(Cadena Ser/InfoCatólica) No es Venezuela o Nicaragua. Todavía. El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ha remitido una carta al presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, en la que expresa su malestar por sus recientes declaraciones en torno a la crisis política provocada por la corrupción que afecta al Gobierno y al PSOE. Bolaños denuncia que esas afirmaciones reproducen «de forma exacta» los argumentos de los principales partidos de la oposición y recuerda que la Iglesia no se pronunció ante los casos que afectaron al Partido Popular.
La misiva del ministro responde a la propuesta formulada esta semana por los obispos españoles para buscar «una salida al bloqueo institucional», que incluía la posibilidad de recurrir a instrumentos democráticos como la moción de censura o de confianza. El secretario general y portavoz de la CEE, César García Magán, en rueda de prensa tras la Comisión Permanente celebrada en Madrid, defendió la necesidad de priorizar el bien común por encima de los intereses partidistas:
«Como saben todos ustedes, la corrupción es uno, lo dijo en su magisterio San Juan Pablo II y también lo ha dicho el Papa Francisco, la corrupción es uno de los cánceres de una democracia porque la corrupción, sea del color que sea, mina los pilares de una democracia, entendida como ese gobierno del pueblo, porque hace perder la credibilidad. Y la corrupción de un sistema democrático es una puerta de entrada peligrosísima luego a situaciones de autoritarismo y tenemos ejemplos en el universo mundo, a situaciones de regímenes que dejan de ser democráticos».
Y añadió:
«Y por lo tanto, aquí vuelvo a decir lo que he dicho, hay que mirar, hay que levantar el horizonte y hay que buscar ese bien común de la sociedad para salvar el sistema y ese bien común de la sociedad está por encima de intereses de partidos tacticistas o de intereses de partidos meramente electoralistas».
Estas declaraciones, según Bolaños, suponen una interferencia en el terreno político que cuestiona la neutralidad institucional de la Iglesia.
El ministro reprocha además la «comunión espiritual y política» de la jerarquía eclesiástica con partidos de derecha y ultraderecha, recordando la participación de Argüello en actos con Santiago Abascal donde se lanzaron críticas al Gobierno y se promovieron agendas contrarias a derechos como el aborto, el matrimonio igualitario o la protección del colectivo LGTBI. Es decir, el ministro critica a la Iglesia por hacer lo que la Iglesia tiene la obligación de hacer.
En su carta, Bolaños asegura que, a diferencia del PP, el PSOE ha asumido responsabilidades políticas desde el inicio de los escándalos, apartando a José Luis Ábalos y Santos Cerdán, y subraya el compromiso del Ejecutivo por evitar que estos hechos se repitan. La realidad es que el PSOE está en una situación de colapso porque hoy mismo la UCO (ndr: algo parecido al FBI en España) ha entrado por orden judicial en la sede para investigar la posible implicación del partido en la corrupción de Ábalos y Cerdán.
Argumento retorcido del ministro
El Gobierno también aprovecha la misiva para cuestionar la actitud de la Conferencia Episcopal ante los casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia. Según el ministro, el deseo del Episcopado de un adelanto electoral podría estar motivado por el intento de frenar debates como la reparación a las víctimas o la tipificación como delito de las llamadas «terapias de conversión».
Bolaños concluye su carta reafirmando la disposición del Ejecutivo a mantener unas relaciones institucionales basadas en el respeto, aunque pide a la Iglesia un compromiso claro con la «neutralidad política y partidista».