(UCANews/InfoCatólica) En 2024, se estimaba que el número de diáconos permanentes en Estados Unidos superaba los 20.000. Sin embargo, «al igual que ocurre con los sacerdotes en Estados Unidos, no se ordenan suficientes nuevos diáconos permanentes para suplir a los que se jubilan o fallecen cada año», según un nuevo informe.
El documento, titulado «Un retrato del diaconado permanente en 2025», fue publicado el 12 de junio por el Comité sobre el Clero, la Vida Consagrada y las Vocaciones de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).
«Los diáconos desempeñan un papel invaluable al llevar la esperanza del Evangelio a todos los miembros de la sociedad», afirmó el obispo Earl A. Boyea, de Lansing (Michigan) y presidente del comité. «Con su testimonio en la parroquia, en sus familias, en el trabajo y en el servicio a los pobres, la vida del diácono refleja el corazón de Cristo siervo en actos fieles y muchas veces ocultos de caridad».
Desde 2005, el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado de la Universidad de Georgetown realiza esta encuesta anual, que estudia la demografía y las tendencias del diaconado permanente en EE.UU.
La encuesta de 2025 se llevó a cabo entre febrero y mayo, y recibió respuestas de 140 de las 185 diócesis, arquidiócesis y eparquías con oficina activa del diaconado, lo que representa una tasa de respuesta del 76 %.
El total registrado entre diócesis participantes fue de 16.769 diáconos permanentes (activos y no activos), y el informe extrapoló ese dato para estimar un total de hasta 20.212 diáconos permanentes en el país.
Las arquidiócesis con mayor número de diáconos fueron Chicago (848), Atlanta (385), Nueva York (369), San Antonio (361) y Galveston-Houston (316). En el extremo opuesto, las diócesis de Rapid City (Dakota del Sur, 43), Lexington (Kentucky, 77) y Bismarck (Dakota del Norte, 94) contaban con menos de 100 diáconos; Tulsa (Oklahoma) tenía 105.
En 2024 se ordenaron 393 nuevos diáconos permanentes, pero durante ese mismo año, 545 se jubilaron y 361 fallecieron, lo que supuso una pérdida neta de 513 diáconos. No obstante, el 92 % de las jurisdicciones eclesiásticas cuentan con programas de formación activa para el diaconado permanente, y un 30 % de las que no tienen previsto iniciar uno en los próximos dos años.
La mayoría de los diáconos permanentes activos (96 %) tienen al menos 50 años, y el 38 % supera los 70. Un 18 % se encuentra en la franja de los 50 años y un 41 % en los 60.
Estos datos se enmarcan en el contexto del envejecimiento general de la población estadounidense, que prevé que en 2030 más del 20 % de la población tendrá 65 años o más, porcentaje que subirá al 23 % en 2050, según la Oficina del Censo.
El 96 % de las diócesis y eparquías tiene una edad mínima para ingresar al diaconado permanente, con un promedio de 32 años. Un 58 % establece una edad de jubilación obligatoria, que suele situarse en los 75 años.
Actualmente, el 93 % de los diáconos permanentes está casado, el 4 % son viudos y el 2 % nunca se ha casado.
En cuanto a la composición étnica, el 74 % son blancos, el 20 % hispanos o latinos, el 3 % asiáticos o de las islas del Pacífico y el 2 % afroamericanos.
El 66 % de los diáconos permanentes activos tiene estudios universitarios, y el 32 % posee un título de posgrado (el 15 % en áreas relacionadas con el diaconado).
Solo el 10 % de los diáconos activos recibió compensación económica por su labor en 2024, una cifra ligeramente inferior al 11 % del año anterior. Desde 2009, el promedio de diáconos remunerados ha sido del 16 %, oscilando entre el 11 % y el 21 %. Si la tendencia continúa, se estima que en 2028 alrededor del 12 % recibirán alguna forma de compensación.
Las posiciones más comunes con remuneración fueron ministerios parroquiales (24 %) y trabajos no ministeriales (18 %), seguidos por cargos diocesanos no ministeriales (14 %) y ministeriales (11 %).
El 10 % de los diáconos activos con remuneración estuvo encargado del cuidado pastoral de una o más parroquias en 2024, algo permitido por el derecho canónico en casos de escasez de sacerdotes.
El diaconado permanente, cuyos orígenes se remontan a la época apostólica, decayó durante la Edad Media debido al auge del sacerdocio. Tras la Segunda Guerra Mundial, esta vocación volvió a recibir atención. En 1959, Caritas Internationalis solicitó su restauración.
El Concilio Vaticano II aprobó su restablecimiento, y san Pablo VI promulgó la decisión mediante normas canónicas y un nuevo rito de ordenación.
«Con la publicación de esta encuesta, pido que sigamos orando por los diáconos y por un aumento de vocaciones al diaconado permanente en Estados Unidos», concluyó el obispo Boyea.