(Zenit/InfoCatólica) La ceremonia tuvo lugar en la Basílica de San Pablo Extramuros de la ciudad de Roma. Los nuevos sacerdotes provienen de once países: México (29), Estados Unidos (9), España (7), Canadá (3), Brasil (2), Alemania (2), Francia (2), Italia (2), Venezuela (1), Vietnam (1) y República Checa (1), y se celebró coincidiendo con la Festividad de la Virgen de Guadalupe. Asistieron más de 3.000 personas entre familiares y amigos, religiosos legionarios de Cristo y miembros del Regnum Christi.
Concelebraron con monseñor Brian Farrell, L.C., monseñor Pedro Pablo Elizondo, L.C., obispo de la Prelatura de Cancún-Chetumal; monseñor Jorge Bernal, L.C., obispo emérito de la prelatura de Cancún-Chetumal; el arzobispo Luigi de Magistris, pro-penitenciario mayor emérito; y monseñor Paolo Schiavon, obispo auxiliar de la zona sur de Roma.
Monseñor Farrell inició la homilía resaltando el hecho de celebrar esta ceremonia en la Basílica de San Pablo, «junto a la tumba del apóstol que tanto fatigó por la difusión del Evangelio» y recordando que así como «la trasformación de Saulo en Pablo se dio por un encuentro con Cristo resucitado», en el que san Pablo «entendió que la vida del discípulo, individual y colectiva, no es sólo una imitación, desde fuera, de un Maestro-modelo», sino que «es una verdadera transformación», ese proceso se ha de dar en la vida de cada bautizado.
«La vida del cristiano –aseguró el obispo– no es más que un proceso de asimilación con Dios mismo, que se actualiza en la celebración de los sacramentos, de modo eminente en la Eucaristía, en la eliminación de las escorias del pecado y en la conformación con Cristo, y por consecuencia, en la obediencia a la voluntad de Dios en la vida concreta de todos los días». Y dirigiéndose a los ordenandos, añadió: «El sacerdocio que recibís hoy es el servicio de esta santificación, formación y guía del entero pueblo de Dios».
Posteriormente, hizo alusión al Año Sacerdotal que se está viviendo en la Iglesia: «Vuestra ordenación sacerdotal tiene lugar en el año especialmente dedicado al sacerdote. Si estos son tiempos difíciles para la Iglesia, son tiempos difíciles, en modo particular, para los ministros de Cristo que tienen una responsabilidad específica para la vida y el bienestar de la Iglesia peregrina en este mundo, y por tanto, frecuentemente han sido objeto de la oposición que sufre la Iglesia».
Haciendo mención especial de su identidad como religiosos Legionarios de Cristo, monseñor Farrell les pidió que recuerden «que la Legión, que ahora nace bajo el signo de la Cruz, sólo tendrá futuro si todos nosotros abandonamos todo sentimiento de autosuficiencia y nos ponemos esencialmente en estado de conversión permanente, que nunca se alcanza de una vez por todas».
Desde el mes de julio un equipo de cinco obispos está realizando la visita apostólica a los Legionarios de Cristo, ordenada por el papa Benedicto XVI, después de que en febrero la congregación reconociera que su fundador, el padre padre Marcial Maciel, fallecido en enero del año 2008, había cometido hechos gravemente incompatibles con la moral católica.