Francisco: «La palabra de Jesús toca y plasma la vida, la cambia, la libera de las opacidades del mal»
Plaza de San Pedro durante el Ángelus del 17 de julio del 2022

Presencia de fieles muy escasa en la Plaza de San Pedro

Francisco: «La palabra de Jesús toca y plasma la vida, la cambia, la libera de las opacidades del mal»

El papa Francisco destacó ayer domingo en el Ángelus, ante unos pocos cientos de fieles en la Plaza de San Pedro, que «el periodo de vacaciones puede ser valioso también para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa»

(Aica/InfoCatólica) «Hoy cuesta cada vez más encontrar momentos libres para meditar», advirtió ayer domingo el papa Francisco durante el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano antes centenares de fieles.

El Santo Padre hizo especial énfasis en aprovechar este tiempo de vacaciones para «detenernos y ponernos en escucha de Jesús. Para muchas personas los ritmos de trabajo son frenéticos, extenuantes. El periodo de verano puede ser valioso también para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa. Dejémonos interpelar por esas páginas, preguntándonos cómo está yendo nuestra vida, si está en línea con lo que dice Jesús».

Respecto al Evangelio de la liturgia de este domingo, se centró en narrar la historia de Marta y María, dos hermanas que ofrecen hospitalidad a Jesús en su casa. María se sienta a los pies de Jesús para escucharlo, mientras que Marta se dirige a Jesús para que obligue a su hermana a ayudarla en la atención de los huéspedes. Sorprendentemente Jesús le responde: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

El Santo Padre explicó que «la ‘filosofía’ de Marta parece esta: primero el deber, después el placer. La hospitalidad, de hecho, no está hecha de bonitas palabras, sino que exige poner la mano en los fogones, ocuparse de todo lo necesario para que el huésped se sienta bien acogido. Esto, Jesús lo sabe muy bien. Y de hecho reconoce el esfuerzo de Marta. Pero quiere hacerle entender que hay un orden de prioridad nuevo, diferente al que hasta ahora había seguido. María ha intuido que hay una «parte buena» a la que hay que dar el primer lugar. Todo lo demás viene después, como un arroyo de agua que brota de la fuente».

Francisco hizo hincapié en que «la palabra de Jesús no es abstracta, es una enseñanza que toca y plasma la vida, la cambia, la libera de las opacidades del mal, satisface e infunde una alegría que no pasa: es la parte buena. Por eso María le da el primer lugar: se detiene y escucha. El resto vendrá después».

Por esto mismo, el Papa invitó a hacernos una pregunta: «Cuando empiezo el día, ¿me lanzo de cabeza a las cosas que hacer o busco primero la inspiración en la Palabra de Dios?»

«Debemos empezar los días, primero, mirando al Señor, acortando Su Palabra, pero que ésta sea la inspiración del día.» Si por la mañana salimos de casa teniendo presente una palabra de Jesús -explicó el pontífice- el día adquirirá un tono marcado por esa palabra, que tiene el poder de orientar nuestras acciones según lo que el Señor quiere».

 

 

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