “un espacio privilegiado donde se lleve a cabo una verdadera pedagogía del encuentro entre inmigrantes, refugiados y autóctonos”.
Por último, el purpurado exhortó a los jóvenes a contribuir “a crear una convivencia verdaderamente humana en nuestros pueblos, ciudades y barrios, en los lugares de trabajo y en los centros de estudio”, y les invitó a “rechazar todo tipo de discriminación, de violencia, de acoso y exclusión de cara a vuestros compañeros y profesores, y aislar a quienes se empeñen en instalarse en la violencia”.