(CNAd/InfoCatólica) «Esta acción demencial en una escuela de Graz nos deja sin palabras», expresaron en un comunicado conjunto el obispo Krautwaschl y el obispo auxiliar Johannes Freitag. «Nuestro más profundo pésame va dirigido a los alumnos, al personal docente y a los familiares. Les acompañamos con nuestra oración y estamos disponibles con todos nuestros medios para quienes necesiten apoyo. Al mismo tiempo, agradecemos a todos los que han prestado ayuda.»
Según informó la televisión pública austriaca ORF, una de las víctimas falleció en la noche del martes debido a la gravedad de sus heridas, elevando a once el número total de fallecidos, incluido el propio atacante. El ministro del Interior, Gerhard Karner, confirmó que entre las víctimas mortales hay seis mujeres y cuatro varones, además del criminal.
El autor del ataque, que había abandonado la escuela sin graduarse, utilizó dos armas de fuego —una larga y una corta— que, según las autoridades, poseía legalmente. Aún se desconocen los motivos que le llevaron a perpetrar la matanza. Tampoco se han difundido detalles precisos sobre la secuencia de los hechos.
La policía fue alertada hacia las 10:00 de la mañana por los disparos y los gritos en el interior del centro. Inmediatamente se desplegó un gran operativo, incluyendo unidades especiales como el EKO Cobra. Según el director general de Seguridad Pública, Franz Ruf, 17 minutos después del primer aviso las fuerzas especiales lograron asegurar el edificio, lo que permitió la llegada rápida de los equipos médicos de emergencia. Tanto los alumnos como el personal fueron evacuados a un punto seguro.
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Georg Bätzing, también expresó su solidaridad:
«Mi más sentido pésame y mi profunda condolencia. Muchas personas, incluidos escolares, han sido heridas brutalmente y arrancadas de la vida de forma repentina. No hay palabras que puedan describir esta atrocidad sin sentido.»
«Nuestros pensamientos y oraciones están con las víctimas, con sus seres queridos, con quienes presenciaron el horror y también con los capellanes y servicios de emergencia que intervinieron», añadió Bätzing. «Que el auxilio de Dios brinde fuerza, consuelo y esperanza a todos los afectados.»