El Papa a los jóvenes de Myanmar: «¡Sed valientes, sed generosos y, sobre todo, sed alegres!»

Misa en la Catedral de Santa María en Yangon

El Papa a los jóvenes de Myanmar: «¡Sed valientes, sed generosos y, sobre todo, sed alegres!»

«¡Sed valientes, sed generosos y, sobre todo, sed alegres!» ha exhortado el Papa Francisco a los jóvenes de Myanmar. «No tengáis miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente».

(Zenit) El Papa Francisco ha celebrado la Santa Misa con los jóvenes de Myanmar en la Catedral de Santa María, en Yangon, a las 10:15 horas (4:45 h. en Roma).

El Pontífice ha citado a San Pablo para ofrecer «algunas ideas» que guíen a estos jóvenes «en el camino de fe» y ayudarles «a discernir qué es lo que el Señor» les está pidiendo.

Para la primera pregunta de San Pablo, «¿Cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído hablar de él?», el Papa les ha animado «hablar con Él en la oración», y a que dejen que los santos les «guíen hacia Jesús» y les «enseñen a poner sus vidas en sus manos».

El Santo Padre les ha formulado otra pregunta de San Pablo: «¿Cómo van a oír hablar de Jesús sin un mensajero que lo anuncie?»: Ser «discípulos misioneros» –les ha invitado Francisco– mensajeros de la buena noticia de Jesús, sobre todo para vuestros compañeros y amigos. «No tengáis miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente».

«¿Cómo puede haber un mensajero sin que sea enviado?» es la última pregunta de San Pablo que el Papa ha planteado a los jóvenes: «Eso es lo que significa ser enviado: seguir a Cristo, y no lanzarnos por delante con nuestras propias fuerzas» les ha contestado.

A continuación sigue el texto completo de la homilía del Papa Francisco:

A punto de concluir mi visita a vuestro hermoso país, me uno a vuestra acción de gracias a Dios por tantos dones que nos ha concedido en estos días. Mirándoos a vosotros, jóvenes de Myanmar, y a todos los que desde otros lugares se unen a nosotros, quisiera compartir con vosotros una frase de la primera lectura de hoy que resuena en mi interior. Está tomada del profeta Isaías, y san Pablo la repitió en su carta a la joven comunidad cristiana de Roma. Escuchemos una vez más esas palabras: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian la Buena Noticia del bien!» (Rm 10,15; cf. Is 52,7).

Queridos jóvenes de Myanmar, después de haber escuchado vuestras voces y haberos oído cantar hoy, os aplico a vosotros esas palabras. Sí, son hermosos vuestros pasos; vuestra presencia es hermosa y alentadora, porque nos traéis «buenas noticias», la buena nueva de vuestra juventud, de vuestra fe y de vuestro entusiasmo. Así es, vosotros sois una buena noticia, porque sois signos concretos de la fe de la Iglesia en Jesucristo, que nos hace experimentar un gozo y una esperanza que nunca morirán.

Algunos se preguntan cómo es posible hablar de buenas noticias cuando tantas personas a nuestro alrededor están sufriendo. ¿Dónde están las buenas noticias cuando hay tanta injusticia, pobreza y miseria que proyectan su sombra sobre nosotros y nuestro mundo? Quiero que de aquí salga un mensaje muy claro. Quiero que la gente sepa que vosotros, muchachos y muchachas de Myanmar, no tenéis miedo a creer en la buena noticia de la misericordia de Dios, porque esta tiene un nombre y un rostro: Jesucristo. Como mensajeros de esta buena nueva, estáis listos para llevar una palabra de esperanza a la Iglesia, a vuestro país y al mundo en general. Estáis dispuestos a llevar la Buena Noticia a vuestros hermanos y hermanas que sufren y que necesitan vuestras oraciones y vuestra solidaridad, pero también vuestra pasión por los derechos humanos, por la justicia y porque crezcan el amor y la paz que Jesús nos da.

Quiero también plantearos un desafío. ¿Escuchasteis con atención la primera lectura? Allí, san Pablo repite tres veces la palabra «sin». Es una palabra sencilla, pero que nos hace pensar sobre nuestro papel en el proyecto de Dios. En efecto, Pablo propone tres preguntas que yo quiero dirigir a cada uno de vosotros personalmente. La primera, ¿cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído hablar de él? La segunda, ¿cómo puede alguien oír hablar del Señor sin un mensajero que lo anuncie? Y la tercera, ¿cómo puede haber un mensajero sin ser enviado? (cf. Rm 10,14-15).

Me gustaría que todos vosotros pensarais profundamente en estas preguntas. ¡Pero no tengáis miedo! Como buen «padre» (¡aunque mejor sería decir «abuelo»!), no quiero dejaros solos ante estas preguntas. Permitidme que os ofrezca algunas ideas que puedan guiaros en el camino de fe y ayudaros a discernir qué es lo que el Señor os está pidiendo.

La primera pregunta de san Pablo es: «¿Cómo puede alguien creer en el Señor sin haber oído hablar de él?». Nuestro mundo está lleno de ruidos y distracciones, que pueden apagar la voz de Dios. Para que otros se sientan llamados a escucharlo y a creer en él, necesitan descubrirlo en personas que sean auténticas. Personas que sepan escuchar. Seguro que vosotros queréis ser genuinos. Pero sólo el Señor os puede ayudar a serlo. Por eso hablad con él en la oración. Aprended a escuchar su voz, hablándole con calma desde lo más profundo de vuestro corazón.

Pero hablad también con los santos, nuestros amigos del cielo que nos sirven de ejemplo. Como san Andrés, cuya fiesta celebramos hoy. Andrés fue un sencillo pescador que acabó siendo un gran mártir, un testigo del amor de Jesús. Pero antes de llegar a ser mártir, cometió sus errores, tuvo que ser paciente y aprender gradualmente a ser un verdadero discípulo de Cristo. Así que no tengáis miedo de aprender de vuestros propios errores. Dejad que los santos os guíen hacia Jesús y os enseñen a poner vuestras vidas en sus manos. Sabed que Jesús está lleno de misericordia. Por lo tanto, compartid con él todo lo que lleváis en vuestros corazones: vuestros miedos y preocupaciones, así como vuestros sueños y esperanzas. Cultivad la vida interior, como cuidaríais un jardín o un campo. Esto lleva tiempo; requiere paciencia. Pero al igual que un agricultor sabe esperar que lo cultivado crezca, así también a vosotros, si sabéis esperar, el Señor os hará dar mucho fruto, un fruto que luego podréis compartir con los demás.

La segunda pregunta de Pablo es: «¿Cómo van a oír hablar de Jesús sin un mensajero que lo anuncie?». Esta es una gran tarea encomendada de manera especial a los jóvenes: ser «discípulos misioneros», mensajeros de la buena noticia de Jesús, sobre todo para vuestros compañeros y amigos. No tengáis miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente. Y no os preocupéis si a veces sentís que sois pocos y dispersos. El Evangelio siempre crece a partir de pequeñas raíces. Por eso haceos oír. Os pido que gritéis, pero no con vuestras voces, no, quiero que gritéis, para ser con vuestra vida, con vuestros corazones, signos de esperanza para los que están desanimados, una mano tendida para el enfermo, una sonrisa acogedora para el extranjero, un apoyo solícito para el que está solo.

La última pregunta de Pablo es: «¿Cómo puede haber un mensajero sin que sea enviado?». Al final de esta Misa, todos seremos enviados, para llevar con nosotros los dones que hemos recibido y compartirlos con los demás. Esto puede provocar un poco de desánimo, ya que no siempre sabemos a dónde nos puede enviar Jesús. Pero él nunca nos manda sin caminar al mismo tiempo a nuestro lado, y siempre un poquito por delante de nosotros, para llevarnos a nuevas y maravillosas partes de su reino.

¿Cómo envía nuestro Señor a san Andrés y a su hermano Simón Pedro en el Evangelio de hoy? «¡Seguidme!», les dice (Mt 4,19). Eso es lo que significa ser enviado: seguir a Cristo, y no lanzarnos por delante con nuestras propias fuerzas. El Señor invitará a algunos de vosotros a seguirlo como sacerdotes, y de esta forma convertirse en «pescadores de hombres». A otros los llamará a la vida religiosa, a otros a la vida matrimonial, a ser padres y madres amorosos. Cualquiera que sea vuestra vocación, os exhorto: ¡sed valientes, sed generosos y, sobre todo, sed alegres!

Aquí, en esta hermosa Catedral dedicada a la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, os animo a que miréis a María. Cuando ella respondió «sí» al mensaje del ángel, era joven, como vosotros. Sin embargo, tuvo el valor de confiar en la «buena noticia» que había escuchado, y de traducirla en una vida de consagración fiel a su vocación, de entrega total de sí y completa confianza en los cuidados amorosos de Dios. Que siguiendo el ejemplo de María, llevéis a Jesús y su amor a los demás con sencillez y valentía.

Queridos jóvenes, con gran afecto os encomiendo a vosotros y a vuestras familias a su maternal intercesión. Y os pido, por favor, que os acordéis de rezar por mí.

Dios bendiga a Myanmar [Myanmar pyi ko Payarthakin Kaung gi pei pa sei]

 

13 comentarios

Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
"Ser «discípulos misioneros» –les ha invitado Francisco– mensajeros de la buena noticia de Jesús".
No había dicho que no se debía hacer "proselitismo". ¿En qué quedamos?
30/11/17 12:22 PM
Fray Escoba BCN
Alegría, alegría! Fuera las caras de vinagre y todos los profetas de calamidades! Que todos y todas somos salvos!

Y para celebrarlo nos vamos de merendolas a Asis
30/11/17 2:51 PM
Ángel
«No tengáis miedo de hacer lío, de plantear preguntas que hagan pensar a la gente»
Pero le faltó añadir: "Pero no me las dirijáis a mí, porque no pienso responderlas ni darme por aludido..."
30/11/17 6:18 PM
Guillermo PF
Pues claro que sí, Fray Escoba. Este valle de lágrimas, al que no hemos pedido venir, tiene sus compensaciones, y como no vayas tú a buscarlas raramente vienen a ti. Tomar por actitud la resignación, pudiendo evitarla, ni te ayuda a ti ni ayuda a los que te rodean.

Pienso que el Santo Padre dice que al que va por la vida buscando la felicidad, se le nota en todo lo que hace y predica, y si es verdad que quieres transmitir a los demás una "Buena Noticia", primero se te tendrá que notar que te la crees y que a ti te está haciendo feliz. Y al contrario no digamos. Creo que es una de las dos o tres cosas que aprendí en los Cursillos de Cristiandad, y esa era concretamente la primera: hemos venido a procurar ser felices. Ser feliz no siempre es pecar (ni siempre tiene la razón el que te lo diga).
30/11/17 6:19 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Ángel: Muy ingenioso.
30/11/17 7:03 PM
Chimo de Valencia
Guillermo PF. Cuando hagas referencia al Santo Padre deberías de concretar a quien te refieres. Para Lutero, ningún ser humano puede ser santo ya que su naturaleza está corrompida por el pecado original, y Francisco es un ser humano que además tiene a Lutero como guía y referencia espiritual. Si te refieres a Benedicto XVI ya es otra cosa
30/11/17 9:14 PM
hornero (Argentina)
Con el debido respeto a la noticia motivo de los comentarios, me permito rogar a nuestros hermanos de Infocatólica eleven una oración a Dios y a nuestra Madre por el hallazgo del submarino argentino ARA San Juan y por la vida de sus 44 tripulantes extraviado desde hace dieciséis días en el fondo del mar argentino. Las mayores potencias militares del mundo se han aunado en una gigantesca operación de paz sin precedentes, comprometiendo sus mejores recursos militares, científicos y técnicos para el rescate de nuestros submarinistas. Nos ayudan también nuestras naciones hermanas de sudamérica
30/11/17 9:46 PM
Guillermo PF
Tranquilo, Chimo, el otro día hablábamos de músicos y a mí me pasa algo parecido: tengo como guía y referencia estética a Juan Sebastián Bach, que a su vez tenía como guía y referencia espiritual a Martín Lutero.
Y todavía no me ha devorado la serpiente.
Llámalo como quieras, sabes a quién me refiero, y me temo que a ti te afecta muchísimo más que a mí. Tú verás...
30/11/17 10:19 PM
Claudio
Y santos. Sean santos, porque en el cielo solo hay santos. Que no se les olvide.
1/12/17 3:17 AM
Akathistos
Y que no se les olvide traer flores y cantar canciones de los beatles en misa y viva el flower power.
Definitivamente los años 60 dieron frutos maravillosos para la Iglesia...
1/12/17 1:30 PM
Generalife
Hay que atacar siempre al Papa.? Muy triste que sea asi
1/12/17 2:54 PM
Progrando Fernandez, Neoteólogo para la nueva evangenización
Si seamos alegres y añadamos "el vino que tiene asunción no es blanco ni tinto ni tiene color" al cantoral eclasiástico. El cristiano tiene que ser feliz.

¿Que te viene un pobre? bailarle una Jota. Que hay millones de abortos?
márcate una sardana. Que se te muere un familiar increyente que va derecjo al Infierno?, demuestra tu alegria y cachondeo. Quiero todos los escritos y revistas católicas con grandes fotos de chavales con sonrisas profiden. Seamos testigos del cachondeo. De que otra manera puede uno sentir a Dios que no sea haciendo el imbécil sin parar?
1/12/17 11:29 PM
Francisco Conesa
El papa Francisco se limita a traducir a San Pablo. DIOS NOS QUIERE ALEGRES. Dice una invocación de la Santa Misa Que la alegría del Señor sea vuestra fuerza. Alguno de ustedes contempló la genial película sobre San Felipe Neri y como inculcó la alegría por donde pasaba.... prefiero el Paraíso....se decía en el film. El Papa no olvida la minoría de católicos en ese gran continente que es Asia... La verdad lo ha bordado aunque siempre habrá quien no opine como yo. Pero decía el gran Giusanni que en la Iglesia y en los párpados Dios se sirve de los temperamentos particulares personales para hacer llegar su mensaje. Yo estoy de acuerdo con el carisma que suscita el Espíritu en cada momento...Mantiene la catolicidad de la Iglesia las críticas tan exageradas hacen daño y crean confusión en los débiles en la fe. Seamos más católicos y más serios en estos aspectos reflexivos no dando con facilidad la numeración gratuita y facil
3/12/17 11:09 PM

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