El obispo de León inaugura las Jornadas Nacionales de Liturgia

Desgraciadamente don Julián es uno de los obispos más detestados por su pueblo y clero por su carácter radicalmente progresista. Tanto que se atrevió a desafiar abiertamente al Papa con un artículo contra el Motu Propio de la misa de Juan XXIII.

¿La diócesis? Una calamidad. Iglesias vacías, salvo San Isidoro, y ésta llena de ancianos (con todo el respeto que nos merecen los ancianos, tienen una característica sociológica: que les quedan pocos años de vida). Casi en ninguna parroquia se confiesa; en alguna hay absoluciones colectivas. El obispo insulta y planta a los abades de las cofradías en lugar de reconducir a éstas para una evangelización más eficaz (en ellas sí que hay jóvenes). Y un largo etcétera. Odium plebis, iglesias vacías, ninguna evangelización, parroquias donde se predica a favor del sacerdocio de las mujeres y contra el Papa. Pena, penita, pena. Ojalá llegue un nuevo pastor que haga lo que logró Munilla en Palencia: revitalizar la vida eclesial.

Sí alucinando me quedo, que algunos sigan con este lenguaje trasnochado y caduco. Que nos hablen todavía de "equipos de animación", y de "participación litúrgica". La "actuosa participatio" querida por el Concilio significa sacar, obtener, el máximo provecho espiritual de la liturgia. No llenar el altar de gente subiendo y bajando, para lucirse personalmente, y dárnoslas de originales y creativos. Verdaderamente es una pena que nuestros obispos, con D. Julián al frente, sigan remando, con estos planteamientos trasnochados, contra la corriente de auténtica renovación litúrgia (en la "hermenéutica de la continuidad")alentada y potenciada por el Papa Benedicto XVI. En vez de tantas jornadas que tomen buena nota del ejemplo que les dará el Papa en su próxima visita a Santiago y Barcelona: centralidad del Crucifijo (no del celebrante),reverencia y belleza en la celebración, comunión de rodillas, uso del latín... etc

Estoy de acuerdo con el comentario que firma un joven leonés preocupado, pero se equivoca la gente de león, incluidos los curas, no quieren al obispo por su carácter progresista, que no lo es, sino por cu carácter: seco, hosco, brusco, lejano, maleducado, dictatorial, impositivo y un largo etc. El es el centro de la Diócesis y todo debe girar en torno a él y lo que no guiere, malo. Además dicen los curas que es vengativo, que como alguien no le haga caso o le ponga objeciones, por justas que sean, que se preparen porque es vengativo (se lo he oído a varios curas), el que la hace la paga. En esto consiste ese rechazo al obispo, tiene lo que se ha buscado y lo que sigue sembrando. Y lo malo es que no parece haber signos de que otras diócesis puedan gozar de él y de sus virtudes...

En general estoy de acurdo con el comentario de un jóven leones preocupado.
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"Este año se centrarán en el espíritu de la renovación litúrgica, un concepto que “hace muchos años” puso en marcha el Concilio Vaticano II y que implicó pasar de latín a las lenguas modernas y actualizar los libros, entre otros aspectos."

Pero todavía no se ha enterado este pastor lo que traído la tan alabada renovación, para seguir insistiendo todavía más.
Lo que tiene que hacer este pastor es cumplir con su obligación, que es celebrar según las rúbricas del Misal actual y no permitir abusos a sus sacerdotes, además de servir a los deseos del Papa y no escribir en su contra, impulsando la celebración con el Misal de Juan XXIII
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Personalmente considero a este obispo un mal presidente de la Comisión Litúrgica de la C.E. y le pregunto ¿ Para cuando Monseñor, el "pro multis"?. Usted practica una descarada desobediencia a las intenciones del Papa
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"Mons. Julián López, a asegurado a Efe que se busca una «renovación» de los ritos con el objetivo de «mejorar» las celebraciones, en las que el eje será «el carácter comunitario»"

¿Y cuando va a ser el Señor, Cristo Jesús, el Espiritu Santo, nuestro defensor y santificador y el Padre celestial, es decir, la Santísma Tiinidad, el eje de la celebración?
Ay monseños, con pastores como usted, las ovejas andan descarriadas; ruego a Dios que le otorgue el don del Espíritu que

López Quintana, sin haber tratado mucho a don Julián (sólo tuve una vez una reunión con él), ratifico lo que dices: es seco, hosco, brusco, maleducado y todas esas cosas. Es experto en dar plantones, emplea en ocasiones un lenguaje soez más propio de taberna que de palacio episcopal y sí, todo lo que quieras.

Pero creo que es innegable que, a su falta de aptitud personal para ser pastor de almas, se une un perfil ideológico muy definido que está teniendo consecuencias. En sus nombramientos, claro: recuerda cómo se comportó con don Lauro, que era defensor del vínculo de la Diécesis, por una cuestión doctrinal. Y cómo ha arrinconado a los sacerdotes más tradicionales, es decir, todos los que van vestidos "de negro". No doy nombres porque no quiero crear problemas, pero si conoces la diócesis seguro que estás pensando en lo mismo que yo. ¿Más indicios? La liturgia sesentera que está promoviendo, el arrinconamiento de los movimientos, los conflictos con las cofradías (desprecia la piedad popular), el gravísimo incidente de T. (nuevamente callo por caridad) y un largo, largo etcétera que sitúan a don Julián como una grave amenaza para la Diócesis. Se la está cargando.

Pienso que los fieles tenemos responsabilidad en no participar en la liturgia. Todos debemos ser menos pasivos, hay muchos que asisten a misa sin abrir la boca ni para decir amén, y menos cantar, claro.
Los católicos somos muy individualistas, no nos relacionamos entre nosotros en la iglesia. Me parece que el párroco debería conocer más a los que asisten y proponer grupos para ser participativos en actividades y entre los grupos para que hubiera mas calor en la relación entre los que van a los cultos. Por ejemplo se podían hacer grupos de Oración, de Lectio Divina, de visitar a enfermos o personas solas etc. Todos deberían aportar ideas para que fuera mas el portarse como hermanos en la fe.
Así los obispos se relacionarían con los de su diócesis de manera adecuada, porque la gente crearía opinión y hablaría para ponerse a bien en lugar de criticar.