«Para muchos niños refugiados de hoy, sería un lujo poder vivir en el pesebre donde nació Jesús»

Los niños que menciona y que consideran que dormir en una cueva (o pesebre) es un lujo, ¿dónde duermen? ¿al raso bajo un aguacero y sin manta? Porque es lo que posibilitaría que no sonase a demagogia lo dicho por monseñor.

Dormir en una tienda de campaña no es peor que una cueva.

¿Demagogia? Tonterías, monseñor que ha visto con sus propios ojos la realidad de esos niños y sus familias (si es que aún las tienen, a diferencia de Jesús) sabrá muy bien de lo que habla. ¿O acaso puede ponerse en duda la tragedia que se vive en esos lares?

No es correcta la comparación; es más bien lamentable.
Hubo, y hay, en la historia muchísimas personas que tenían peores condiciones materiales de vida que nuestro Señor. Innumerables casos de esclavos en la misma época en la que nació Jesús, los esclavos africanos capturados y llevados peor que ganado a América, el proletariado del XIX y del XX, los gulags, campos de concentración, los explotados actuales en China y mil lugares, etc. Todos ellos tenían y tienen peores condiciones materiales que Jesucristo durante su vida terrena, pero la encarnación no conllevaba una ofensiva indignidad en la infancia y vida oculta, una miseria no querida por la Santísima Trinidad, sino una digna pobreza, cercanía y compartir con los más sencillos, para que quede notorio que Cristo vino a salvar a todos y no rechazar a nadie.

Los miserables de todas las épocas son víctimas de vida de pecado, normalmente en primer lugar de los demás, faltos de caridad y abusivos con el poder. Jesucristo vino a salvar a los hombres de pecado, y por eso el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Estos abusados de hoy no mejorarán su condición hasta que los que le puedan ayudar, al menos en número suficiente, no abran las puertas a Cristo.

De allí veo que las palabras del Patriarca son bien pobres.