(Zenit/InfoCatólica) Tras agradecerles su presencia, Benedicto XVI mostró su alegría por saber que en sus familias se conserva la costumbre de poner el Belén. «No basta con repetir un gesto tradicional, aunque sea importante –indicó–. Hay que intentar vivir en la realidad del día a día lo que el pesebre representa, es decir el amor de Cristo, su humildad, su pobreza». ”
El Papa recordó que cuando San Francisco de Asís hizo el primer Belén «representó en vivo la escena de la Natividad, para poderla contemplar y adorar, pero sobre todo para saber poner en práctica mejor el mensaje del Hijo de Dios, que por amor a nosotros se despojó de todo y se hizo un niño pequeño».
Benedicto XVI propuso una reflexión ante el nacimiento: «La Virgen y san José no parecen una familia muy afortunada; han tenido su primer hijo en medio de grandes dificultades», explicó. Y continuó: «Sin embargo están llenos de profunda alegría, porque se aman, se ayudan, y sobre todo están seguros de en su historia está la obra Dios, Quien se ha hecho presente en el pequeño Jesús».
Seguidamente preguntó: «¿Y los pastores? ¿Qué motivo tienen para alegrarse? El Bebé no cambiará realmente su condición de pobreza y de marginación». «Pero la fe les ayuda a reconocer en el “niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre», el «signo» del cumplimiento de las promesas de Dios para todos los hombres «en quienes Él se complace –dijo, citando el Evangelio de San Lucas–, ¡también para ellos!».