(Ep/InfoCatólica) Sobre las cinco de la tarde, el Papa ha llegado en coche al centro centro Nen Déu, inaugurado hace tres años en la confluencia de la Ronda Guinardó con el Paseo Maragall de Barcelona. Le han dado un caluroso recibimiento las familias y niños que portaban banderas vaticanas y llevaban semanas preparando con ilusión su llegada. Visiblemente emocionados y cantando "Bienvenido a la fiesta", los niños han recibido al Papa, a quien han dirigido unas palabras la Madre Superiora del centro, Rosario Hidalgo, y los niños Antonio Gómez y Maria del Mar Gajo.
María del Mar Gajo, procedente del centro que la institución también tiene en Tiana, se ha dirigido en nombre de sus compañeros al Papa, para agradecerle su presencia. "En nombre de mis compañeros del Niño Dios le quiero dar las gracias por venir a nuestra casa y por hacernos sentir felices. Porque aunque somos diferentes nuestro corazón ama como los otros corazones y queremos ser amados", ha leído, algo nerviosa ante el micrófono.
"Queremos dar las gracias a nuestros padres que nos han regalado el don de la vida y a los que nos cuidan cada día", ha dicho la joven, que al acabar ha recibido un caluroso abrazado del Pontífice entre aplausos. También ha intervenido otro chico, Antonio Gómez, alumno de la escuela, que ha pedido al Papa que los lleve siempre en su corazón.
Benedicto XVI ha bendecido después de las preces la primera piedra de la residencia de la Congregación en Tiana, la primera piedra --salida de la catedral de Barcelona y grabada con un texto especial para esta ocasión-- y el mapa del proyecto. La superiora del centro, Rosario Hidalgo, ha agradecido al Pontífice su visita y ha señalado que significa una aceptación de estos niños "incomprendidos en esta sociedad materialista, falta de valores verdaderos". Hidalgo ha añadido "la Iglesia, a pesar de su debilidad, hace presente el amor de Cristo".
El Papa, que ha hecho parte del discurso en catalán, también ha recordado que en momentos difíciles, con hogares y familias que pasan serias dificultades, los discípulos de Cristo deben multiplicar sus gestos concretos de solidaridad efectiva y constante. "La caridad es el distintivo de nuestra condición cristiana". "Todo hombre debe ser tratado con sumo respeto y cariño, sobre todo cuando se encuentra en necesidad", ha remarcado el Papa, y ha animado a los presentes a "dar lo mejor de cada uno" para ayudar a las personas que lo necesitan, quien ha añadido que considera "imprescindible" que los desarrollos tecnológicos en el campo médico "nunca" vayan en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana.
“Ocupáis un lugar muy importante en el corazón del Papa; rezo por vosotros todos los días y os ruego que me ayudéis con vuestra oración a cumplir con fidelidad la misión que Cristo me ha encomendado", ha asegurado el Pontífice a todos los presentes. Así, el Papa ha defendido que aquellos que padecen enfermedades o minusvalías psíquicas o físicas puedan recibir "amor y atenciones que los haga sentirse valorados como personas en sus necesidades concretas", ha proclamado.
A su salida y mientras el Papa entraba en el coche los niños han soltado centenares de globos para festejar la visita del Pontífice a "su casa".