(Agencias/InfoCatólica) Kartika, -de 32 años, modelo de profesión y primera mujer condenada a recibir azotes en su país-, fue sorprendida hace 11 meses bebiéndose una cerveza durante una redada policial en un club nocturno de Pahang.
Hace unos días fue trasladada a su casa desde la prisión en la que se iba a ejecutar el castigo, por lo que en un principio no se sabía si la sentencia había sido retrasada o retirada por el tribunal islámico que la juzgó y las autoridades tampoco habían especificado las razones por las que se había decretado su excarcelación. «El castigo no ha sido cancelado, se ha retrasado por el Ramadán», aclaró a la agencia Reuters el responsable de Religión, Trabajo Misionero y Unidad del estado, Mohamad Sahfri Abdul Aziz.
En un primer momento, Kartika, que había aceptado el castigo, se negó a abandonar la furgoneta en la que fue trasladada a su casa si no se le entregaba algún documento en el que se explicara cuál es su estatus legal. "Estoy sorprendida y no sé muy bien qué decir", señaló poco antes de reunirse con su familia.
Las leyes malayas distinguen entre musulmanes -cerca del 60% del total de la población-- y los miembros de otras religiones. Los tribunales islámicos sólo están autorizados a juzgar a los musulmanes -incluso si son turistas-, mientras que el resto de ciudadanos responden tan sólo a una justicia civil y laica. Aunque el consumo y comercio de alcohol está prohibido entre musulmanes, en el país se ofrecen bebidas alcohólicas en casi todos los bares y restaurantes.