(Efe/InfoCatólica) La misa, celebrada en la Catedral Nueva de Vitoria, ha estado presidida por el obispo de Vitoria, quien se ha encargado de leer la homilía, respaldado por más de doscientos sacerdotes. A la ceremonia también asistieron la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, y el presidente del PNV, Iñigo Urkullu.
Familiares y amigos de los fallecidos, además de representantes institucionales, han seguido la celebración, en la que se ha leído uno a uno el nombre de los religiosos asesinados, con los que, según Asurmendi, "hoy saldamos una deuda que teníamos contraída".
En concreto, la misa funeral ha estado dedicada a Martín Lecuona Echabeguren, Gervasio Albizu Vidaur, José Adarraga Larburu, José Ariztimuño Olaso, José Sagarna Uriarte, Alejandro Mendicute Liceaga, José Otano Míguelez C.M.F., José Joaquín Arín Oyarzabal, Leonardo Guridi Arrázola, José Marquiegui Olazábal, José Ignacio Peñagaricano Solozabal, Celestino Onaindía Zuloaga, Jorge Iturricastillo Aranzabal y Román de San José Urtiaga Elezburu O.C.D.
Asurmendi explica que la ceremonia es para 'curar heridas'
En su homilía, el obispo Asurmendi ha destacado que estas víctimas "no contaron en su día con una celebración pública de exequias" y que "durante años sus nombres fueron relegados al silencio". Según ha explicado, la ceremonia no pretende "reabrir heridas", sino "ayudar a curarlas o aliviarlas". "Queremos contribuir a la dignificación de quienes han sido olvidados o excluidos y a mitigar el dolor de sus familiares y allegados. Queremos pedir perdón e invitar a perdonar", ha subrayado.
Aunque ha reconocido que los detalles sobre "las dolorosas circunstancias" que rodearon la muerte de estos sacerdotes son desconocidas, ha destacado que "el testimonio de muchos de sus feligreses y compañeros pone de relieve que fueron apresados cuando ejercían su ministerio". Asurmendi ha explicado que en el Boletín Oficial de la Diócesis del 15 de octubre de 1936, "sólo consta el fallecimiento de los dos primeros sacerdotes que fueron fusilados", ya que después "se extendió sobre todos ellos un lamentable silencio de largos años".
Pese a todo, ha manifestado que el recuerdo de estas personas "no ha caído nunca en el olvido ni por parte de sus familiares, ni de los feligreses, ni de los presbiterios diocesanos y órdenes religiosas a las que pertenecían". No obstante, ha afirmado que "no es justificable ni aceptable por más tiempo el silencio que en los medios oficiales de nuestra Iglesia ha envuelto la muerte de estos sacerdotes".
El obispo rechaza la violencia para la resolución de conflictos
Por ese motivo, ha indicado que el acto celebrado hoy "tiene una dimensión de reparación y reconocimiento, de servicio a la verdad para purificar la memoria". "Con humildad, pedimos perdón a Dios y a nuestros hermanos", ha manifestado.
En su homilía, y en referencia a la Guerra Civil, el obispo de Vitoria ha explicado que "al rememorar los dolorosos efectos de aquella contienda que nunca debió producirse, nuestra mirada está también puesta en el futuro". De esa forma, ha solicitado a Dios "la fuerza necesaria para rechazar siempre la violencia como medio de resolución de las diferencias y conflictos".
Mendia recalca que fueron asesiandos injustamente
Antes del acto, la consejera de Justicia y Administración Pública, Idoia Mendia, ha explicado que, con su presencia en la ceremonia, el Gobierno vasco pretende evidenciar que "la paz y la reconciliación sólo se construye desde la memoria" y que "nunca es tarde para construir la memoria y no olvidar a las víctimas".
Mendia ha destacado que los sacerdotes ejecutados "fueron fieles a sus ideas y fueron asesinados injustamente", por lo que consideró que con la ceremonia "se cierra un ciclo". "Es bueno que la propia Iglesia se reconcilie con estas personas", ha añadido.
Por su parte, Urkullu ha subrayado la importancia de reconocer la memoria de unas personas a las que "ni la propia Iglesia ha tenido en sus documentos en consideración" y de acompañar a las familias "que se han visto sometidas al olvido durante tantos años".
En el exterior de la catedral, un grupo de miembros de la asociación de víctimas del franquismo Ahaztuak, que ha celebrado una concentración, consideró "positiva" la celebración de la ceremonia, al considerar que "es una ruptura con la postura oficial de la Iglesia durante más de 70 años". Según ha explicado el portavoz de este colectivo, la decisión de no participar en la misa se debe a que se trata de una asociación de diferentes sensibilidades religiosas.