El cardenal Secretario de Estado asegura que el Papa no va contra el Vaticano II

Cardenal Bertone: «Las elucubraciones y susurros sobre presuntos documentos de `marcha atrás´ son pura invención»

En una entrevista concedida a L'Osservatore Romano, el Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, ha advertido que las «elucubraciones y susurros sobre presuntos documentos de retroceso» en cuanto a la reforma de la Iglesia, en continuidad con la Tradición y el Magisterio del Concilio Vaticano II, «son puras invenciones según un cliché estandarizado y vuelto a proponer de manera obstinada» por algunos. Respecto a la «reforma de la Iglesia», el cardenal considera «que es sobre todo una cuestión de interioridad y santidad». Por este motivo, asegura, el Papa se concentra en recordar «la fuente de la Palabra de Dios, la ley evangélica y el corazón de la vida de la Iglesia: Jesús, el Señor conocido, amado, adorado e imitado». InfoCatólica ofrece a sus lectores la entrevista íntegra en castellano.

(L´Osservatore/Buhardilla de Jerónimo/InfoCatólica) Ofrecemos, en español, la interesante entrevista que el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Santo Padre Benedicto XVI, ha ofrecido ayer a L’Osservatore Romano y en la cual, partiendo de su próxima visita a L’Aquila para la celebración de la Perdonanza, explica el proyecto de Iglesia y de sociedad que tiene el Sumo Pontífice:

¿Por qué el cardenal Secretario de Estado ha decidido participar, este año, en la celebración del Perdón de Celestino V?

El Secretario de Estado es un obispo y, como primer colaborador del Papa, participa en su misión pastoral para el bien del pueblo de Dios. Después de haber celebrado el rito fúnebre por las víctimas del terremoto, he sido invitado a presidir la inauguración del Año Celestiniano y de la 60º Semana Litúrgica Nacional que debía realizarse en L’Aquila. Acepté con gusto, tanto por la conexión afectiva y espiritual que me une a la tierra abruzzesa como por el tema elegido: el sacramento del perdón, fuerza que vence el mal. Luego, por motivos evidentes, la Semana Litúrgica fue trasladada a Barletta, en Puglia, mientras que la fiesta de la Perdonanza no podía ser celebrada sino allí, en L’Aquila, bajo el signo de la reconciliación que reconstruye la comunión con Dios y con los hermanos, y sana las heridas del cuerpo y del espíritu.

Mi participación, además, se pone en continuidad con la cercanía del Papa a las poblaciones abruzzesas golpeadas por el terremoto. Después de su conmovedora visita a L’Aquila, el Papa ha seguido la acción de la Iglesia que se ha expresado con las generosas contribuciones de muchas diócesis (italianas y no italianas), y se mantiene informado sobre la acción de las instituciones civiles, sobre las ayudas ya dirigidas y también sobre las promesas hechas a nivel internacional con ocasión del G-8. Como todos nosotros, desea que nada haga pensar en lentitud o en falta de compromiso para volver a dar a las personas la posibilidad de retomar una vida familiar normal en sus casas, reconstruidas o arregladas, y en sus actividades económicas y sociales.

-La Perdonanza fue una importante iniciativa de Celestino V para extender con amplitud las indulgencias espirituales, que de este modo eran puestas a disposición también de los cristianos más humildes. ¿Cuál es la atención a los pobres de la Iglesia de Benedicto XVI?

Conocemos la fuerza desencadenante del acto realizado por Celestino V: su don ha impulsado a su inmediato sucesor, Bonifacio VII, a promulgar el Jubileo, con la misma indulgencia extendida a todo el mundo, en un impulso plenario de renovación, de perdón y de indulto incluso a nivel económico y social, además de espiritual. Recordamos las iniciativas mundiales surgidas del Jubileo del 2000.

Si vamos a la actitud de Benedicto XVI hacia los pobres, quisiera subrayar sobre todo su particular atención a los pequeños y a los humildes. Aún siendo un gran teólogo y maestro de doctrina, un importante intelectual y estudioso, que está al nivel de los hombres y mujeres de pensamiento de nuestro tiempo, el Papa Ratzinger se hace entender por todos y está cerca de la gente porque en sus palabras también la gente simple percibe la verdad y capta el sentido de una fe y una sabiduría humana rica en paternidad. Parafraseando una expresión bíblica, podríamos decir con las palabras del salmo 25, que “guía a los humildes en la justicia y enseña a los pobres el camino del Señor”.

Benedicto XVI llega a una multiplicidad de situaciones de pobreza de individuos, familias y comunidades esparcidas por el mundo, tanto directamente como a través de la Secretaría papal o Secretaría de Estado, a través de los organismos encargados de la caridad como la Limosnería apostólica, el Pontificio Consejo Cor Unum y otros, y con ellos distribuye no sólo las ofrendas que recibe de los fieles, de las diócesis, de las congregaciones religiosas y asociaciones benéficas, sino también sus derechos de autor, fruto de su trabajo personal. Se puede decir que realmente, según la definición de san Ignacio de Antioquía, él “preside en la caridad”, guiando con el ejemplo aquel gran movimiento de caridad y de solidaridad planetaria que la Iglesia desarrolla en sus más articulados componentes y ramificaciones capilares.

Finalmente, en la línea de sus predecesores, con un peculiar acento interviene, reclama, despierta, solicita la acción de los Gobiernos y de las organizaciones internacionales para sanar las desigualdades y las discriminaciones más graves en tema de subdesarrollo y de pobreza. Quisiera recordar, entre los innumerables textos, llamados y mensajes, el número 27 de la Caritas in veritate donde denuncia la acentuación de una inseguridad extrema de vida y de crisis alimentaria provocada tanto por causas naturales como por la irresponsabilidad política nacional e internacional: “Es importante destacar, además, que la vía solidaria hacia el desarrollo de los países pobres puede ser un proyecto de solución de la crisis global actual, como lo han intuido en los últimos tiempos hombres políticos y responsables de instituciones internacionales”.

-Usted conoce los consensos que rodean a Benedicto XVI pero también algunas reservas, especialmente sobre la fidelidad al concilio Vaticano II y sobre la reforma de la Iglesia. ¿Le parecen temores infundados?

Para entender las intenciones y la acción de gobierno de Benedicto XVI es necesario hacer referencia a su historia personal – una experiencia variada que le ha permitido cruzar la Iglesia conciliar como verdadero protagonista – y, una vez elegido Papa, al discurso de inauguración del pontificado, al discurso a la Curia Romana del 22 de diciembre de 2005, y a los actos precisos que han sido queridos y firmados por él (y a veces pacientemente explicados). Las otras elucubraciones y los susurros sobre presuntos documentos de “marcha atrás” son pura invención según un cliché estandarizado y obstinadamente repetido.

Quisiera citar sólo algunas instancias del concilio Vaticano II constantemente promovidas por el Papa con inteligencia y profundidad de pensamiento: la relación más comprensiva instaurada con las Iglesias ortodoxas y orientales, el diálogo con el judaísmo y el Islam, con una recíproca atracción que ha suscitado respuestas y profundizaciones nunca antes vistas, purificando la memoria y abriéndose a las riquezas del otro. Y además me complace subrayar la relación directa y fraterna, además de paterna, con todos los miembros del colegio episcopal en las visitas ad limina y en las otras numerosas ocasiones de contacto. Debe recordarse la práctica, por él comenzada, de las intervenciones libres en las asambleas del Sínodo de los obispos con respuestas puntuales y reflexiones del mismo Pontífice. No olvidemos, luego, el contacto directo entablado con los superiores de los dicasterios de la Curia romana con los cuales ha restaurado los encuentros periódicos de audiencia.

En cuanto a la reforma de la Iglesia – que es principalmente una cuestión de interioridad y santidad – Benedicto XVI nos ha vuelto a llamar a la fuente de la Palabra de Dios, a la ley evangélica y al corazón de la vida de la Iglesia: Jesús, el Señor conocido, amado, adorado e imitado como “Aquel en el cual quiso Dios que residiera toda plenitud”, según la expresión de la carta a los Colosenses. Con el primer libro de Jesús de Nazareth, y con el segundo que está preparando, el Papa nos hace un gran don y sella su precisa voluntad de “hacer de Cristo el corazón del mundo”.

No olvidemos lo que ha escrito en la carta a los obispos católicos del pasado 10 de marzo sobre el levantamiento de la excomunión a los obispos consagrados por el arzobispo Lefebvre: “En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado. El auténtico problema en este momento actual de la historia es que Dios desaparece del horizonte de los hombres y, con el apagarse de la luz que proviene de Dios, la humanidad se ve afectada por la falta de orientación, cuyos efectos destructivos se ponen cada vez más de manifiesto”.

-¿Cuáles han sido las intervenciones significativas en la Curia romana de Benedicto XVI y cuáles podemos esperar todavía?

Benedicto XVI es un profundo conocedor de la Curia romana, donde ha ocupado un rol prominente como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un observatorio y un dicasterio central por la conexión de las coyunturas con todos los otros organismos de gobierno de la Iglesia. De este modo, ha podido conocer perfectamente personas y dinamismos y seguir el recorrido de los nombramientos realizados bajo el pontificado de Juan Pablo II, a pesar de su alejamiento de las maniobras y del parloteo que a veces se desarrolla en ciertos ambientes curiales, lamentablemente poco imbuidos de verdadero amor a la Iglesia.

Desde el inicio de su pontificado, aún breve, son más de 70 los nombramientos de superiores de los diversos dicasterios, sin contar los de nuevos nuncios apostólicos y de los nuevos obispos de todo el mundo. Los criterios que han guiado las elecciones de Benedicto XVI han sido: la competencia, el genuino espíritu pastoral, la internacionalidad. Están a las puertas algunos nombramientos importantes y no faltarán las sorpresas, sobre todo en relación a la representación de las nuevas Iglesias: África ya ha ofrecido y ofrecerá excelentes candidatos.

-¿Es justo atribuir a la responsabilidad del Pontífice todo lo que ocurre en la Iglesia o es útil, para una correcta información, aplicar el principio de responsabilidad personal?

Se ha difundido la costumbre de imputar al Papa – o, como se dice sobre todo en Italia, al Vaticano – la responsabilidad de todo lo que ocurre en la Iglesia o de lo que es declarado por cualquier exponente o miembro de Iglesias locales, de instituciones o de grupos eclesiales. Esto no es correcto. Benedicto XVI es un modelo de amor a Cristo y a la Iglesia, la personifica como Pastor universal, la guía en el camino de la verdad y de la santidad, indicando a todos la alta medida de la fidelidad a Cristo y a la ley evangélica. Y es justo, para una información correcta, atribuir a cada uno (unicuique suum) la propia responsabilidad por los hechos y palabras, principalmente cuando éstos contradicen patentemente las enseñanzas y los ejemplos del Papa.

La imputabilidad es personal, y este criterio vale para todos, también en la Iglesia. Pero lamentablemente el modo de referir y de juzgar depende de las buenas intenciones y del amor por la verdad de los periódicos y de los medios. He leído recientemente un bello artículo de Javier Marías, que hace una amarga reflexión: “He observado que a una gran parte de la población mundial la verdad ha dejado de importarle. Me temo que me quedé corto y que lo que ocurre es aún más grave: una gran parte de esa población es ya incapaz de distinguir la verdad de la mentira, o, más exactamente, la verdad de la ficción”. Sigue siendo, por eso, todavía más urgente y necesario enseñar la verdad, hacer conocer y amar la verdad sobre sí mismos, sobre el mundo, sobre Dios, convencidos, según la palabra de Jesús, de que “la verdad los hará libres” (Jn. 8, 32).

-¿Puede explicar, tal vez también con algún ejemplo, cómo en la Iglesia de Benedicto XVI la libertad de pensamiento y de investigación van a la par con la responsabilidad de la fe?

En relación a este tema – que es muy importante y central en la Iglesia, y que toca otros binomios estrechamente relacionados, como fe-razón, fe-cultura, ciencia-fe, obediencia-libertad – es necesario volver al ejemplo de la vida y de la experiencia de Joseph Ratzinger, pensador, teólogo y reconocido maestro de doctrina, como he dicho. No se puede separar, obviamente, su praxis y su estilo de gobierno de las convicciones más profundas que han alimentado y marcado su comportamiento como estudioso e investigador. A su largo recorrido de intelectual, muy activo en las cátedras universitarias y en los medios, se añadieron sucesivamente dos formidables responsabilidades: primero, la de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y luego, la de Pastor supremo de la Iglesia Católica. Es evidente que estas dos funciones han marcado las enseñanzas y los actos del cardenal y del Papa, orientándolos aún más eficazmente, si se puede decir así, a una interacción y sinergia entre la libertad fundamental de pensamiento y de búsqueda y la responsabilidad del acto de fe y de la adhesión de fe al Dios que se revela, que habla y nos llama a ser “nuevas creaturas”.

Por lo tanto, no se trata de una contraposición o una separación sino una armonía para buscar, para construir con la inteligencia del amor. Tal es la actitud de Joseph Ratzinger cuando habla a organismos como la Pontificia Comisión Bíblica, la Comisión Teológica Internacional, la Pontificia Academia de las Ciencias, la Pontificia Academia para la vida, y así sucesivamente, o bien cuando dialoga con estudiosos y pensadores particulares. Pide a los teólogos que no se desarraiguen de la fe de la Iglesia para ser verdaderos teólogos católicos, y ha elogiado – en Aosta, el pasado 25 de julio – “la gran visión que después tuvo también Teilhard de Chardin: al final tendremos una auténtica liturgia cósmica, en la que el cosmos se convierta en hostia viva”. Después de haber explicado que el saber no es nunca solamente obra de la inteligencia, y que el saber es estéril sin el amor, concluye: “Las exigencias del amor no contradicen las de la razón. El saber humano es insuficiente y las conclusiones de las ciencias no podrán indicar por sí solas la vía hacia el desarrollo integral del hombre. Siempre hay que lanzarse más allá: lo exige la caridad en la verdad. Pero ir más allá nunca significa prescindir de las conclusiones de la razón, ni contradecir sus resultados. No existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor” (Caritas in veritate, n.30).

-¿Considera que es fácil o difícil describir la acción y el pensamiento de Benedicto XVI, llegados al quinto año de pontificado?

Sinceramente considero que sería muy fácil para los periodistas describir la acción y el pensamiento de Benedicto XVI. Hojeando los volúmenes de sus Insegnamenti o los textos publicados en L’Osservatore Romano – que siempre transmite fielmente las intervenciones, a veces también espontáneas y ricas en inmediatez y actualidad – no sería difícil reconstruir su proyecto de Iglesia y de sociedad, coherentemente inspirado en el Evangelio y en la más auténtica tradición cristiana. Benedicto XVI tiene una visión límpida y quisiera impulsar a los individuos y a las comunidades a una vida divina y humanamente armónica, con la teología del et y la espiritualidad del “con”, nunca del “contra”, a menos que se trate de las terribles ideologías que han llevado a Europa a los abismos del siglo pasado. Bastaría ser igualmente límpidos y fieles, refiriendo sine glossa, es decir sin añadir interpretaciones torcidas, sus auténticas palabras y sus gestos de padre del pueblo de Dios.

-Una última pregunta, ¿cómo nació la idea del Año Sacerdotal?

Recuerdo que, después del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, sobre el escritorio del Papa había una propuesta, ya presentada antes, para un año de la oración que, de por sí, estaba bien conectada con la reflexión sobre la Palabra de Dios.

Sin embargo, la ocasión del 150º aniversario de la muerte del Cura de Ars y la aparición de problemáticas que han afectado a muchos sacerdotes, han movido a Benedicto XVI a promulgar el Año Sacerdotal, demostrando de este modo una atención especial con los sacerdotes, con las vocaciones sacerdotales, y promoviendo en todo el pueblo de Dios un movimiento de creciente afecto y cercanía a los ministros ordenados. Ellos son, sin duda, la columna vertebral de las Iglesias locales y los primeros cooperadores del obispo en la misión del anuncio de la fe, de la santificación y de la guía del pueblo de Dios. El Papa ha demostrado siempre una gran cercanía y afabilidad hacia los sacerdotes, sobre todo en los diálogos espontáneos, ricos en experiencia e indicaciones concretas sobre su vida, y con respuestas puntuales a sus preguntas.

El Año Sacerdotal está suscitando un gran entusiasmo en todas las Iglesias locales y un movimiento extraordinario de oración, de fraternidad hacia y entre los sacerdotes, y de promoción de la pastoral vocacional. Además, se está robusteciendo el tejido del diálogo, a veces empañado, entre obispos y sacerdotes, y está creciendo una atención especial también hacia los sacerdotes reducidos a una posición marginal en la acción pastoral. Se desea también que surja un restablecimiento de contacto, de ayuda fraterna y posiblemente de reunión con los sacerdotes que, por diversos motivos, han abandonado el ejercicio del ministerio. Muchas iniciativas están dirigidas a reforzar la conciencia de la identidad y de la misión sacerdotal, que es esencialmente una misión ejemplar y educativa en la Iglesia y en la sociedad. Los santos sacerdotes que han poblado la historia de la Iglesia no dejarán de proteger y sostener el camino de renovación propuesto por Benedicto XVI.

23 comentarios

José María
Pues, ¿qué quieren que les diga?.
A mí esas declaraciones me producen una profunda pena, y más porque coinciden con el odio a "la tradición" que los progres postulan. No puede ser bueno que ambas "coincidan".
Vean
http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=4118
Como no es bueno que no haya actuaciones públicas contra los que abusan de la liturgia (por aquí las "romaxes" y los "S. Carlos Borromeo" como más visibles)
28/08/09 11:21 AM
Hermenegildo
José María: yo creo que las palabras de Bertone no quieren decir nada, porque la "reforma de la reforma" sólo iba a suponer que la liturgia se ciñera a lo prescrito por el Concilio Vaticano II, ya que la reforma puesta en práctica en los años sesenta fue mucho más allá.
28/08/09 11:32 AM
asun
Estupendo. Ya está bien que la gente que se las da de católicos dejen de calumniar a los demás, mientras que en el fondo no son más que unos censores hipócritas que permiten el insulto de los demás pero borran tus comentarios.


¿esto que le dedican al novus ordo no es un insulto?

“desterrar la chabacaneria, lo barriobajero, lo poligonero, lo hortero...en definitiva se va a barrer la inmundicia"

Comentario de asun

Y repito, ¿quiénes sois vosotros para castigarnos mirando a la pared, donde suponéis que está el Padre?
Tenéis un concepto de la liturgia obsoleto y primitivo antediluviano y precristiano.
No queremos sacar la lengua como memos, queremos poner las manos como un trono, como hacían los primeros cristianos.
No queremos hablar latín, queremos entender lo que decimos.
Estamos hartos de vuestras calumnias diciendo que la centralidad la tiene el cura, eso ocurre en vuestro rito extraordinario, donde el protagonismo lo tiene la calva del cura y los bordaditos de su atuendo.
Queremos ver el altar.
Y sobre todo estamos hartos de la soberbia de los entendidos
27.08.09 @ 19:49



27.08.09 @ 20:07
27.08.09 @ 20:12
27.08.09 @ 20:30
27.08.09 @ 20:42
cia “
27.08.09 @ 20:29
27.08.09 @ 20:43
28/08/09 11:51 AM
se os va
"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos."
28/08/09 2:14 PM
José Fernando
Asun: Yo llevo pocos días participando en los blogs de infocatolica, pero me siento desolado por la agresividad y la violencia verbal que utilizas. Ahora entiendo que Hisopo temía razón. No volveré a leer ni contestar a tus comentarios.
¡Que el Señor nos perdone por el mal ejemplo que estamos dando!
28/08/09 4:27 PM
asun
Pues mi comentario es respuesta a la violencia verbal de otros.
Que el Señor nos perdone a todos y más a los que han empezado con esta serie de descalificaciones.
Tampoco volveré a leer ni a contestar sus comentarios, si lo cristiano es eso.
28/08/09 4:56 PM
asun
Pero que se sepa que ese comentario me lo han borrado mil veces en un blog donde se han permitido en cambio insultos al novus ordo, y por supuesto toda clase de insultos a mi persona.
Y no sólo eso, me han borrado la misa de San Justino alegando que era Copia-pega, cuando la he puesto para probar que nuestra misa es la misma del siglo II. Diciendo que ponga un link. En el mismo lugar hay comentarios kilométricos de otro que se dedica a criticar a Pablo VI y a descalificar la liturgia novus ordo.-
Así que las cosas son aún peores de lo que algunos suponen.
28/08/09 5:09 PM
P Nicolás
No hay que perder la esperanza, hay que tener fe. Se van dando pequeños pasos. Creo que cuando se deja caer, como de refilón, alguna noticia es para ver como reacciona el pueblo de Dios, y la reacción ha sido muy buena en muchos países. Ahora replegan velas para seguir trabajando aunque les pese a muchos. Quiera Dios que un día vuelva a alabarsele como es debido y no al antojo de algunos.
28/08/09 6:14 PM
asun
La mía es esta:

La misa de todos los siglos

1345 Desde el siglo II, según el testimonio de S. Justino mártir, tenemos las grandes líneas del desarrollo de la celebración eucarística. Estas han permanecido invariables hasta nuestros días a través de la diversidad de tradiciones rituales litúrgicas. He aquí lo que el santo escribe, hacia el año 155, para explicar al emperador pagano Antonino Pío (138-161) lo que hacen los cristianos:

El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el campo.

Se leen las memorias de los Apóstoles y los escritos de los profetas, tanto tiempo como es posible.

Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas.

Luego nos levantamos todos juntos y oramos por nosotros...y por todos los demás donde quiera que estén a fin de que seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar así la salvación eterna.

Cuando termina esta oración nos besamos unos a otros:

Luego se lleva al que preside a los hermanos pan y una copa de agua y de vino mezclados.

El presidente los toma y eleva alabanza y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo y da gracias (en griego: eucharistian) largamente porque hayamos sido juzgados dignos de estos dones.

Cuando terminan las oraciones y las acciones de gracias todo el pueblo presente pronuncia una aclamación diciendo: Amén.

Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y el pueblo le ha respondido, los que entre nosotros se llaman diáconos distribuyen a todos los que están presentes pan, vino y agua "eucaristizados" y los llevan a los ausentes (S. Justino, apol. 1, 65; 67).


1346 La liturgia de la Eucaristía se desarrolla conforme a una estructura fundamental que se ha conservado a través de los siglos hasta nosotros. Comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica:

- La reunión, la liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homilía y la oración universal;

- la liturgia eucarística, con la presentación del pan y del vino, la acción de gracias consecratoria y la comunión.

Liturgia de la Palabra y Liturgia eucarística constituyen juntas "un solo acto de culto" (SC 56); en efecto, la mesa preparada para nosotros en la Eucaristía es a la vez la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo del Señor (cf. DV 21).
28/08/09 7:08 PM
asun
El humo de Satanás ha entrado en la Iglesia Católica con los lefebvristas.
28/08/09 10:33 PM
asun
1206 "La diversidad litúrgica puede ser fuente de enriquecimiento, puede también provocar tensiones, incomprensiones recíprocas e incluso cismas. En este campo es preciso que la diversidad no perjudique a la unidad. Sólo puede expresarse en la fidelidad a la fe común, a los signos sacramentales que la Iglesia ha recibido de Cristo, y a la comunión jerárquica..."

Es un escándalo la forma en que se ha hablado en algunos blogs de la liturgia de los últimos 50 años.
28/08/09 10:40 PM
Maricruz
Tengo la impresión de que todavía no hemos comprendido el Misterio de la Trinidad, porque si lo hubiésemos comprendido no saldrían a relucir tantas expresiones desagradables hacia nuestros hermanos en la fe.

Nos falta la experiencia de la Trinidad, ese acontecimiento que lo transmforma todo.

Nos falta la experiencia del Espíritu que vincula, del Cuerpo que convoca y nos contiene, del Padre que es misericordia y fidelidad.
29/08/09 1:25 AM
asun
Eso díselo a los lefebvristas.
Son ellos los que están acusando a Pablo VI de protestantizar la Iglesia y los que están sembrando la discordia y la división, acusando al letítimo culto de la Iglesia de estar lleno de deficiencias, al contrario del de Lefebvre. Allá la jerarquía si les sigue la corriente. El camino está ya aprendido: ser más papistas que el Papa y excomulgar a todos los demás católicos.
29/08/09 12:28 PM
Légolas
¿Por que los"progres" motejan de lefevristas a los que defienden la Tradición de la Iglesia?
Porque no son capaces de distinguir...

Asún: Deliras o... destilas...
29/08/09 6:07 PM
Gildo
Lean las nuevas declaraciones de Tornielli. Queda claro que las declaraciones del Cardenal Bertone no desmienten lo señalado por Tornielli. No dicen relación con la "reforma de la reforma". Sí con la continuidad de la Tradición.
29/08/09 6:21 PM
asun
Légolas,
La tradición de la Iglesia la seguimos todos. No soy progre.
Y llamo lefebvristas a quienes dicen que Pablo VI dejó que protestantizaran la Iglesia y que Lefebvre tenía razón y es digno de admiración.
Si tú no eres de los que quieren canonizar a Lefebvre, no te des por aludido. No hablo de lo que supongo, sino de lo que he leído ante mi asombro en estos blogs.
¿Eres lefebvrista? No, pues entonces no iba contigo, pero el que se pica ajos come.
30/08/09 12:08 AM
asun
En cuanto a tu comentario final, el olor a azufre que destilas es todo tuyo. No te confundas.
30/08/09 12:13 AM
Légolas
Asún:Pues tu comentario grosero sobre la Misa Tradicional sí me llega , aunque no soy lefebvrista. Lo único que te falta es declararte "fans" de Bugnini, acusado de masón, y su dicípulo Piero Marini...

Así como no entiendo tu admiración a ultranza por Pablo VI, que buena parte de responsabilidad tiene incluso en la actitud "rebelde" de Mons. Lefevbre. Aunque no creo que haya sido malo como persona.
30/08/09 12:19 AM
asun
Légolas,
Es verdad que ese comentario tiene algunas expresiones que pueden resultar ofensivas en respuesta a otras que también lo han sido.
Pero mis disculpas por haber utilizado ese tono.
No deja de ser verdad que no hay derecho a la caricatura que se ha hecho de la misa normal hoy, diciendo que le rezamos al cura y que él se dirige a nosotros en vez de a Dios y se cree un animador de show o un payaso etc...
Pero bastaba con haber dicho yo en buen tono
- No hay necesidad de mirar la pared para dirigirse a Dios, puesto que Dios está en todas partes y especialmente en el pan y el vino consagrados en el altar.
- El sacerdote no tiene ningún protagonismo, sino que simplemente actúa in persona Christi, y le presta sus manos y su voz en la consagración. Queremos estar pendientes de ese altar y nada más.
- La comunión en la mano no indica menor respeto que la comunión en la lengua, y es una costumbre anterior. No está bien que nos acusen de falta de fe o falta de respeto.
- El latín no es una lengua más sagrada que cualquier otra. No hubo ruptura cuando se pasó del arameo y el griego al latín, ni hay ruptura porque no se use.
- Todo el mundo tiene derecho a preferir una cosa o la otra pero no a descalificarla
- A mí Bugnini me importa tan poco como la burra de Balaám. Al menos no se ha probado que fuera masón y no se rebeló contra el Papa.
- Pablo VI no tiene ninguna culpa de que Lefebvre fuera más papista que el Papa y la cercanía a Lefebvre supone un grado mayor o menor de lefebvrismo.
- La liturgia actual está en continuidad con la de siempre, y no hay más que ver la misa de San Justino. Estamos hartos de calumnias.
Eso es todo.
30/08/09 2:40 AM
Alejandro Alonso
El problema que el Concilio fue válido, pues no cambió nada dogmático fue convocado por el Papa, participaron los Obispos y fue clausurdo por un Papa, la reforma litúrgica solo puede ser corregir los desvíos y seguir permitiendo que los que quieran participen de la riqueza de la Misa en su forma extraordinaria, que algunos celebramos, pero no obligar a los que celebran la Misa ordinaria y participan de ella con las debidas disposiciones y sobre todo en gracia de Dios. Si fueramos más santos tendríamos más caridad. No se puede ser más papista que el Papa, so pena de mermar en la comunión efectiva y afectiva.
30/08/09 4:12 AM
Légolas
Asún: No confundas Tradición con arqueologismo litúrgico.
"mirar la pared", que simplificación más irreverente.
"pan y vino consagrados": El Cuerpo y la Sangre de N. Sr. Jesucristo, es más exacto, claro que para los Católicos.
El Sacerdote es Alter Christus y en cuanto tal el protagonista central e irremplazable del Santo Sacrificio del Altar.
Comunión en la mano: Soberbia larvada.
Para el latín, remito a Juan XXIII y el Sínodo Romano.
Laus Deo
30/08/09 9:01 AM
asun
Legolas

-Naturalmente que son el Cuerpo y la Sangre de Cristo, pero están ocultos en el pan y vino consagrados, es la maravilla del milagro bajo apariencia tan sencilla que a algunos al parecer les quita la fe si no la rodean de oropeles. Es una forma absolutamente respetuosa y católica de hablar, de modo que sus alusiones a la no catolicidad sobran.
Cuando comulgamos bien que nos dicen el Cuerpo de Cristo y contestamos amén.

-Yo puedo comprender el simbolismo que encierre para alguien mirar al Oriente, pero no deja de ser un reduccionismo, porque Dios está en todas partes, y el sol que nace de lo alto está en ese humilde pan consagrado. Lo del sol es una metáfora, lo de la Eucaristía es una realidad.

-Ya sé que el sacerdote actúa in persona Christi. Son ustedes los que acusan al sacerdote de tener excesivo protagonismo en el culto ordinario. No tiene más del que ha tenido siempre, que no consiste en la riqueza de sus ropas sino en cumplir el mandato de Jesús de repetir el memorial de la Pascua en memoria suya. Es en lo que nos queremos concentrar. Sin quitar tampoco importancia a la proclamación de la Palabra de Dios, que como se ve en el siglo II también era así la misa.
Como los discípulos de Emaús nos encontramos con Jesús en el pan y la palabra.
Y nos entregamos con Él al Padre y nos alimentamos con el Pan de Vida (así se llamó él mismo ¿irreverentemente según usted?)

-Es soberbia la suya la de pretender que es más humilde sacar la lengua que poner las manos como un trono para recibir a un rey. En cualquier caso es lo que hacían los primeros cristianos así que estan tradicional o más que sacar la lengua. Yo lo he hecho muchas veces cuando me han dado a comulgar bajo las dos especies y no creo que fuera más humilde, sino simplemente amoldable a las circunstancias.

-Para el latín, contra el que no tengo nada mientras que lo comprenda todo el mundo, véase que antes de hablar en latín hablaban en griego o en hebreo o en arameo, de modo que tampoco pasa nada porque no se use. Más importante es que se sepa lo que se dice y lo que se hace y lo que se celebra. De todos modos no tengo nada en contra del latín más que su posible imposición inadecuada.
30/08/09 1:03 PM
Légolas
Asún: Insiste Ud. en diluir la doctrina católica sobre la Misa.

No es un simple memorial. Es la actualización del Sacrificio de Cristo, N. Sr., en la Cruz, sin efusión de su Sangre.
Hablar del pan a secas , para referirse a la comunión del Cuerpo de Cristo es equívoco, porque lo real, sustancial, es el Cuerpo de N.Sr. bajo la especie de pan. Lo central de la Misa Católica es el sacrificio. Esto la define.

La orientación del Sacerdote, cabeza de su comunidad, es más que hacia el Oriente, Versus Dei...ofreciendo el único Sacrificio Redentor a Dios.

"Poner las manos como un trono". ¡Qué se figura Ud. que sus manos de criatura pueden constituirse un trono para el Jesús Sacramentado! Pero qué pretensiones!!! Hay que ver además en la práctica cómo reciben la Santa Forma los que comulgan con la mano...parece que recibieran un candy...¿Y las particulas que pueden desprenderse o quedar pegadas en la mano? las irreverencias y sacrilegios que facilita?Pero ya la actitud es criticable:YO me autoadministro la comunión...
Soberbia lavarda...quizás no conciente.

En lo del latín ya le dije.

Y no siga confundiendo arqueoligismo litúrgico con Tradición de la Iglesia.
30/08/09 4:33 PM

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