(Zenit/InfoCatólica) El Comité noruego del Nobel anunció la noticia el viernes, afirmando que se reconocía así “los extraordinarios esfuerzos del presidente para reforzar la diplomacia internacional y la colaboración entre los pueblos. El comité otorgó especial importancia a la visión y la labor de Obama en favor de un mundo sin armamento nuclear”.
Lucetta Scaraffia pide también al presidente que recuerde las palabras de la ganadora del Premio Nobel de la Paz de 1979, la Madre Teresa de Calcuta, que llamó al aborto “el gran destructor de la paz hoy, [...] porque es una guerra directa, una matanza directa – un asesinato directo por parte de la propia madre”.
Scaraffia apunta que el Nobel de Obama “ha cogido a todo el mundo un poco por sorpresa, en primer lugar al propio presidente de los Estados Unidos”. Era la primera vez, desde que Woodrow Wilson fue galardonado en 1919, que un presidente estadounidense recibe el premio estando en activo.
El artículo afirma que la concesión del galardón a Obama mientras está en el cargo lo convierte en “una forma de presión para inclinar a Obama hacia decisiones pacíficas mientras dure su mandato”.
“En base a las decisiones tomadas hasta la fecha, resulta difícil describir al presidente como un pacifista convencido”, afirma L'Osservatore.
El diario observa que las políticas de Obama en “Iraq y Afganistán parecen estar a medio camino entre la fidelidad a los principios pacifistas proclamados durante la campaña electoral, y una política más realista, que algunos ya han descrito como una continuación de ese 'belicista' Bush”.
“Se trata de una política oscilante, muy similar a la que el presidente americano está llevando a cabo en importantes cuestiones bioéticas, sobre todo en relación con el aborto, que ha suscitado tanta controversia entre los católicos estadounidenses”, añade.
Cuestiones
Lucetta Scaraffia también pone en cuestión el proceso de elección del ganador del premio a la paz, observando que el papa Juan Pablo II ha sido ignorado en dos ocasiones, en 1999 y 2003.
El Comité del Nobel eligió a Médicos sin Fronteras en 1999, y al abogado y activista por los derechos humanos iraní Shirin Ebadi en 2003.
El pontífice había sido “considerado un gran favorito en 2003, tras su condena de la guerra de Iraq”, afirma L'Osservatore. “Ese año, muchas iniciativas y el favor de una gran parte del mundo parecían hacerle el destinatario natural del galardón. Fue considerado como el favorito, incluso por los apostadores”.
El papa Juan Pablo II “fue considerado por los miembros del jurado como demasiado conservador en otras áreas, y se temía que, galardonando con él a la Iglesia católica, podría favorecerse a una importante confesión religiosa en detrimento de las demás”.
“Esos miedos”, observa el diario vaticano, “han sido superados en el caso, mucho más controvertido, del premio a Obama”.
“Una vez más, por tanto, el Premio Nobel de la Paz ha suscitado preguntas y críticas, dado que los criterios para la designación a menudo parecen influenciados por el pensamiento políticamente correcto”, añade L'Osservatore.
En cualquier caso, “como ya manifestó el director de prensa de la Santa Sede -concluye el artículo-, no podemos sino estar contentos de ver reconocidos en el presidente Obama el esfuerzo por el desarme nuclear y la indudable propensión personal a una política más pacífica que a afirmar el poder americano en el mundo”.
Conversa
Lucetta Scaraffia es docente de Historia Contemporánea en la Universidad La Sapienza de Roma. Nacida en una familia católica, se separó de la fe y militó en el movimiento feminista.
A finales del año pasado experimentó una verdadera re-conversión a la fe católica y fue recibida de nuevo en la Iglesia durante una celebración en la Basílica de Santa María en Trastévere.
Scaraffia es miembro del Comité Nacional de Bioética de Italia.