(The Pillar/InfoCatólica) Una de las víctimas del obispo, el ex seminarista Matías Montes, declaró esta semana que Zanchetta se había reunido con el Mons. Luis Scozzina, actual obispo de Orán.
El propio Montes le ha visto:
«Zanchetta está en Salta, recibió la visita del actual obispo de Orán, le están preparando una habitación en el monasterio, lo vi con mis propios ojos»
Zanchetta viajó a Roma el pasado mes de noviembre para ser sometido a una operación de corazón, ya que sus abogados alegaron que «no existían centros médicos en Argentina que garantizaran las condiciones necesarias para la operación, y además el procedimiento en Italia sería más económico».
Según los términos del permiso para viajar, concedido por un tribunal argentino, Zanchetta debía regresar antes del 1 de abril para seguir cumpliendo su condena bajo arresto domiciliario en un monasterio que sirve como residencia para sacerdotes jubilados.
Sin embargo, a comienzos de ese mes se desconocía su paradero. El Hospital Gemelli confirmó en ese momento que Zanchetta había sido dado de alta, pero desde la diócesis no se quiso confirmar si había regresado a Argentina.
Montes cree que Zanchetta solicitará la libertad condicional anticipada, permitida por el código penal argentino. Y se ha quejado de la falta de apoyo por parte de la Iglesia:
«Sabemos que lo va a pedir, le están allanando el camino… El sistema judicial no hizo un buen trabajo. No tenemos ninguna confianza en ellos en Salta, mientras la Iglesia siga cerca del Estado, esto seguirá ocurriendo. Fuimos totalmente abandonados. Queríamos ser sacerdotes y tuvimos que irnos. No hubo ayuda psicológica, ni apoyo, ni justicia real».
Caso Zanchetta
En 2015, se encontraron imágenes sexualmente explícitas en el teléfono móvil de Zanchetta, incluyendo algunas de jóvenes y otras de él mismo en actitudes inapropiadas. Al ser informado, el Papa Francisco lo convocó a Roma en octubre de ese año. Zanchetta alegó que su teléfono había sido hackeado, y el Papa, aplicando el principio de in dubio pro reo (en la duda, a favor del acusado), aceptó su explicación. Es decir, exactamente lo contrario de lo que ha hecho en otras ocasiones, como es el del cardenal Cipriani, sancionado sin tener ni siquiera derecho a defenderse de la acusación de una supuesta víctima anónima, o el conocido como caso del «clan de los Romanones», donde el Pontífice dio crédito a la denuncia de la supuesta víctima de abusos por parte de sacerdotes de la archidióces de Granada (España), con la particularidad de que, a diferencia de en el caso Zanchetta, la justicia les declaró inocentes. El Pontífice no solo dio por hecho la existencia de abusos sino que afirmó al respecto: «la verdad es la verdad y no debemos esconderla»
En 2017, Zanchetta renunció al obispado de Orán, oficialmente por problemas de salud, sin mencionar para nada las denuncias, a pesar de que se conocían desde años atrás. Posteriormente, el Papa Francisco, en un inexplicable ejemplo de protección de una persona acusada con fundamento de abusos, lo nombró asesor en la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) en el Vaticano, un puesto creado específicamente para él. Sin embargo, en 2019, tras nuevas acusaciones de abuso sexual, fue suspendido de su cargo y se inició una investigación canónica en su contra. Significativamente, esa investigación canónica no había dado el año pasado ningún resultado.