(CNAd/InfoCatólica) El Sábado Santo, Bätzing, en su función de presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), respondió a los cardenales y obispos de diversas partes del mundo que habían manifestado en una carta su «creciente preocupación por el carácter de todo el Camino Sinodal y el contenido de los documentos sinodales». Los firmantes advirtieron que la «Vía Sinodal» amenaza con llevar a un «callejón sin salida» y tener «efectos destructivos».
La respuesta de Bätzing «niega lo evidente de forma bastante notoria», aseguran desde «Nuevo Comienzo», una iniciativa del Grupo de Trabajo de Antropología Cristiana. «El obispo Bätzing responde a las acusaciones formuladas de forma general en el mejor de los casos. La carta de respuesta no carece de rasgos agresivos».
El obispo Bätzing afirma que «los firmantes ignoran el carácter dramático de la crisis de los abusos». Las críticas de los obispos de todo el mundo «sólo tratan los temas que ya se han tratado en la Asamblea Sinodal» pero «todavía no se ha llevado a cabo ningún proyecto ni una resolución a las causas concretas de los abusos. El obispo Bätzing se limita a echar niebla al asunto, legitimando indistintamente todos las decisiones de la Asamblea Sinodal y deslegitimando cualquier crítica».
El verdadero objetivo del Camino Sinodal
Bätzing y los demás impulsores del Camino Sinodal «no quieren ser molestados en un proyecto sobre cuyos resultados, obviamente, se sienten seguros: las mujeres deben ser sacerdotes. Los laicos deben compartir el poder. La homosexualidad debe ser moralmente y teológicamente normalizada». No está nada claro qué tiene que ver esto «con la intención original de aclarar los abusos», subrayan en «Nuevo Comienzo».
En sus palabras, Bätzing no sólo ha rechazado las críticas de cardenales y obispos de todo el mundo, sino también las peticiones similares de la Conferencia Episcopal Polaca, así como de la Conferencia Episcopal Nórdica, que incluye a Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia.
¿Peligro de cisma?
A la pregunta de CNADeustch de si la «Vía Sinodal» plantea realmente el peligro, tantas veces invocado, de un cisma, es decir, de una división de la Iglesia, responden: «Definitivamente. Los textos ya decididos previamente en el Camino Sinodal contradicen la Sagrada Escritura y la enseñanza continua de la Iglesia».
En este contexto, «Nuevo Comienzo» menciona varias desviaciones que ya se han producido o que, al menos, están previstas, entre ellas «las estructuras fundamentales de la Iglesia (su constitución sacramental-jerárquica, el liderazgo y la autoridad docente del episcopado), las falsificaciones de la enseñanza epistemológica de la Iglesia (palabra clave »signos de los tiempos«) y la destrucción de la antropología cristiana».
De lo que dice Bätzing a la verdad
En su respuesta a los obispos de todo el mundo, Bätzing explicó que el texto de orientación del Camino Sinodal muestra que uno se alinea «con las fuentes centrales del conocimiento de la fe».
En realidad, «este texto, que utiliza el vocabulario y las fórmulas tradicionales, representa una profunda reestructuración de los fundamentos vinculantes del discernimiento teológico», explican en «Nuevo Comienzo».
El texto de orientación separa la Escritura, la Tradición y el Magisterio en contradicción con el Concilio Vaticano II. Además, el sentido de la fe de los fieles se presenta «de forma opaca», «que en última instancia pretende ser una especie de encuesta demoscópica». Este sentido de la fe, al que llaman seguir «los signos de los tiempos, se antepone al Magisterio en la orden».