(Gaudium Press/InfoCatólica) «No se trata, por tanto», explica el arzobispo francés, «sólo de defender el «derecho» de los cristianos a celebrar a Dios, sino de dar un servicio a todas las familias. ¿Qué le pasa a una familia en la que el padre está descansando un día de la semana, la madre otro, y los hijos un tercero?»
El prelado asegura que «si cada uno vive en su ritmo, el individualismo se acentuará, con la consecuencia de más aislamiento y sufrimiento, como he oído decir en una reciente conferencia organizada conjuntamente por Secours Catholique [ndr. institución caritativa del Episcopado francés] y el Consejo General del Puy-de-Dôme sobre la pobreza rural. Todos los trabajadores sociales están preocupados por la desintegración de los vínculos sociales en un contexto que es cada vez más duro, y ponen de relieve la importancia de los factores afectivos y espirituales, para la lucha contra el suicidio de agricultores. No es mediante la eliminación de oportunidades para encontrarse durante el domingo como eso se va a arreglar».
Mons. Simon también recuerda que «en los medios rurales la Misa, seguida de un tiempo de compartir en familia, y también a la mesa, es un tiempo privilegiado de reencuentro y solidaridad»