(El Mundo) Mientras tanto, advierte Naciones Unidas, más de 120.000 personas han tenido que abandonar sus casas desde el 30 de septiembre pasado, cuando la aviación rusa entró en acción en Siria del lado de Asad.
Pese a que Moscú asegura sólo atacar al IS, Médicos Sin Fronteras lo ha acusado de destruir varias instalaciones médicas, donde trabaja atendiendo a civiles, en el norte sirio. Con la llegada del invierno se teme que la falta de alimentos y ayuda siembre de muertos este nuevo éxodo.