Monseñor Mazuelos, nuevo obispo de Asidonia-Jerez

«Debemos seguir viviendo y anunciando a Jesucristo y su palabra, recogida en su Iglesia»

La Catedral acogió ayer la segunda ordenación episcopal de la historia de Asidonia-Jerez, un brillante, bien organizado y solemne acto que reunió a más de 1.600 personas, 200 sacerdotes, 14 obispos y dos cardenales. En sus primer saludo como obispo sus palabras fueron de agradecimiento y de aliento espiritual, afirmando que «debemos seguir viviendo y anunciando a Jesucristo y su palabra, recogida en su Iglesia», ya que Él «es el único camino a recorrer si se quiere reconocer al hombre en su entera verdad y exaltarlo en sus valores».

(Diario de Jerez/InfoCatólica) La ceremonia comenzó con la procesión de entrada a la Catedral, que partió con todos los sacerdotes, obispos y cardenales desde la Casa de la Iglesia. La solemne misa de pontifical comenzó a las 11 de la mañana, y el rito de ordenación se inició cuando por primera vez Mazuelos se acercó a los oficiantes principales -el cardenal Amigo, monseñor Del Río y el nuncio Monteiro de Castro- para oír la bula papal de su nombramiento.   

A mediodía se escuchó su voz asintiendo a las promesas por las que le preguntaba monseñor Amigo. Escuchó las letanías postrado en el presbiterio y ya de rodillas recibió la imposición de manos de los tres celebrantes y del resto de obispos presentes. Con el evangelio cubriéndole la cabeza, se leyó la plegaria de ordenación, se le ungió la cabeza, recibió el evangelio, el anillo, la mitra y el báculo episcopal.

Así, a las 12,25 del mediodía, José Mazuelos Pérez ya era obispo de Jerez y con su báculo en mano, ocupando la cátedra, recibía el contundente aplauso de las más de 1.600 personas que abarrotaron la Catedral. Las campanas de la Catedral, que estuvieron en silencio desde que concluyera la procesión de entrada, doblaron también con inusitada fuerza. El nuevo prelado ocupó la cátedra o sillón principal de la Catedral,  sitio destinado al obispo titular de la diócesis, mientras permanecieron a su derecha el cardenal de Sevilla y a su izquierda el prelado saliente Juan del Río. 

El apoyo del episcopado fue explícito, con la presencia de 14 prelados españoles y dos cardenales, uno de ellos el de Bogotá, ciudad en la que dio sus primeros pasos en el sacerdocio José Mazuelos. No faltó el clero diocesano y otros sacerdotes que se sumaron a la ordenación "de un amigo".

En la amplísima representación civil destacaron las alcaldesas de Jerez y Osuna así como de otras localidades de la diócesis; de la Universidad de Sevilla y de la Pablo Olavide; del Poder Judicial, de su pueblo natal, de las instituciones en las que ha estado, participado o colaborado, de organismos diocesanos de la capital hispalense, de la hermandad de Los Estudiantes de la que era su director espiritual, y por supuesto, su familia con su madre al frente, a la que al final le dijo directamente: "mama no pudiste estar en mi ordenación sacerdotal pero Dios te ha regalado estar en mi ordenación episcopal". 

Otro instante muy especial fue cuando tras la comunión el nuevo obispo recorrió la Catedral acompañado por el cardenal de Bogotá, Pedro Rubiano, y el obispo coadjutor de Sevilla, Juan José Asenjo, su formador en el periodo de preparación como prelado, impartiendo su bendición y recibiendo las felicitaciones de todos mientras sonaba con fuerza el Magnificat de Taizé. El nuevo prelado recorrió el pasillo central de la Catedral y fue saludando a los fieles. Al volver al altar no se olvidó de saludar de forma especialmente cariñosa a todos los sacerdotes de la Diócesis, ubicados a la izquierda del altar. 

Antes de terminar la solemne misa pontifical, monseñor Mazuelos se presentaba a su diócesis con unas palabras que estuvieron marcadas por la gratitud del prelado a todos los estamentos por los que ha ido pasando en su extensa vida como sacerdote. «Debo, en primer lugar, bendecir a Dios, que me ha elegido y destinado en la persona de Cristo para desempeñar con la gracia del Espíritu Santo esta gran misión». 

La comunión con el Santo Padre fue una de las primeras reflexiones del nuevo obispo jerezano, que quiso continuar agradeciendo al cardenal Amigo Vallejo y al resto de concelebrantes su presencia en Jerez en la mañana de su ordenación. Y tras las obligadas referencias a la jerarquía eclesiástica, comenzó sus palabras de cercanía con su familia, a los que llamó «fieles instrumentos del Señor para mostrarme su amor. En primer lugar a mis padres, de los cuales he recibido el don más precioso de la vida y de la fe cristiana. A mis hermanos, que me han asistido y ayudado siempre con humildad y discreción. Doy las gracias a todos los amigos y paisanos de Osuna , todos ellos tienen mucho que decir en mi biografía. Tenedme presente en vuestras oraciones a Jesús Nazareno». 

Recordó también su paso por la diócesis sevillana, en la que desde el año 2000 ha sido Delegado de Pastoral Universitaria, así como director espiritual de la cofradía de los Estudiantes de Sevilla. 

Sus primeras palabras hacia la diócesis jerezana fueron de aliento y de ánimo. «Debemos seguir viviendo y anunciando a Jesucristo y su palabra, recogida en su Iglesia. Dios es necesario para el hombre, y es más, no lo daña, sino que lo sana como nadie lo podrá hacer jamás. El no es en absoluto una amenaza para el hombre, sino que más bien, es el único camino a recorrer si se quiere reconocer al hombre en su entera verdad y exaltarlo en sus valores». Monseñor Mazuelos terminó su alocución invocando a la Santísima Virgen Inmaculada. 

La torre de la Catedral aparecía "vestida", como lo hace para los grandes acontecimientos, con los colores vaticanos, amarillo y blanco. También el arreglo floral del presbiterio se hizo con los colores de Vaticano, blanco y amarillo, excepto a los pies del Crucificado de José de Arce que preside la Catedral donde imperaron las flores de tono anaranjado. Para quienes en el interior del templo no tuvieron una visión directa del altar se instalaron diez pantallas donde se ofrecían las imágenes de la misa en un magnífica realización de Onda Jerez TV. El báculo episcopal fue un obsequio de su parroquia de La Victoria de Osuna.

En la brillantez de la misa de pontifical tuvo mucho que ver la coral y orquesta de la Catedral que desarrolló un repertorio variado, rico en matices musicales y adecuado a cada momento de la celebración, con una magnífica interpretación y  excelente dirección de Ángel Hortas, así como la preparación y dirección de esta ceremonia, de enorme complicación litúrgica,  que asumió el sacerdote y canónigo maestro de ceremonias de la Catedral de Sevilla, Luis Rueda.

Durante toda la ceremonia prestaron un servicio eficaz y discreto los scouts, quienes ayudaron para que la procesión de entrada de los sacerdotes y los prelados se desarrollara sin ningún tipo de problema, así como para permitir que los sacerdotes encargados de impartir la Comunión accedieran a los lugares de la Catedral señalados para ello, y guardaron también el orden en la procesión de saludo de Monseñor Mazuelos a los asistentes a la misa de ordenación.

El escudo de monseñor José Mazuelos, además de incluir el capelo y el lema con las palabras de la primera encíclica de Juan Pablo II, lleva dos campos con los colores de Jerez, a la Virgen de los Reyes, la villa ducal de Osuna y tres mazos en campo de gules. El lema episcopal elegido es también muy elocuente: "Redemtor hominis, Iesus Christus".

Dejar un comentario



Los comentarios están limitados a 1.500 caracteres. Faltan caracteres.

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.