Francisco: «Dios se esconde en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida»

«No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas»

Francisco: «Dios se esconde en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida»

Durante su alocución en el Ángelus dominical, el papa Francisco compartió ayer su reflexión sobre el Evangelio del día en el primer domingo de Adviento, animando a sacudir nuestro letargo y estar atentos, vigilantes. Como viene siendo habitual durante los últimos años de este pontificado, la presencia de fieles en la Plaza de San Pedro fue escasa.

«Vendrá tu Señor». Este es el fundamento de la esperanza cristiana, contenida en el Evangelio que la Liturgia nos regala en el primer domingo de Adviento. Es «una hermosa promesa que nos introduce en el Tiempo de Adviento», manifestó el papa Francisco en su alocución precedente al rezo mariano del Ángelus desde la Plaza de San Pedro.

«Es lo que nos sostiene incluso en los momentos más difíciles y dolorosos de nuestra vida: Dios viene. ¡No lo olvidemos nunca!», indicó.

«Siempre el Señor viene, nos visita, se hace cercano, y volverá al final de los tiempos para acogernos en su abrazo. Ante esta palabra, nos preguntamos: ¿cómo viene el Señor? ¿Y cómo reconocerlo y acogerlo? Detengámonos brevemente en estas dos cuestiones», agregó.

Respecto a la primera pregunta, sobre el modo en el que llega el Señor, explicó:

«Muchas veces hemos oído decir que el Señor está presente en nuestro camino, que nos acompaña y nos habla. Pero tal vez, distraídos como estamos por tantas cosas, esta verdad nos queda sólo en teoría; o nos imaginamos que el Señor viene de una manera llamativa, tal vez a través de algún signo prodigioso. ¿Y qué hicieron en los días de Noé? Simplemente las cosas normales y corrientes de la vida: 'La gente comía, bebía y se casaba'».

El Obispo de Roma invitó a tener en cuenta que «Dios se esconde en las situaciones más comunes y corrientes de nuestra vida. No viene en eventos extraordinarios, sino en cosas cotidianas».

«Ahí, en nuestro trabajo diario, en un encuentro fortuito, en el rostro de una persona necesitada, incluso cuando afrontamos días que parecen grises y monótonos, justo ahí está el Señor, llamándonos, hablándonos e inspirando nuestras acciones», añadió.

En el segundo punto de su predicación, el pontífice reiteró la necesidad de estar despiertos, ante el riesgo de no estar preparados para su visita, y cuenta que ha recordado, en otras ocasiones, lo que decía San Agustín: «Temo que el Señor pase y no lo reconozca».

En efecto, Francisco acotó que «de aquellas personas de la época de Noé, Jesús dice que comían y bebían «y no se dieron cuenta de nada hasta que llegó el diluvio y arrastró a todos», y añadió: «Prestemos atención a esto: ¡no se dieron cuenta de nada! Estaban absortos en sus cosas y no se dieron cuenta de que el diluvio se acercaba. De hecho, Jesús dice que cuando Él venga, 'habrá dos hombres en el campamento: uno será llevado y el otro dejado'. ¿En qué sentido? ¿Cuál es la diferencia? Simplemente que uno estaba vigilante, capaz de discernir la presencia de Dios en la vida cotidiana; el otro, en cambio, estaba distraído, »arrastrado, y no se daba cuenta de nada».

Al final de su mensaje, Francisco exhortó a todos los fieles a preguntarse:

«¿Estoy tratando de reconocer la presencia de Dios en las situaciones cotidianas, o estoy distraído y un poco abrumado por las cosas? Si no somos conscientes de su venida hoy, tampoco estaremos preparados cuando venga al final de los tiempos. Por lo tanto, ¡permanezcamos atentos!».

Y concluyó:

«Que nos ayude la Virgen Santa, Mujer de la esperanza, que supo captar el paso de Dios en la vida humilde y oculta de Nazaret y lo acogió en su seno». 

 

Esta noticia no admite comentarios.