(ACI/InfoCatólica) Mons. Hong nació en Pyongyang en 1906 y fue ordenado sacerdote en 1933 durante la ocupación de Corea por parte de Japón. En 1944 fue nombrado obispo y vicario apostólico de Pyongyang. En 1948 Corea del Norte y Corea del Sur fueron formalmente establecidas. Muchos cristianos huyeron del norte. Para 1950 habían muerto o desaparecido 166 sacerdotes y religiosos en Corea del Norte.
Después de 1949, cuando Mons. Hong fue encarcelado, el anuario oficial del Vaticano continuó reconociéndolo como jefe de la Iglesia en Pyongyang, aunque como «desaparecido», hasta el año 2013.
El Cardenal Cheong señaló que el largo estado de «desaparecido» del Obispo, y no de oficialmente fallecido a pesar de que no se supo nada de él después de su desaparición forzada, fue «un gesto de la Santa Sede que señala la tragedia que la Iglesia en Corea ha sufrido a lo largo del tiempo».
En 2013, el reconocimiento de la muerte de Mons. Hong permitió la apertura de su causa de beatificación, convirtiéndose en uno de los factores en la lucha de la Iglesia de Corea por la reunificación de la península.
Durante su viaje a Corea del Sur, el Papa Francisco tuvo la oportunidad de hablar sobre la reunificación y la reconciliación. En su encuentro con los jóvenes en el santuario de Solmoe, el Papa les pidió una oración silenciosa por la reunificación.
En 2012, el Arzobispo de Seúl, Cardenal Andrew Yeom Soo-jung, fue nombrado administrador apostólico de la Diócesis de Pyongyang; desde su nombramiento, el Arzobispo ha hecho un llamado a la reconciliación entre las dos Coreas.