«La crisis económica es oportunidad para revisar los modelos de desarrollo»

El Papa insta a los empresarios romanos a revisar las propias conductas a la luz de la Doctrina social de la Iglesia

El Papa recibió ayer en el Vaticano a los miembros de la Unión de Industriales y Empresarios de Roma y se refirió a su reciente encíclica social «Caritas in Veritate», reiteró la necesidad de poner al hombre en el centro de la economía. Benedicto XVI aseguró que «nadie ignora» los sacrificios que tienen que hacer los empresarios para mantener o abrir sus empresas, y recordó que «el camino más seguro para contrarrestar el declive del sistema empresarial» pasa por «invertir en investigación e innovación, no practicar la competencia injusta entre empresas, no olvidar los deberes sociales e incentivar una productividad de calidad para responder a las reales necesidades de las gentes».

(Agencias/InfoCatólica) En la víspera de la fiesta de San José, a quien puso como ejemplo para todos aquellos que desempeñan cargos de responsabilidad en el mundo del trabajo, Benedicto XVI recibió ayer en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a los miembros de la Unión de Industriales y de las Empresas de Roma. El presidente de esta asociación aseguró que venían al Vaticano para testimoniar ante el Santo Padre su compromiso, en estos tiempos difíciles y confusos en la búsqueda de sincera coherencia con las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia.  

Refiriéndose a la crisis económica, en el contexto de la globalización, y a sus repercusiones negativas, el Papa les alentó a enfocar esta compleja situación como una oportunidad para revisar los modelos de desarrollo, impulsando un “tiempo nuevo” en el mundo financiero. Benedicto XVI ha reiterado el magisterio pontificio y de la Iglesia y ha evocado su Encíclica sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad.  La empresa, aseguró el Santo Padre, producirá “riqueza social” si la guía un empresario previsor “que prefiere inversiones a largo plazo frente al beneficio especulativo y que promueve la innovación antes que pensar en acumular riqueza sólo para él”.

“En la Encíclica social, Caritas in veritate, he señalado que venimos de una fase de desarrollo en que se ha privilegiado lo que es material y técnico, con respecto a lo que es ético y espiritual. Y he alentado a colocar, en el centro de la economía y de las finanzas, a la persona (cfr n.25), que Cristo desvela en su dignidad más profunda. Proponiendo, además, que la política no se subordine a los mecanismos financieros, he solicitado la reforma y la creación de ordenamientos jurídicos y políticos internacionales (cfr n. 67), proporcionados a las estructuras globales de la economía y de las finanzas, para conseguir de forma más eficaz el bien común de la familia humana”. 

“Siguiendo las huellas de mis predecesores, he reiterado que el aumento del desempleo, en especial de los jóvenes, el empobrecimiento económico de muchos trabajadores y el surgimiento de nuevas formas de esclavitud, exigen como objetivo prioritario el acceso a un trabajo digno para todos (cfr n. 32 y 63). Lo que guía a la Iglesia en hacerse promotora de esta meta es la convicción de que el trabajo es un bien para el hombre, para la familia y para la sociedad y es fuente de libertad y de responsabilidad. En el logro de estos objetivos están implicados, naturalmente, junto con otros sujetos sociales, los empresarios, que deben ser alentados en su compromiso al servicio de la sociedad y del bien común”.

“El empresario atento al bien común está llamado a ver su propia actividad siempre en el marco de un ‘todo’ plural (…). Un humanismo abierto a Dios y, justo por ello, abierto al hombre y a una vida entendida como tarea solidaria y gozosa (cfr n. 78). El desarrollo, en cada sector de la existencia humana, implica también una apertura a lo trascendente, a la dimensión espiritual de la vida, a la confianza en Dios, al amor, a la fraternidad, a la acogida, a la justicia y a la paz (cfr n. 79). Me complace subrayar todo esto mientras nos encontramos en Cuaresma, tiempo propicio para la revisión de las propias conductas profundas y para interrogarnos sobre la coherencia entre los fines a los cuales tendemos y los medios que utilizamos”.

7 comentarios

Foix
Me parece fundamental incorporar al mundo de la empresa los principios rectores de la vida cristiana y, especialmente, colocar a la persona en el centro. Toda la vida gravita en torno a la persona y no hay mejor cultura corporativa que la que la promociona y enaltece.
19/03/10 9:30 PM
Maestre_de_Campo
¿Por qué este hombre no se dedica a la teología y deja la economía a los economistas?
Si el Papa quiere que haya más trabajo debería reprender a los Estados por reprimir a los empresarios y dificultar su taréa mediante impuestos -robos- y legislación absurda.
19/03/10 10:14 PM
Ana_MS
Muy bueno lo dicho por el Papa, aunque me parece que no le van a hacer ni caso. Pocos empresarios conciben la ganancia económica como medio para conseguir el bienestar de sus trabajadores y el desarrollo de la propia empresa (es decir, intentar crear algo humano), y no como fin.

Un cordial saludo.
20/03/10 8:37 AM
Foix
¿Acaso la economía es un asunto que no concierne a los cristianos?¿La creación de riqueza, su reparto, la promoción de los hombres y las familias, las condiciones de trabajo, la justicia, no son acaso extremos que interesen a los cristianos?¿Es que los cristianos han de ser indiferentes al desempleo, al abuso, a la corrupción, al despilfarro de los recursos públicos, al daño que se causa a la vida comunitaria por razón de políticas egoistas o absurdas?¿Tenemos los creyentes que centrarnos solamente en la vida espiritual y dar la espalda al mundo?
20/03/10 12:07 PM
Ana_MS
Totalmente de acuerdo con Foix.

Un cordial saludo.
20/03/10 12:35 PM
Maestre_de_Campo
No, Foix, no he dicho yo eso. Me limito a explicar que, del mismo modo que el Papa antes de hablar de cualquier otra ciencia se informa, debería hacerlo con la economía.
Los empresarios solo pueden mejorar la calidad de vida de los trabajadores cuando la demanda de trabajo -empresarios demandando trabajadores- es mayor que la oferta -trabajadores ofreciendose para trabajar-.
Si el papa supiera eso no pediría a los empresarios actuales un sacrificio, que harán sus trabajadores, para que unos trabajadores se vayan al paro y permitir a otros vivir mejor.
El sacrificio debería pedírselo a los Gobiernos, y recordarles que hay un mandamiento, "no robarás", que debería regir la acción de los Gobiernos de países cristianos, así como de los que quieran considerarse moralmente válidos.
Todas las situaciones de explotación, y de violencia, de injusticia y de crueldad que se dan en la vida son consecuencia del Pecado y eso sí interesa a la Iglesia, pero el Paro, o el PIB no son cuestiones de pecado o virtud, y no hay en las enseñanzas de la Iglesia ningún aspecto que se considere de economía, del mismo modo que no lo hay sobre la forma del Estado, ni sobre las Centrales Nucleares que debe haber.

Una cosa son los principios generales y otra cómo se articulen en una determinada sociedad. Un buen ejemplo es el famoso Mandamiento "no robarás" y su implementación en una sociedad como la española en la que la Constitución limita el derecho a la propiedad a la "función social" que establece el propio Estado... Realmente sorprendente. Eso sí es una injusticia contra la que el Papa y la Iglesia deberían clamar, por no hablar de una revisión moralmente estricta del concepto "impuesto" a la luz del Mandamiento.
20/03/10 1:12 PM
Maestre_de_Campo
No, Foix, no he dicho yo eso. Me limito a explicar que, del mismo modo que el Papa antes de hablar de cualquier otra ciencia se informa, debería hacerlo con la economía.
Los empresarios solo pueden mejorar la calidad de vida de los trabajadores cuando la demanda de trabajo -empresarios demandando trabajadores- es mayor que la oferta -trabajadores ofreciendose para trabajar-.
Si el papa supiera eso no pediría a los empresarios actuales un sacrificio, que harán sus trabajadores, para que unos trabajadores se vayan al paro y permitir a otros vivir mejor.
El sacrificio debería pedírselo a los Gobiernos, y recordarles que hay un mandamiento, "no robarás", que debería regir la acción de los Gobiernos de países cristianos, así como de los que quieran considerarse moralmente válidos.
Todas las situaciones de explotación, y de violencia, de injusticia y de crueldad que se dan en la vida son consecuencia del Pecado y eso sí interesa a la Iglesia, pero el Paro, o el PIB no son cuestiones de pecado o virtud, y no hay en las enseñanzas de la Iglesia ningún aspecto que se considere de economía, del mismo modo que no lo hay sobre la forma del Estado, ni sobre las Centrales Nucleares que debe haber.

Una cosa son los principios generales y otra cómo se articulen en una determinada sociedad. Un buen ejemplo es el famoso Mandamiento "no robarás" y su implementación en una sociedad como la española en la que la Constitución limita el derecho a la propiedad a la "función social" que establece el propio Estado... Realmente sorprendente. Eso sí es una injusticia contra la que el Papa y la Iglesia deberían clamar, por no hablar de una revisión moralmente estricta del concepto "impuesto" a la luz del Mandamiento.
20/03/10 2:02 PM

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