San Bruno de Colonia renunció a una vida rica por una de dificultad y penitencia

Un santo que mostró la verdadera reforma de la Iglesia

San Bruno de Colonia renunció a una vida rica por una de dificultad y penitencia

Aunque la barca de Pedro es vieja, crujiente y goteante, nunca se va a hundir del todo. No debemos desesperarnos.

(Catholic Herald/InfoCatólica) Sería fatalmente fácil repasar el pasado año y sentir una enorme tristeza por la terrible situación en que se encuentra la Iglesia. Sin embargo, uso la palabra «fatalmente» de forma deliberada; solo tienes que mirar la historia de la Iglesia para saber que hemos estado en situaciones similares antes y así reconocer que aunque la barca de Pedro es vieja, crujiente y goteante, nunca se va a hundir del todo. No debemos desesperarnos.

He estado leyendo una vida excelente y erudita (en lugar de hagiográfica) de San Bruno el Cartujo, por Andre Ravier SJ, publicado por Gracewing. Ofrece una lección saludable y esperanzadora a los pesimistas católicos del siglo XXI: cualquiera que sea la corrupción flagrante de la Iglesia en cualquier época en particular, Dios tiene una forma de elevar hombres y mujeres extraordinarios como un signo de contradicción gloriosa para el mundo y sus compañeros mundanos Cristianos.

La vida de San Bruno

San Bruno nació alrededor del año 1030 en Colonia, muriendo en Calabria en 1102; sin embargo, a pesar del paso de mil años, sus tribulaciones parecen muy modernas en muchos sentidos. Fue director de estudios para las escuelas unidas a la Catedral de Reims en 1056, ya era excepcional por su aprendizaje y su autoridad moral. Ravier escribe que la simonía (incluida la compra y venta de oficios eclesiásticos) era moneda corriente en la Iglesia en ese momento y que Bruno al principio decidió luchar contra ella; pero cuando todo fue igual después de la pelea «su experiencia de la mediocridad humana lo llevó a tratar de encontrar la pureza de la vida cristiana en la soledad».

Ravier agrega el comentario interesante de que «en toda sociedad, pero especialmente en una corrupta, tal devoción a la palabra de Dios, tal amor de amistad noble, tal integridad, destinan a una persona a ser, en un sentido real, solitaria». Bruno, a sus 50 años, decidió dejar una vida académica cómoda en Reims (le habían ofrecido el arzobispado y lo había rechazado) y en junio de 1084, partió acompañado por seis compañeros, hacia el desierto de Chartreuse, en las montañas al norte de Grenoble. Los siete hombres querían llevar una vida eremítica en común, una idea novedosa en un momento en que la vida religiosa era monástica o solitaria.

Vida austera llena de privaciones

Lo que más me retó sobre su elección de Chartreuse fue que se encontraba en un valle que ya era visiblemente inhóspito. Rechazaron establecerse en el extremo sur donde sol brillaba ocasionalmente; en cambio, eligieron el extremo norte, eclipsado por las montañas, con su clima duro, su inaccesibilidad y su suelo era muy pobre para el cultivo. Me desafió porque sé que en circunstancias similares habría elegido sin vacilación la opción más suave. Pero luego Bruno se convirtió en el fundador (no intencional) de los cartujos, la orden religiosa más estricta en la Iglesia que, me dijeron una vez, nunca ha necesitado ser reformada.

Llamado a regresar

Después de seis años en Chartreuse, Dios le pidió a Bruno que hiciera un gran sacrificio; abandonar la vida que amaba y había elegido, regresar «a un mundo de intriga y peligro». En efecto, esto significaba responder a una convocatoria del Papa Urbano II para venir a Roma en 1090 y ayudarlo a gobernar la Iglesia. Se le permitió reanudar una vida eremítica en Calabria, donde murió, y nunca regresó al valle de su primer amor, Chartreuse.

Como una nota conmovedora de la orden cartuja, en el libro del padre Donald Haggerty, Conversión, relata la historia de que al final de la Guerra Civil española en 1939 dos soldados de la facción republicana comunista «volvían a sus cuarteles después de una noche de borracheras y retozando con prostitutas. Caminaban por un camino polvoriento no lejos de un monasterio cartujo cuando las campanas del monasterio empezaron a sonar a la luz de la mañana. Con las campanas sonando, su conversación se detuvo, y caminaron en silencio. La guerra terminó no mucho después, y el primero, y luego el otro, se unieron a este monasterio».

Dios los había convocado por medio de campanas. Me recuerda que debo resucitar la famosa película sobre Chartreuse, Into Great Silence, que he tenido durante algunos años, pero que nunca tuve el valor de observar. Y la moraleja que me ha inspirado a escribir al examinar a la Iglesia este año que está por terminar: debemos recordar que la santidad, no el cisma, está en el corazón del catolicismo y nosotros también fuimos creados para este propósito.

15 comentarios

Feri del Carpio Marek
Muy bueno. Otra anécdota cartujana que escuché es que en una ocasión el Papa León XIII quería ordenar a los cartujos que disminuyesen la severidad de sus ayunos y penitencias, entonces el abad de Chartreuse envió a Roma un grupo de sus monjes, para que el Papa pudiese ver los saludables que se encontraban, a pesar de la vida austera. El Papa quedó convencido, y una vez más la Cartuja no fue reformada.

Es curioso que siendo lo normal en la historia de la Iglesia que las reformas --las verdaderas-- viniesen siempre acompañadas de un espíritu de mayor austeridad y severidad en la penitencia; y sin embargo en los últimos siglos vienen surgiendo reformas acompañadas del espíritu opuesto, el de disminuir la austeridad y la penitencia. Esto me parece grave, y paradójicamente puede resultar pelagiano, porque puede ser que parte de la mentalidad humana, natural, el espíritu de relajar en las privaciones, y entonces ya ni siquiera se pide la gracia de vivir en las privaciones que pueden liberar lo suficiente el espíritu, acondicionar lo suficiente la naturaleza para colaborar con la gracia, y por eso no se puede colaborar con Dios a una auténtica reforma.

Una vez más resuena la voz de la opción Benito para vivir en estos tiempos como hijos de Dios, libremente movidos por la gracia.
30/12/17 5:32 PM
Manoletina
Bueno, aunque San Bruno no es tan guapo como la chica que habíais puesto hay que reconocerle que tiene su punto. Jejeje, es broma.

Me gustó mucho una frase que leí sobre él hace un tiempo en una biografía suya, que a pesar de buscar la soledad y el silencio, como se vio requerido para la vida pública, era un hombre de verbo fluído. Y la frase era que "Bruno, a diferencia de muchos que usan a Cristo para hablar de cualquier cosa, él aprovechaba cualquier cosa para hablar a quien fuera de Cristo".
30/12/17 5:36 PM
Maria
Quien firma este post? No lo encuentro.....
30/12/17 6:11 PM
Ecclesiam
¡He ardido en cólera al leer el título! ¿Difícil el Evangelio? Si los santos lo fueron porque precisamente eligieron el camino más fácil, ¡que es el del Evangelio!

«Porque mi yugo es excelente; y mi carga es liviana» (Mt 11, 30)

Glosa de Mons. Straubinger:
El adjetivo griego “jrestós” que Jesús aplica a su yugo, es el mismo que se usa en Lc. 5, 39 para calificar el vino añejo. De ahí que es más exacto traducirlo por “excelente”, pues “llevadero” sólo da la idea de un mal menor, en tanto que Jesús nos ofrece un bien positivo, el bien más grande para nuestra felicidad un temporal, siempre que le creamos. El yugo es para la carne mala, mas no para el espíritu, al cual, por el contrario, Él le conquista la libertad (Jn. 8, 31 s.; 2 Co. 3, 17; Ga. 2, 4; St. 2, 12). Recordemos siempre esta divina fórmula, como una gran luz para nuestra vida espiritual. El Evangelio donde el Hijo nos da a conocer las maravillas del Eterno Padre, es un mensaje de amor, y no un simple código penal. El que lo conozca lo amará, es decir, no lo mirará ya como una obligación sino como un tesoro, y entonces sí que le será suave el yugo de Cristo, así como el avaro se sacrifica gustosamente por su oro, o como la esposa lo deja todo por seguir a aquel que ama. Jesús acentúa esta revelación en Jn. 14, 23 s., al decir a San Judas Tadeo que quien lo ama observará su doctrina y el que no lo ama no guardará sus palabras, Tal es el sentido espiritual de las parábolas del tesoro
escondido y de la perla pr
30/12/17 6:18 PM
josep
el que encuentra el Verdadero Tesoro lo deja todo por Él.
30/12/17 8:52 PM
Manoletina
Excelente es aristós. Jrestos es bueno, virtuoso, dichoso....

Feri, según tengo entendido, el CVII mandó que las órdenes volvieran a sus fundadores. De ahí que la Trapa se unificara y eso. No sé si eso significa más o menos penitencia, pero es lo que debería ser, no?

La verdad es que la orden de los Cartujos es impresionante. Me parece que es la única que no ha tenido que ser reformada en su historia. También fueron los únicos que cuando la lió Enrique VIII permanecieron fieles a la Iglesia Católica en Inglaterra.

La original Chartreuse no se situó exactamente donde está ahora. Bueno casi que no. Es bonito porque lo que ocurrió es casi una alegoría de la vocación cartuja y de lo que debiera ser la vida de un cristiano: Tenían las celditas 10 monjes en otra zona de Chartreuse pero más metida en el monte. Y después de 30 años que llevaban allí un alud de nieve los sepultó por completo. Sólo sobrevivieron tres, que se mudaron a la zona, más segura, donde luego se edificó la Gran Cartuja. Pero San Bruno, quiso que los restos de esas celdas y esos monjes quedaran para que los futuros cartujos supieran cuál era su vocación: Ser sepultados con Cristo en el silencio hasta desaparecer completamente.
30/12/17 9:14 PM
Fuenteovejuna
Estoy plenamente de acuerdo en que "aunque la barca de Pedro es vieja, crujiente y goteante, nunca se va a hundir del todo".
Sabido es que siempre habrá algún Bruno para remar.
Pero eso de ninguna manera significa que podemos acostarnos a dormir tranquilos en la inteligencia de que al despertar algún alma buena se habrá encargado de poner todas las cosas en orden.
Nada más lejos de la realidad.
Es cierto que a través de los siglos han habido malos papas que hicieron mucho daño a la Iglesia, sin embargo, ninguno de ellos fue tan lejos como
para herir de muerte la doctrina, que es el corazón de la Iglesia.
Desgraciadamente, ahora las cosas son distintas, el hombre ha caído tan bajo que ya no puede levantarse por sí solo si Dios no lo ayuda.
Es indudable que la Iglesia ha sido vencida por el mundo.
Los que sueñan que muerto Francisco la Iglesia sabiamente encontrará otro Papa que nos regrese a la buena senda, viven en otro planeta.
Ni el próximo Cónclave ni el siguiente, le darán ese alivio a la Iglesia, por el contrario, los males actuales se profundizarán cada vez más, justamente porque el hombre ha caído tan bajo que ya no puede levantarse solo.
Debemos aprender a mirar la realidad de frente en toda su crudeza, estamos transitando el fin de los tiempos y las profecías se habrán de cumplir aunque imitando al avestruz escondamos la cabeza en la tierra.
Lo primero entonces será un diagnóstico correcto de la crisis y lo segundo empezar a cavar trincheras para que el e
30/12/17 9:50 PM
Francisco Becerra
Muchas gracias por el artículo!! Es como un vaso de agua fresca en este calor asfixiante de este siglo, Dios los bendiga!!
30/12/17 11:20 PM
ANTONIO DE LA POSADA DEL FIN DEL MUNDO
El Pesimismo no es Cristiano, es dudar de la Providencia de Dios.; porque Dios siempre triunfa.
31/12/17 12:02 PM
Juan Mariner
Quienes han hecho grande a la Iglesia Católica son aquellas personas que, independientemente de su procedencia (burgueses, obreros, nobles, terratenientes, reyes, jornaleros, navilieros, súbditos, pescadores...) han interiorizado el Evangelio y han renunciado a sus orígenes y a los intereses de su grupo social. La Iglesia es para todos, de todos y debe ser universal, no transversal.
31/12/17 12:56 PM
Simón
Los caminos de Dios, son inescrutables, después de haber leído con atención este escrito, quedo más convencido, de que todo lo que procede de la voluntad de Dios, se manifiesta en su momento, y nada ni nadie, lo puede cambiar, los caminos de Dios son inescrutables, sus caminos, no son nuestros caminos, como se lee en el Antiguo Testamento, ninguna de las fuerzas, podrán contra la Nave de Pedro, porque la guía el Espíritu Santo, que es el Espíritu de la Verdad, del Amor, y de la Justicia, y de la Misericordia, nada ni nadie, le puede suplantar, las fuerzas del Infierno, no tienen nada que hacer contra el Espíritu de Dios. San Bruno así lo entendió, y así lo cumplió, cumplió los planes de Dios, y no los planes de los hombres, que somos pecadores, e inestables, y desacertados siempre. Sólo lo que Dios, quiere, prospera por sus manos.
¡Paz y Bien!. ¡SIMÓN!.
31/12/17 1:25 PM
Carlos
Estimado Ecclesiam, no arda en cólera tan fácilmente.
También dice la Escritura:
"Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí.
Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran" Mt, 7, 13-14.
Es cierto que el yugo de Cristo es suave, pero llegar a querer cargarlo puede ser difícil. Si todo fuese tan fácil habría más santos. El hombre viejo siempre tira para atrás, y los enemigos del alma existen.
Por supuesto que Cristo vence fácilmente, pero debo dejar que me transforme y me salvé, cosa que muchas veces no deseamos afectiva y efectivamente.
No desecho su comentario, pero reserve la cólera para ocasiones en donde no haya matices que distinguir. Después de todo, a Ud. le resultará fácil sosegarse.
31/12/17 2:10 PM
maru
Ví .hace unos años la película ''el gran silencio'' y es realmente impactante como.viven los cartujos. Asimismo, el libro del cardenal Sarah,La fuerza del silencio, es sobre la vida de los q habitan en la Gran Cartuja.
31/12/17 2:45 PM
chico
Desde el Papa pasando por Cardenales y Obispos y terminando en el recién Bautizado, tenemos que decir lo más claro y a cada rato que la solución de todo este cotarro mundial: Político, social, laboral, nacional, internacional, sólo tiene arreglo bueno con : creer en católico, vivir en católico. Son los hombres, cada hombre los que tienen que cambiar. Y si así no se plantea el problema y no se le da esta solución, el problema mundial es insoluble. Es un cegato y miope el que no lo ve así, porque vemos que todos quieren arreglar el mundo y nadie lo consigue, porque los apaños que ofrecen son mundanales y no saben o no se atreven a subir un peldaño más arriba, que es lo católico , donde está sólo la solución. si no creeis no subsistiréis, creer o reventar ( Isaías ).
31/12/17 8:45 PM
luxose
"Nunquam reformata, quia nunquam deformata", impresionante la historia de San Bruno y de los cartujos. Quizás por ser tan estricta la vida monástica cartujana es que no se puede deformar, pues las reformas tienen a apegarse más la estrictez que a la laxitud en la vida monástica. Aunque está el peligro de una reforma en contrario. Pasó con los franciscanos enfrentados a su propio fundador que pudieron cambios en el régimen de vida en vida del santo.

Lo que nos enseña la vida de San Bruno y la vida cartujana es que una vida de oración sin ruidos puede hacer mucho más por la Iglesia que un cristiano lleno de actividades, reuniones parroquiales, actividades sociales de caridad, iniciativas misioneras poblacionales, etc. Aunque todo eso pueda estar bien, sin la oración y la liturgia es mero activismo. Por eso sabiamente fue nombrada patrona de las misiones Santa Teresita de Lisieux, una carmelita de clausura que nunca estuvo llena de actividades parroquiales pero si de profunda oración y contemplación.
1/01/18 11:51 AM

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