"Estamos orgullosos de los focos de luz, esperanza y caridad que son los monasterios de Navarra"

El Arzobispo de Pamplona-Tudela preside la bendición de Juan Manuel Apesteguía, nuevo Abad del monasterio de Leyre

El 3 de mayo, Domingo pascual del Buen Pastor, recibió la Bendición Abacial, y eligió como lema Pasce oves meas, Apacienta mis ovejas. Presidió la Misa y la ceremonia de Bendición el Sr. Arzobispo, Don Francisco Pérez González, acompañado de los Obispos de Barbastro-Monzón y Huesca-Jaca, los Abades de Solesmes, Silos, Valle de los Caídos, Montserrat y otras abadías benedictinas y cistercienses. Concelebraron más de 60 sacerdotes y asistieron más de 600 fieles más, entre los que se encontraban varios diáconos y seminaristas, miembros de diversos institutos de vida consagrada y movimientos o asociaciones eclesiales, y feligreses de Pamplona y de otras muchos lugares.

La comunidad benedictina del monasterio de San Salvador de Leyre, el pasado 7 de marzo, eligió como nuevo Abad a Dom Juan Manuel Apesteguía Martínez de Goñi, nacido en Pamplona hace 46 años y bautizado en la parroquia de San Cernin. Ingresó en el monasterio en 1979 y fue ordenado sacerdote en 1987.


Desde hace más de veinte años fue elegido ininterrumpidamente por la comunidad benedictina miembro del Consejo, y ha sido organista de coro, enfermero, diez años Maestro de novicios, y también ha ejercido como profesor de espiritualidad y director espiritual de laicos y sacerdotes.


Restaurada la comunidad benedictina de Leyre en 1954, él fue la primera vocación y el primer monje profeso. El abadiato del P. Apesteguía es el centésimo cuarto de los habidos en la milenaria historia del monasterio, y el tercero desde su restauración, sucediendo a Dom Augusto Pascual (1979-1993) y a Dom Luis María Pérez (1993-2009).


El 3 de mayo, Domingo pascual del Buen Pastor, recibió la Bendición Abacial, y eligió como lema Pasce oves meas, Apacienta mis ovejas. Presidió la Misa y la ceremonia de Bendición el Sr. Arzobispo, Don Francisco Pérez González, acompañado de los Obispos de Barbastro-Monzón y Huesca-Jaca, los Abades de Solesmes, Silos, Valle de los Caídos, Montserrat y otras abadías benedictinas y cistercienses. Concelebraron más de 60 sacerdotes y asistieron más de 600 fieles más, entre los que se encontraban varios diáconos y seminaristas, miembros de diversos institutos de vida consagrada y movimientos o asociaciones eclesiales, y feligreses de Pamplona y de otras muchos lugares.

A la solemne Eucaristía y Bendición, junto con los familiares y allegados del nuevo Abad y los miembros de la Asociación Amigos de Leyre, acudieron el Presidente del Gobierno de Navarra, la Alcaldesa de Pamplona y numerosas autoridades civiles, militares, judiciales y académicas.

La Bendición Abacial no es un acto solamente interno de la comunidad benedictina, sino que es un acto litúrgico eclesial. Es el Obispo local, en este caso Mons. Pérez González, Arzobispo de Pamplona, quien, dentro de la Eucaristía, realiza este rito, por el cual el nuevo Abad inicia un ministerio monástico, pero también eclesial, en el que el Sr. Arzobispo le entrega el libro de la Regla, el anillo, el báculo y la mitra, bordada y regalada por las Hnas. Oblatas de Cristo Sacerdote, de Javier, de las que el P. Apesteguía es confesor.

En su homílía, el Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, se refirió a la especial significación de la Bendición Abacial en el Domingo IV de Pascua, del Buen Pastor. Monseñor Francisco Pérez destacó que "¿Quién puede satisfacer el corazón del ser humano sino Aquél que más nos ama? ¿Quién puede llenar nuestros vacíos sino Aquél que es la plenitud? ¿Quién puede quitar nuestros pecados sino Aquél que nos ha salvado?".

El Arzobispo reconoció la gratitud de Navarra a quienes dedican su vida a la oración en los monasterios. "Estamos orgullosos",dijo, porque "no olvidamos que todos necesitamos los focos de luz, de fe, de entrega total al servicio de Dios en la oración y el canto, que son los monasterios", "focos tambien de esperanza, porque trascienden lo que vemos para indicarnos que el sentido de nuestra vida es que pertenecemos a Dios", y "focos de caridad que hacen posible ver a Dios porque donde reina la caridad ahí está Dios".


El nuevo prelado tomó posesión el mismo día de su elección de la sede abacial, donde se le impuso la cruz pectoral y el solideo; tomó posesión asimismo de la sede en la iglesia abacial. Las sesiones electorales, y instalación del P. Juan Manuel fueron presididas por Dom Philippe Dupont, Abad Presidente de la Congregación Benedictina de Solesmes, a la que Leyre pertenece.

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