(NCRegister/InfoCatólica) Una cápsula futurista para el suicidio asistido fue utilizada por primera vez en Suiza en septiembre de 2024, con resultados mortales. Una mujer estadounidense de 64 años, que padecía una grave afección inmunológica, ingresó en la cápsula Sarco —abreviatura de «sarcófago»—, diseñada en impresión 3D, y activó un mecanismo que liberaba gas nitrógeno, eliminando el oxígeno del habitáculo y provocando su asfixia.
La muerte fue anunciada por el inventor del dispositivo, Philip Nitschke. Poco después, las autoridades suizas se presentaron en la cabaña donde ocurrió el hecho, incautaron la cápsula y arrestaron a varios miembros del grupo proeutanasia suizo The Last Resort, que había supervisado el procedimiento. Las circunstancias generaron sospechas debido a marcas inexplicables halladas en el cuello de la mujer.
El caso adquirió un giro trágico cuando el pasado 5 de mayo Florian Willet, de 47 años, cofundador del grupo y testigo de la muerte, fue hallado muerto por suicidio asistido en Alemania. Willet había sido detenido durante 70 días mientras se investigaba la posibilidad de un homicidio, pero fue liberado en diciembre de 2024 tras descartarse la acusación de estrangulamiento mediante un análisis forense.
Aunque la Fiscalía suiza descartó el homicidio, mantiene sospechas fundadas de «inducción y ayuda al suicidio», algo penado por la legislación suiza si se realiza con fines egoístas como el lucro o la notoriedad. Paralelamente, la familia de la fallecida ha demandado al grupo The Last Resort por irregularidades legales y éticas en el proceso.
Según una esquela publicada por el propio Nitschke, Willet quedó profundamente afectado tras su detención: «Se fue su sonrisa cálida y su confianza; quedó un hombre traumatizado por la experiencia de encarcelamiento y la acusación injusta». Tras su liberación, Willet sufrió una caída desde el tercer piso de su vivienda en Zúrich, fue operado y sometido a rehabilitación. Un informe psiquiátrico de enero de 2025 indicó que padecía «un trastorno psicótico agudo polimorfo» derivado del estrés sufrido.
Suiza permite el suicidio asistido bajo ciertas condiciones, incluso para no residentes, siempre que la persona actúe por sí misma y que quienes le asistan no tengan motivos egoístas. Este marco legal ha llevado a muchas personas de distintos países a buscar este procedimiento en territorio suizo, facilitado por organizaciones como Dignitas y Exit. No obstante, el uso de la cápsula Sarco —sin control médico directo— ha generado un nuevo debate legal y ético. Nitschke ha anunciado el desarrollo de una nueva versión del dispositivo capaz de alojar a dos personas.
La Iglesia Católica condena con firmeza toda forma de suicidio y eutanasia por considerarlas contrarias a la dignidad humana. En la declaración Dignitas Infinita, publicada en 2024 por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, se advierte que «las leyes que permiten la eutanasia o el suicidio asistido suelen denominarse “leyes de muerte digna”. Así se difunde la falsa idea de que tales prácticas respetan la dignidad de la persona humana».
«Sin embargo», prosigue el documento, «debe reiterarse con fuerza que el sufrimiento no hace perder la dignidad al enfermo, que le pertenece intrínseca e inalienablemente. Más bien, el sufrimiento puede convertirse en ocasión para fortalecer los vínculos de pertenencia mutua y para tomar conciencia del valor precioso de cada persona para toda la familia humana».
Durante su audiencia general del miércoles, el Papa León XIV aludió al debate en Francia sobre la legalización de la eutanasia, y afirmó: «Incluso cuando parece que podemos hacer poco en la vida, siempre vale la pena vivir». El Santo Padre concluyó: «Siempre existe la posibilidad de encontrar sentido, porque Dios ama nuestra vida».