(Asia News) No se detiene la ola de ataques de los talibanes, que en la última semana ha costado la vida a cientos de personas. Mientras prosiguen los enfrentamientos en Gazni, ahora convertida en una «ciudad fantasma», los rebeldes islamistas conquistan una base militar en el norte del país.
Cientos de personas han huido de Gazni, que en los últimos días se ha convertido en escenario de violentos combates entre las fuerzas armadas y los talibanes. Al menos 120 personas -20 de ellas, civiles- han perdido la vida. En las filas de los militantes islamistas habría cerca de 200 muertos. Los talibanes lograron ocupar varias partes de la ciudad, pese a que el gobierno afgano asegura que Gazni «no caerá».
Los habitantes que huyeron del lugar cuentan que Gazni se ha convertido en una «ciudad fantasma»: en las áreas bajo su control, los rebeldes han cortado el agua, la electricidad y las comunicaciones. También son duras las condiciones de los hospitales, que carecen de medicamentos e insumos, y a donde resulta sumamente difícil llegar, por cuestiones de seguridad. La ciudad de 270.000 habitantes tiene un valor estratégico fundamental, por estar situada a lo largo de la carretera Nro. 1, que conecta a Kabul con las provincias meridionales, territorio donde tradicionalmente se han desplegado los rebeldes.
Ayer los talibanes tomaron el control de una base militar en el norte del país, en la localidad de Chenayeeha, distrito de Ghormach (provincia de Faryab). Cerca de 43 miembros de la fuerzas de seguridad resultaron muertos en los enfrentamientos. Fuentes oficiales afirman que hay 40 oficiales que se rindieron: llevaban 48 horas pidiendo refuerzos y municiones para hacer frente al asedio del grupo islamista, pero no recibieron respuesta.