Parte de una cita del evangelio de Mateo

«Misericordia quiero y no sacrificio», mensaje del Papa para la Cuaresma

«Misericordia quiero y no sacrificio». Las obras de misericordia en el camino jubilar» es el título del Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de 2016 (10 de febrero-20 de marzo). Partiendo de la cita del evangelio de san Mateo, el Santo Padre desarrolla su mensaje en tres apartados: María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada; la alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia y las obras de misericordia.

(SIC) El documento, fechado el 4 de octubre, festividad de san Francisco de Asís, concluye invitando a todos a no perder este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión y pidiendo para ello la intercesión de la Virgen María, la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina confesó su propia pequeñez reconociéndose como la humilde esclava del Señor.

Mensaje del Papa Francisco

1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada

En la Bula de convocación del Jubileo invité a que »la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» . Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa »24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.

María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, María canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.

2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia

El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares ?como en el caso de Oseas? las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.

Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la »Misericordia encarnada» . En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: »Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas». El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella.

Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es »la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado», el primer anuncio que »siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» . La Misericordia entonces »expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» , restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa.

3. Las obras de misericordia

La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que »el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» . En el pobre, en efecto, la carne de Cristo »se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga… para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado». Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias; más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.

Ante este amor fuerte como la muerte, el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa, y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco »seréis como Dios» que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.

La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los »soberbios», los »poderosos» y los »ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre ?engañándose? cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: »Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen». Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.

No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez, reconociéndose como la humilde esclava del Señor.

 

17 comentarios

Juan A.
¿ Y cuántos pobres hay en el abismo por ser miserables con sus allegados? Es fácil culpar al rico, al inteligente, al... Jesús habla de la mayor pobreza, y es la espiritual, no la material.
Las religiones y los partidos de izquierdas simplemente han terminado por darle valor a lo material, criminalizando el resto.
27/01/16 1:25 PM
Juan A.
El refrán que dice que no sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió, es de lo más acertado. Cuando Dios no permite que muchos pobres accedan a las riquezas les hace un favor, ya que al ser tan pobres de espíritu serían tan negativos como algunos ricos.
Tengo que decir, que aún siendo de clase media, los únicos que no me han dejado tirado han sido los ricos y gente culta que conozco. De los demás solo reproches y malas lenguas.
27/01/16 2:11 PM
María
Estoy de acuerdo contigo Juan A., yo a veces pienso que cuando Dios no ha dado riqueza algunos, por algo será. Mchos pobres y o clase media baja están llenos de resentimiento, y muchas veces no quieren la igualdad por justicia o por reparto equitativo si no por envidia. No digo que sean todos,pero suele ser así.
27/01/16 2:52 PM
Horacio Castro
Desde la palabras de Nuestro Señor Jesucristo, el mensaje es todo sana doctrina.
27/01/16 3:00 PM
Mario
Leyendo algunos comentarios creo que no estaría de más que todos estudiásemos la Doctrina Social de la Iglesia.
27/01/16 3:16 PM
Manolo
Esos sacrificios que Cristo no quiere son los de animales que se ofrecían en el templo de Salomón. A Dios sí le agradan NUESTROS sacrificios, por amor a Él y a los hombres.
Los sacrificios pueden, por tanto, ser un acto de misericordia.
27/01/16 5:05 PM
Carlos D
Juan A. el mensaje del Papa no pretende criminalizar a los ricos sino sensibilizarnos a ellos y a nosotros en la urgencia de atender las necesidades de aquellos de quienes nos haremos próximos si nos acercamos con un corazón solidario... ¿No es curioso que el evangelista no señale la condición moral de Lázaro o del rico en la parábola citada? Sólo afirma que Lázaro, por ser POBRE (no de espíritu sino por su indigencia), al morir es llevado al seno de Abrahan mientras que el rico, por su indiferencia ante las necesidades del pobre Lárazo, es abandonado en el abismo... ¿No debemos, en consecuencia, concluir que un signo claro de la irrupción del REINO de DIOS es la transformación de la situación deshumanizante de los hombres? ¿Que la MISERICORDIA de DIOS atiende los gritos de auxilio de aquellos que son desclasados, desfavorecidos, y quiere mover nuestros corazones a hacer otro tanto? Por eso, la lapidaria sentencia del profeta, que el Papa usa como título de su mensaje: «MISERICORDIA QUIERO NO SACRIFICIOS»
27/01/16 5:05 PM
solodoctrina
Juan y María, ustedes deberían plantearse porqué Nuestro Señor se encarnó en una familia pobre y no lo hizo en una rica las cuales, según ustedes, poseen altas cualidades espirituales.
27/01/16 5:14 PM
José Luis
Nosotros necesitamos hacer un definitivo cambio de nuestra vida, y perseverar. La vida en Cristo Jesús no debe ser a ratos, ahora sí y luego no. Se requiere la perseverancia, el que persevere hasta el final, ése se salvará, dice el Señor. EL camino de la conversión no debe estancarse.

Las obras de la misericordia, tal como el Espíritu Santo en la enseñanza del Magisterio de la Iglesia Católica nos enseña. Salimos ganando todos. El Señor nuestro Dios y Padre Celestial, nos reconocerá en su Hijo Misericordioso.

Nunca debemos deformar la imagen que Dios nos ofrece en nosotros. La mundanidad y el pecado deliberado echan siempre a perder las ganancias espirituales.
27/01/16 5:39 PM
Chimo de Valencia
Francisco parece desconocer que la Sagrada Biblia es Palabra de Dios y no un libro de citas, de las que yo pueda escoger la que me interese previa descontextualización. No se puede contraponer sacrificio con misericordia, más bien todo lo contrario. El Sacrificio de Cristo en la Cruz es la primera expresión de misericordia porque quita el pecado al hombre, siempre y cuando éste desde su libertad responda con arrepentimiento y propósito de enmienda.
27/01/16 7:28 PM
Chimo de Valencia
Solodoctrina, no tenemos constancia del nivel de ingresos de la Sagrada Familia. Los evangelios, que son la fuente de conocimiento más fiable, no nos dicen nada al respecto probablemente porque ese dato no sea relevante para la historia de la Salvación. Sin embargo, sí podemos inferir que Santiago el Mayor y Juan el evangelista, eran ricos, o cuanto menos de posición acomodada - hay que recordar la descripción que San Marcos hace de la estancia en la que Jesucristo instituyó la Eucaristía en la Última Cena -, como también lo eran Nicodemo o José de Arimatea, que mantuvieron una relación muy estrecha con el Señor en su vida terrena.
27/01/16 7:39 PM
anonio
Y la caridad, viene del estado de Gracia, lo comenta Garrigou al comienzo!!!!hasta llegar a la Unión con Dios!!!!, ni siquiera comenzamos!!!!!Vueno adelante siempre adelante, ver por l reformas a prtir de cada uno de nosotros, leer la Carta 1 de San Juan, y seguir con el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, siempre apoyados en la Oración, en los Sacramentos, con frecuencia que cada uno necesite, LA EUCARISTIA, esta DIOS, de la Cruz que se ve con los Ojos del Alma, con la Santisima Virgen brota, el amor, toda la pasión del Señor, su entrada a Jerusalem, nos lava los ,pies somos nosotros sus discipulos, es el mismo instante que esta en acto, que se repite ,y repite.
Y en la Eucaristia, que no hay que banalizarla, se banaliza a DIOS!!!!surge el amor infinito de Dios, hacia todas las personas, con su Majestad total, sin una queja, perdonando, alli estan nuestros pecados y el redentor.Quién es el enemigo el DIABLO!!!!!que el infierno no exieste!?, en la muerte que puede ser en cualquier momento nos vamos a enterar.
Por supuesto que SI!!!!ES algo peor que la nada, ojala fuera la NADA!!!!!!!!!

Que Dios Bendiga al Papa y a la Iglesia, que reine la Caridad.
27/01/16 7:59 PM
Misericordia, Señor!
Hemos de volver al Señor con un corazón humillado y contrito, por los pecados cometidos y por las cosas buenas que hemos dejado de hacer. Una de ellas, tener caridad, misericordia, con los más próximos... nuestra familia.
27/01/16 8:12 PM
antonio
Totalmente de acuerdo con Misericordia Señor, siempre debe ser asi, pero como desarrolle como lo manifiesta Edit Stein Teresa benedictoa de la Cruz, es un amor natural, claro que debe existir, pero el amor de dios se extiende a todas las personas, mas halla de lo natural, que nos una los mismos intereses, que sean dignos, y/o indignos, y por supuesto empezando por los hermanos de la Iglesia.
Por otra parte las cruces que sufre el padre en su misión económica,Royo Marin, espiritualidad del Seglar, en el mundo de hoy, tuve que trabajar 20 horas por dia, domicilios ,estudiar hasta hoy, soy médico,sino fuera por la Santa Mujer que tengo, no se ve, pero es el que sostiene la familia.
Pero siempre que he podido he ayudado a un hermano de la Iglesia, lo que considero que sino es un peligro,no quiero ser homicida, para que flor de antitestimonio para los que no lo son, siempre recuerdo al finado Padre Alfredo que me llamaba siempre.Que Dios lo premie.
27/01/16 9:35 PM
Víctor Posada
Toda misericordia y caridad tiene que ser con amor y sacrificio.

Jesús nos ha mostrado el camino.
28/01/16 5:39 AM
David
Antonio, ¿a usted le parece medianamente lógico la cantidad de comentarios que escribe compulsivamente, en los que mete cosas suyas que no tienen nada que ver con las noticias?
28/01/16 7:38 AM
María
Amar a los demás hasta el extremo no es un sacrificio, es un regalo de nuestro Padre, una oportunidad maravillosa para parecernos más y más a Jesús. Es una bendición, no una penúria!!
Y recordemos que lo que nuestro Padre quiere es que cuidemos de los demás, les abracemos, sanemos sus heridas físicas y de corazón, les escuchemos, les demos alimento, abrigo y casa, les demos dignidad y amor. Este es el servicio que Dios quiere y esto es lo que transforma corazones, el nuestro y el de las personas. En definitiva es lo que Jesús hacía.
Y no el hacerse arañazos en la piel con objetos raros, o ayunar dos días o dormir en el suelo frío o darse con el látigo mientras se repite una oración mariana. Esto Jesús NO lo hizo.
28/01/16 10:43 AM

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