(CNAd/InfoCatólica) En su intervención, que fue transmitida por internet, el purpurado rechazó la idea de que la identidad corporal y sexual pueda ser objeto de una transformación radical según los deseos individuales. Afirmó que el cambio de sexo no es una simple modificación externa comparable a una cirugía estética, sino que implica «la pretensión de un cambio de identidad, el deseo de ser otra persona».
Advirtió sobre la intención de algunas corrientes de pensamiento de crear, mediante medios técnicos, una «realidad alternativa a conveniencia». No obstante, reconoció la existencia de casos de disforia severa que pueden llevar a situaciones de vida «insoportables», y subrayó la necesidad de tratar estas excepciones con extrema cautela.
El cardenal también defendió la dignidad infinita del ser humano, un concepto que ha generado críticas en algunos sectores a raíz del documento del Dicasterio sobre la dignidad humana, Dignitas infinita. Explicó que el término «infinita» proviene de san Juan Pablo II, quien lo usó por primera vez en un encuentro con personas con discapacidad en Osnabrück. «El amor de Dios, que es infinito, otorga a cada persona humana una dignidad infinita», afirmó el cardenal, destacando que esta no depende de las capacidades naturales del individuo.
Según Fernández, la dignidad humana es absoluta e incondicional, sin importar la situación en la que se encuentre una persona. Se trata de un principio no solo derivado de la religión, sino también accesible a través de la razón humana y el diálogo. Recordó que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 resalta «la dignidad innata y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana».
El cardenal también se refirió a la oposición del Papa Francisco a la pena de muerte como una expresión de este principio: «Si no le niego la dignidad ni siquiera al peor criminal, entonces no se la negaré a nadie». Explicó que la encíclica Dignitas infinita aborda temas como la pobreza, la migración, la discapacidad, la violencia de género y la trata de personas, y concluyó afirmando que «ninguna antropología sobre la persona humana se equipara a la de la Iglesia».
El congreso de la KHKT se extenderá durante varios días e incluirá un total de 18 ponencias y una mesa redonda, en las que se debatirá sobre la fundamentación y aplicación de la dignidad humana.