«En mi casa, ¿se grita o se habla con amor y ternura? Es una buena manera de medir nuestro amor»

Misa del Papa en Filadelfia

«En mi casa, ¿se grita o se habla con amor y ternura? Es una buena manera de medir nuestro amor»

La santidad y el amor están ligadas a los pequeños gestos que se aprenden en el hogar, afirmó el Papa Francisco en la Misa de clausura del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, en una homilía en la que invitó a los padres y madres a preguntarse si en su casas «¿se grita o se habla con amor y ternura?». «Es una buena manera de medir el amor», afirmó.

(Aci Prensa) Francisco presidió una multitudinaria Misa con más de un millón de personas, según indicó la prensa local, un hecho que marca un hito en la historia de la ciudad, donde nunca antes se había congregado una cantidad similar de gente. «Somos muchos los que participamos en esta celebración y esto es ya en sí mismo algo profético, una especie de milagro en el mundo de hoy», afirmó el Santo Padre.

En su homilía, el Pontífice expresó su deseo de que «ojalá cada uno de nosotros se abriera a los milagros del amor para el bien de su propia familia y de todas las familias del mundo, y estoy hablando del milagro de amor, y de esa manera poder así superar el escándalo de un amor mezquino y desconfiado, encerrado en sí mismo e impaciente con los demás».

En ese sentido, señaló, «les dejo como pregunta para que cada uno responda porque dije la palabra impaciente. En mi casa, ¿se grita o se habla con amor y ternura? Es una buena manera de medir nuestro amor».

El Santo Padre explicó que «la fe abre la ‘ventana’ a la presencia actuante del Espíritu y nos muestra que, como la felicidad, la santidad está siempre ligada a los pequeños gestos» que se aprenden en el hogar; «gestos de familia que se pierden en el anonimato de la cotidianidad pero que hacen diferente cada jornada», como preparar el plato caliente para quien llega a cenar, «la bendición antes de dormir y el abrazo al regresar de una larga jornada de trabajo».

Pequeños gestos

«El amor se manifiesta en pequeñas cosas, en la atención mínima a lo cotidiano que hace que la vida siempre tenga sabor a hogar. La fe crece con la práctica y es plasmada por el amor. Por eso, nuestras familias, nuestros hogares, son verdaderas Iglesias domésticas. Es el lugar propio donde la fe se hace vida y la vida crece en la fe», afirmó.

Francisco dijo que Jesús «invita a no impedir esos pequeños gestos milagrosos», sino a provocarlos y despertar todos estos pequeños gestos, «signos de su presencia viva y actuante en nuestro mundo».

«¿Cómo estamos trabajando para vivir esta lógica en nuestros hogares, en nuestras sociedades? ¿Qué tipo de mundo queremos dejarle a nuestros hijos?», preguntó el Papa. El Espíritu «Nos invita y desafía a responderla con la gran familia humana», señaló.

Cuidado con la perversión de la fe

En su homilía, el Pontífice también reflexionó sobre el peligro de caer en la tentación de poner en duda la obra del Espíritu y creer que «la misma no tiene nada que ver con aquellos que ‘no son parte de nuestro grupo’, que no son ‘como nosotros’». Advirtió que esta «es una tentación peligrosa. No bloquea solamente la conversión a la fe, sino que constituye una perversión de la fe».

Explicó que había gente para quienes «la apertura de Jesús a la fe honesta y sincera de muchas personas que no formaban parte del pueblo elegido de Dios, les parecía intolerable. Los discípulos, por su parte, actuaron de buena fe, pero la tentación de ser escandalizados por la libertad de Dios que hace llover sobre ‘justos e injustos’, saltándose la burocracia, el oficialismo y los círculos íntimos, amenaza la autenticidad de la fe y, por tanto, tiene que ser vigorosamente rechazada».

En ese sentido, Francisco recordó que Dios quiere que todos «participen de la fiesta del Evangelio». «No impidan todo lo bueno, dice Jesús, por el contrario, ayúdenlo a crecer», invitó.

 

 

3 comentarios

antonio
En su homilía, el Pontífice también reflexionó sobre el peligro de caer en la tentación de poner en duda la obra del Espíritu y creer que «la misma no tiene nada que ver con aquellos que ‘no son parte de nuestro grupo’, que no son ‘como nosotros’». Advirtió que esta «es una tentación peligrosa. No bloquea solamente la conversión a la fe, sino que constituye una perversión de la fe».
En la Iglesia, hay personas, que han llegado a la unión mística, muy jóvenes,San Juan de la Cruz, explica que su muerte precoz, significa que Dios las quiere tener consigo.Santa Teresa de los Andes!!!!!!Santa Teresita!!!!Hay caminos que van de conversión en conversión, siempre si uno ama a Dios y no ama al prójimo es falso!!!!San Juan.Debe crecer el amor al prójimo que trasciende nuestro hogar.Es muy bella la definición de amor al prójimo de Edith Stein Santa Teresa Benedcita de la Cruz, que llego a esa unión, en forma tota.Claro que hay un perversión de la Fe!!!!!
28/09/15 2:10 PM
Patricia Flores
Hermosisima reflexión del Papa ojalá al hacernos nosotros mismos la pregunta podamos responder con honestidad y no con excusas para no cambiar lo que hacemos con nuestros hogares es tiempo de que reaccionemos gracias Santo Padre
28/09/15 2:20 PM
Forestier
Me parece muy oportuna y además magnífica esta consideración del Papa, ya que toca de pies en el suelo: "En mi casa, ¿se grita o se habla con amor y ternura? Es una buena manera de medir nuestro amor". Y es que es algo que nos puede ocurrir y nos ocurre a todos: con la gente con la que nos relacionamos procuramos ser corteses y amables. Pero llegamos a casa y (quizá por la excesiva confianza que nos tenemos) dejamos de ser corteses y amables. Pero el reto de la caridad, que consiste en hacer la vida agradable a los demás, hay que vivirlo en todas las circunstancias.
28/09/15 2:58 PM

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