(Riposte Catholique/InfoCatólica) Los grupos de la Renovación Carismática, que se desarrollaron en la década de 1970 en Europa dentro de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II, suelen tener un estatus diocesano o reconocimiento pontificio. Recientemente, el Papa ha dispuesto que ninguna comunidad sea reconocida a nivel diocesano sin la aprobación de Roma.
De acuerdo a una fuente de la Congregación para la Doctrina de la Fe «la cuestión es discernir la autenticidad de su don carismático. Algunos miembros de estos movimientos forman parte de una revelación privada que es difícil de reconocer para un obispo. Antes que no aceptar o escuchar nada, hay que que encontrar un término medio».