El Papa pide a los cofrades italianos que sus tradiciones sean animadas por una vida espiritual real

Formación y vida sacramental de oración personal y litúrgica

El Papa pide a los cofrades italianos que sus tradiciones sean animadas por una vida espiritual real

El Papa Francisco recibió ayer en audiencia a los miembros de la Confederación de las Cofradías de las Diócesis de Italia, a quienes pidió no se replieguen sobre sí mismas, sino que se renueven en comunión con la Iglesia, reinvirtiendo en el presente su patrimonio espiritual, económico, artístico e histórico.

(Vatican.news/InfoCatólica) Una «levadura» en el entramado eclesial y social italiano que hay que mantener viva, para que fermente la colectividad. Así definió el Papa Francisco a la Confederación de las Cofradías de las Diócesis de Italia, a cuyos miembros recibió esta mañana en audiencia en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico.

Una realidad que nació en el año 2000, «en el contexto del gran Jubileo», que desde hace más de veinte años acoge, sostiene y coordina «la riquísima y variada presencia de las Cofradías» en la Iglesia italiana, y que precisamente en el contexto de un nuevo Jubileo, el del 2025, celebrará 25 años de vida.

La realidad de las cofradías en Italia

Las cofradías son una realidad muy extendida en Italia: hay aproximadamente tres mil doscientas registradas en la Confederación, que cuenta con un total de dos millones de miembros, a los que hay que añadir a los familiares y amigos que se unen a las diversas actividades. Pero también hay más de tres mil cofradías no inscriptas. Su trabajo recuerda «lo que dice el Concilio Vaticano II sobre la naturaleza y la misión de los laicos en la Iglesia», recordó el Papa. Es decir, el de estar «llamados por Dios a contribuir, casi desde dentro, a modo de levadura, a la santificación del mundo».

Es lo que ocurre con la piedad popular, «una fuerza poderosa de anuncio, que tiene mucho que dar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo», añadió Francisco, recordando la Evangelii nuntiandi de Pablo VI, «que aclaró bien el lugar de la piedad popular en la vida de la Iglesia». Y la describió como «una carta apostólica profética, que ayuda, que va adelante». Por ello, el Pontífice animó a las cofradías «a cultivar su vida asociativa y su presencia caritativa con un compromiso creativo y dinámico».

«Déjense animar por el Espíritu y caminen: como hacen en las procesiones, háganlo así en toda su vida comunitaria»

Que la riqueza y la memoria de su historia no se conviertan nunca en motivo de repliegue sobre ustedes mismos, de celebración nostálgica del pasado, de cerrazón ante el presente o de pesimismo ante el futuro; que sean más bien un fuerte estímulo para reinvertir hoy su patrimonio espiritual, patrimonio humano, patrimonio económico, artístico, histórico e incluso folclórico, abiertos a los signos de los tiempos y a las sorpresas de Dios.

Caminar en el carácter evangélico, la eclesialidad y la misionariedad

La invitación del Papa a las cofradías es a articular su camino en torno a tres líneas fundamentales: el carácter evangélico, la eclesialidad y la misionariedad. Más concretamente caminar tras las huellas de Cristo, caminar juntos, caminar anunciando el Evangelio. Para el Pontífice, las Cofradías deben ser un lugar de anuncio, y quienes pertenecen a ellas deben acercarse al Evangelio, leerlo a diario, porque el Evangelio «hace crecer el corazón». Tener «contacto físico con el Evangelio y luego contacto espiritual».

Cultivar la centralidad de Cristo

Los exhorto a cultivar la centralidad de Cristo en su vida, en la escucha cotidiana de la Palabra de Dios, organizando y participando regularmente en los momentos formativos, en la asistencia asidua a los Sacramentos, en una intensa vida de oración personal y litúrgica.

«Que sus antiguas tradiciones litúrgicas y devocionales estén animadas por una vida espiritual, una vida espiritual real, con fervor, y por el compromiso concreto de la caridad. Y no tengan miedo de actualizarlas en comunión con el camino de la Iglesia, para que sean un don accesible y comprensible para todos, en los contextos en los que viven y trabajan, y un estímulo para acercarse a la fe también para los alejados»

Caminar juntos

Para caminar juntos – sugirió el Pontífice – los instrumentos comunitarios de formación, discernimiento y deliberación, «experiencia secular de la sinodalidad», no deben ser «las reuniones puramente administrativas o particularistas», sino «siempre y ante todo, los lugares de escucha de Dios, de la escucha de la Iglesia, del diálogo fraterno, caracterizados por un clima de oración y de caridad sincera». Sólo así las cofradías podrán «ser realidades vivas» y podrán «encontrar nuevos caminos de servicio y evangelización».

Anunciar el Evangelio atendiendo a las necesidades del mundo

En cuanto al anuncio del Evangelio, es decir, la labor misionera, el Santo Padre les dijo que requiere el testimonio de la fe, cuidando de los hermanos, como lo han hecho muchas cofradías en este tiempo de pandemia, especialmente de las «nuevas pobrezas de nuestro tiempo», que son muchas y que hay que identificar.

«Mantengan vivo el carisma del servicio y de la misión, respondiendo con creatividad y con valentía a las necesidades de nuestro tiempo»

Por último, Francisco renovó la invitación a quienes se unen a las cofradías a ser misioneros del amor, de la ternura y de la misericordia de Dios.

 

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