(Kathpress/InfoCatólica) El 21 de noviembre de 2024 se conmemoró el 60.º aniversario de la promulgación de «Lumen gentium», la constitución dogmática sobre la Iglesia, uno de los documentos más emblemáticos del Concilio Vaticano II. En este marco, los teólogos Jan-Heiner Tück y Andreas Batlogg participaron en el podcast «Diesseits von Eden», donde destacaron la vigencia de este texto en el contexto de los desafíos actuales de la Iglesia Católica.
Tück, profesor de dogmática en Viena, y Batlogg, jesuita y experto en el Concilio, analizaron cómo «Lumen gentium» refleja dos modelos de Iglesia que todavía generan tensiones: uno basado en una estructura jerárquica tradicional y otro que promueve la concepción de la Iglesia como «Pueblo de Dios». Este último modelo, introducido bajo la influencia de teólogos como Karl Rahner, abrió nuevas perspectivas al diálogo con el mundo y al empoderamiento del laicado.
En su intervención, Batlogg recordó que el texto inicial de «Lumen gentium» recibió críticas significativas antes de ser reformulado, entre ellas las de Rahner, quien contribuyó a la incorporación de la metáfora de la Iglesia como «Pueblo de Dios». Por su parte, Tück subrayó que esta visión no anula la dimensión jerárquica, sino que busca un equilibrio entre ambas, evitando un empoderamiento unilateral de los laicos o una visión exclusivamente clerical.
Otro aspecto central del documento es la introducción de la expresión «subsistit in», que establece que la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia Católica, aunque también reconoce elementos de santificación y verdad fuera de sus límites visibles. Este concepto, según los expertos, sigue siendo crucial para el ecumenismo y la comprensión de la Iglesia en el mundo contemporáneo.
Además, Tück resaltó la importancia de la dimensión escatológica de la Iglesia, señalando que «Lumen gentium» aborda su carácter como «Misterio», es decir, como una realidad que abarca tanto a vivos como a difuntos, y que trasciende su manifestación terrenal. Este enfoque, indicaron los especialistas, se alinea con el proceso sinodal liderado por el Papa Francisco, que busca renovar la vida eclesial desde la comunión y la participación.
Finalmente, el documento establece que el ejercicio de la autoridad debe ser sinodal, integrando la voz del Pueblo de Dios en las decisiones episcopales. Este principio, según los teólogos, sigue siendo un desafío en la práctica eclesial y una invitación a profundizar en el espíritu del Concilio Vaticano II.
