(RV) «La bendición de estos últimos cincuenta años reside en la gracia que hemos descubierto los unos de los otros y que ha enriquecido a ambas comunidades. La tarea no ha terminado y estamos llamados, mientras continuamos caminando juntos, a mirar adelante», lo dijo el Papa Francisco a una Delegación del Consejo Metodista Mundial, a quienes recibió en audiencia, la mañana del jueves 19 de octubre, con ocasión del 50° Aniversario del inicio del diálogo teológico metodista-católico.
50° Años caminando juntos
En su discurso, el Santo Padre citando el libro del Levítico (25,10), resaltó la importancia de estos cincuenta años de diálogo teológico entre metodistas y católicos. «Estamos agradecidos a Dios – afirmó el Pontífice – porque en cierto sentido, podemos proclamar de haber sido liberados de la esclavitud de la extrañez y de la sospecha recíproca… Gracias a estos cincuenta años de diálogo paciente y fraterno – subrayó el Papa – podemos verdaderamente decirnos los unos a los otros, con las palabras del apóstol Pablo: «ya no somos más extranjeros» (Ef 2,19); no en el corazón, ni mucho menos en la pertenencia al Señor, sino en virtud del único Bautismo, que nos ha constituido en una fraternidad real. Si, somos y nos sentimos familiares de Dios».
Conscientes del diálogo
Recordando el Decreto sobre el Ecumenismo, Unitatis redintegratio, del Concilio Vaticano II, el Obispo de Roma señaló que, este documento nos exhorta aún hoy, a seguir profundizando en el conocimiento mutuo entre los cristianos de las diversas confesiones, con amor a la verdad, con caridad y con humildad. «El diálogo verdadero anima continuamente a encontrarnos con humildad y sinceridad – precisó el Pontífice – deseosos de aprender los unos de los otros, sin irenismos y sin fingimientos. Somos hermanos que, después de una larga separación – agregó el Papa – estamos felices de reencontrarnos y redescubrirnos mutuamente, de caminar juntos, abriendo con generosidad el corazón al otro. Así prosigamos, sabiendo que este camino está bendecido por el Señor: por Él ha iniciado y a Él se dirige».
La fuerza del testimonio de santidad
Evocando el tema de la santidad, tratado en el reciente documento de la Comisión, el Papa Francisco señaló el testimonio de John Wesley quien con su vida y su ejemplo ayudaba a muchos en el estudio de la Sagrada Escritura y la oración, aprendiendo así a conocer a Jesucristo. «Cuando entrevemos signos de vida santa en los demás, cuando reconocemos la acción del Espíritu Santo en las otras confesiones cristianas – subrayó el Santo Padre – no podemos que alegrarnos. Es bello ver como el Señor siembra largamente sus dones, es bello ver a hermanos y hermanas que abrazan en Jesús nuestra misma razón de vida. No sólo: los ‘otros familiares de Dios’ pueden ayudarnos a acercarnos todavía más al Señor y estimularnos a ofrecer un testimonio más fiel al Evangelio. Agradezcamos entonces al Padre también por cuanto nos ha concedido bien antes de los últimos cincuenta años, en los siglos pasados y en todo el mundo, en las respectivas comunidades. Dejémonos fortalecer recíprocamente por el testimonio de la fe».
Católicos y Metodistas, llamados a la santidad
En esto cincuenta años de diálogo, aseveró el Papa, la invitación anunciada en el Libro del Levítico, sobre «la proclamación de la liberación en la tierra para todos sus habitantes», resuena hoy, particularmente actual, sobre todo cuando la fe se hace tangible en el amor, en el servicio a los pobres y marginados. «Forma parte de la misma llamada a la santidad que, siendo llamada a la vida de comunión con Dios – afirmó el Papa – es necesariamente llamada a la comunión con los demás. Cuando, Católicos y Metodistas, acompañamos y ayudamos juntos a los débiles y marginados – a aquellos que, a pesar de vivir en nuestras sociedades, se sienten alejados, extranjeros, extraños – respondemos a la invitación del Señor».
La santidad nos conduce a una comunión mayor
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco afirmó que, mirando hacia el futuro tenemos una certeza: que no podemos crecer en la santidad, sin crecer en una comunión mayor. «Este es el camino que se abre con la nueva fase del diálogo – preciso el Pontífice – que está por iniciar sobre el tema de la reconciliación. No podemos hablar de oración y caridad si, juntos, no oramos y no nos empeñamos por la reconciliación o por la plena comunión entre nosotros. Que su trabajo por la reconciliación sea un don – alentó el Papa – y no sólo para nuestras comunidades, sino para el mundo: sea de estímulo para todos los cristianos a ser en todas partes ministros de reconciliación».