(InfoCatólica) Se trata de un proyecto que trasciende los límites de la parroquia, tanto por la cantidad de adoradores comprometidos que se necesitan para atender todos los turnos de una hora semanal, como por las gracias y beneficios que la Adoración procura, no sólo para la parroquia y los propios adoradores, sino también para la Diócesis, la Iglesia en su conjunto y el mundo entero. Por eso la parroquia invita a todos los fieles que quieran asumir un turno de adoración a que se apunten a través del link que está al final del texto.
Toda la comunidad parroquial lleva años poniendo en oración el deseo profundo que el Espíritu Santo había suscitado en el párroco, Mn. Felipe Simon, de abrir una capilla de adoración perpetua. El pasado enero el P. Justo Lofeudo, Misionero del Santísimo Sacramento, que ha ayudado a organizar en España 34 capillas de adoración perpetua y muchas otras por todo el mundo, estuvo en la parroquia y está colaborando para hacer realidad esta iniciativa. Lo primero que se ha hecho es pedir oraciones a más de doscientos conventos, comunidades religiosas y grupos de oración.
Las capillas de adoración perpetua, abiertas día y noche, todos los días del año, permiten acudir a visitar a Jesús Sacramentado en cualquier momento, siempre que se necesite la luz, compañía o consuelo de Cristo, o para adorarle en silencio. La devoción privada se transforma, por el compromiso de continuidad entre todos los adoradores, en un coro ininterrumpido de oración que se eleva al Cielo convirtiéndose, por el poder de la comunión de los santos, en una fuente de gracia y bendición para todos.
En todo el mundo están proliferando las capillas de adoración perpetua en clara señal de que el Señor quiere hacerse presente entre nosotros en una época en que parece que el hombre se ha olvidado de Él. No en vano nos prometió: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt. 28,20).
Es larga e incontable la lista de santos que tuvieron en su vida como norte la adoración a Jesús Eucaristía. San Juan Pablo II, quien pasaba al menos dos horas diarias ante Jesús Sacramentado, dijo en su encíclica Ecclesia de Eucharistia que: «Actualmente, en muchos lugares, la adoración del Santísimo Sacramento tiene cotidianamente una importancia destacada y se convierte en fuente inagotable de santidad». Él decía que «Jesús Eucaristía es el corazón palpitante de la Iglesia». Y la beata Madre Teresa de Calcuta afirmaba que sólo la oración convertirá al mundo, recordando la necesidad de orar en cada parroquia ante el Santísimo Sacramento del Altar.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI señalaba: «Dios nos espera en Jesucristo, presente en el Santo Sacramento. ¡No le hagamos esperar en vano! No pasemos de largo... Tomémonos algún tiempo durante la semana, entremos al pasar y permanezcamos un momento ante el Señor que está tan cerca».