«Ninguna causa puede justificar tal barbarie»

El Vaticano pide a las autoridades religiosas, también musulmanas, que condenen la masacre a cristianos en Irak

El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso del Vaticano pide a los responsables religiosos, también a los musulmanes, y a todas las personas «unanimidad» al «condenar sin ambigüedad» la «masacre» de cristianos y otras minorías en Irak y al «denunciar la invocación de la religión para justificar» esta persecución.

(EP/InfoCatólica) «La dramática situación de los cristianos, de los yasidíes y de las otras comunidades religiosas y étnicas numéricamente minoritarias en Irak exige una toma de posición clara y valiente por parte de los responsables religiosos, incluso musulmanes», subrayan en un comunicado.

Concretamente, reclaman una condena unánime de «la masacre de personas por el solo motivo de su profesión religiosa» y de «la práctica execrable de la decapitación, la crucifixión y de colgar los cadáveres en la plazas públicas».

También deploran la imposición a cristianos y yasidíes de convertirse al islam y la expulsión forzada de decenas de miles de personas, entre ellas, niños, ancianos, mujeres embarazadas y enfermos.

Asimismo, denuncian el secuestro de niñas y mujeres pertenecientes a las comunidades yasidíes y cristianas «como botín de guerra» y la imposición de la práctica «salvaje» de la infibulación, que consiste en colocar un anillo u otro obstáculo en los órganos genitales.

En cuanto a la persecución de la práctica religiosa, el Consejo Pontificio pide a las autoridades que reprueben la destrucción de los lugares de culto y de los mausoleos cristianos y musulmanes; la ocupación forzada y la desacralización de iglesias y monasterios; la remoción de crucifijos y de otros símbolos religiosos y la destrucción del patrimonio religioso-cultural cristiano.

«Ninguna causa puede justificar tal barbarie y mucho menos religiosa. Se trata de una ofensa extremadamente grave hacia la humanidad y hacia Dios», recuerdan. Según precisan los miembros del Consejo Pontificio, si los responsables religiosos no condenan estas prácticas, «qué credibilidad tendrán las religiones, sus seguidores y sus jefes?».

Además, les recuerda que están llamados a ejercer su influencia sobre los gobiernos para que cesen estos «crímenes», para que se «castigue» a quienes los cometen y se restablezca un estado de derecho en todo el territorio, garantizando el regreso de los expulsados a sus casas. «No deben dejar de subrayar que ayudar, financiar y armar el terrorismo es moralmente condenable», insisten.


 

Declaración íntegra del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Martes 12 de agosto de 2014

El mundo entero ha presenciado estupefacto lo que ahora llamamos «el restablecimiento del califato» que fue abolido el 29 de octubre de 1923 por Kamal Atatürk, fundador de la Turquía moderna.

La protesta contra este «restablecimiento» por parte de la mayoría de las instituciones religiosas y políticas musulmanas no ha impedido a los yihadistas del «Estado Islámico» cometer y continuar cometiendo acciones criminales indescriptibles.

Este Pontificio Consejo, todos aquellos que están comprometidos en el diálogo interreligioso, los seguidores de todas las religiones y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, no pueden sino denunciar y condenar sin ambigüedades estas prácticas indignas del hombre:

• la masacre de personas por el solo motivo de su profesión religiosa;

• la práctica execrable de la decapitación, la crucifixión y de colgar los cadáveres en la plazas públicas;

• la elección impuesta a los cristianos y a los yasidíes entre la conversión al islam, el pago de un tributo (jizya) o el éxodo;

• la expulsión forzada de decenas de miles de personas, incluso de niños, de ancianos, de mujeres embarazadas y de enfermos;

• el secuestro de chicas y mujeres pertenecientes a las comunidades yasidíes y cristianas como botín de guerra (sabaya);

• la imposición de la práctica salvaje de la infibulación;

• la destrucción de los lugares de culto y de los mausoleos cristianos y musulmanes;

• la ocupación forzada y la desacralización de las iglesias y monasterios;

• la remoción de los crucifijos y de otros símbolos religiosos cristianos y de otras comunidades religiosas;

• la destrucción del patrimonio religioso-cultural cristiano de valor inestimable;

• la violencia abyecta con el fin de aterrorizar a las personas y obligarlas a rendirse o a huir.

Ninguna causa puede justificar una barbarie así y mucho menos religiosa. Se trata de una ofensa extremadamente grave hacia la humanidad y hacia Dios que es el Creador, como lo recuerda a menudo el Papa Francisco.

No podemos, por lo tanto, olvidar que cristianos y musulmanes han podido vivir juntos – ciertamente con altos y bajos – por siglos, construyendo una cultura de convivencia y una civilización de la que están orgullosos. Es sobre estas bases, que en estos últimos años, el diálogo entre cristianos y musulmanes ha continuado y se ha profundizado.

La dramática situación de los cristianos, de los yasidies y de las otras comunidades religiosas y étnicas numéricamente minoritarias en Irak exige una toma de posición clara y valiente por parte de los responsables religiosos, incluso musulmanes, de personas comprometidas con el diálogo interreligioso y de todas las personas de buena voluntad. Todos deben ser unánimes en condenar sin ambigüedad alguna estos crímenes y denunciar la invocación de la religión para justificarlos. De lo contrario, ¿qué credibilidad tendrán las religiones, sus seguidores y sus jefes? ¿Qué credibilidad puede tener todavía el diálogo interreligioso pacientemente mantenido en estos últimos años?.

Los responsables religiosos también están llamados a ejercer su influencia sobre los gobiernos para que cesen estos crímenes, el castigo de quienes los cometen y el restablecimiento de un estado de derecho en todo el territorio, garantizando el regreso de los expulsados a sus casas. Al recordar la necesidad de una ética en la gestión de las sociedades humanas, estos mismos jefes religiosos no deben dejar de subrayar que: ayudar, financiar y armar el terrorismo es moralmente condenable.

Dicho esto, el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso agradece a todos aquellos que han elevado su voz para denunciar el terrorismo, sobre todo contra aquellos que usen la religión para justificarlo.

Unamos entonces nuestra voz a la del Papa Francisco: «Que el Dios de la paz suscite en todos un deseo de auténtico diálogo y de reconciliación. ¡La violencia no se vence con la violencia. La violencia se vence con la paz!».

3 comentarios

Carmen
Pero si son los "religiosos" islamistas con el financiamento de algunos de sus gobiernos los que azuzan y llaman a sus seguidores para que maten, ahorquen, aterrorizen y expulsen a los Cristianos. Mas bien hay que orar mucho para que los gobiernos de Europa, Asia, Africa, America Latina y el senado de USA hagan algo para defender a los Cristianos del HOLOCAUSTO CRISTIANO EN MANOS DE ISLAMICOS.
13/08/14 8:14 AM
Luis I. Amorós
Sin duda es importante que la Santa Sede alze la voz de una vez con fuerza para defender a los cristianos perseguidos en Oriente. Si no lo hace estará faltando a su deber gravemente. Y tampoco es vano que defienda a otros perseguidos, bien sean yazidíes (que no son musulmanes, sino sincretistas del zoroastrismo con las religiones del Libro) o musulmanes.

También es bueno que animen a la convivencia entre miembros de diversas confesiones religiosas, y se denuncien con palabras claras las barbaries de las milicias islamistas, que son muchas y palmarias, y claman al cielo, aunque los medios de comunicación occidentales no se quieran enterar, o lo hagan muy a última hora y con muy poco interés.

Lo que no entiendo es la preocupación por la credibilidad "de las religiones y sus jefes". Por lo que a Dios respecta, sólo puede haber una religión verdadera, las demás, o son incompletas o son falsas. eso no quiere decir violentar la conciencia de cada uno ni dejar de respetar los derechos de personas y pueblos sin importar su fe, pero de ahí a preocuparse por la "credibilidad" de sectas como el islam, hay un paso muy grande.

Por cierto, hay un error en la redacción del comunicado: el califato del EI no "restablece" el derogado por Ataturk. Turquía era un sultanato otomano, no un califato. El califa que intentan restablecer los locos de la jihad es el árabe de Bagdad, privado de poder en 1055 por los turcos seljúcides y derrocado definitivamente por los mongoles en el siglo XIII
13/08/14 10:07 AM
TH
Para los verdaderos seguidores del falso profeta Mahoma el diálaogo interreligioso es otra forma de yihad que se lleva a cabo a través de la mentira y el engaño. No cabe duda de que hay musulmanes que se sienten horrorizados por lo que están haciendo los yihadistas del así llamado Estado Islámico, pero el hecho es que los libros canónicos del Islam, que no es solamente una religón, sino también una ideología política que aspira al dominio mundial, están cumpliendo a la letra lo que mandan tales libros y el ejemplo del mismo Mahoma, según el relato oficial. Por ello, aunque algunas autoridades musulmanes condenen estas acciones, no quedaría claro si lo hacen sinceramente, pues Mahoma indica que se puede engañar y mentir, con tal de llevar adelante el programa de dominio universal que es lo que pretende el Islam. Por ello, creo que no hay diálogo posible. Lo único que entienden es la fuerza, cosa que Israel tiene bien asimilada y así los trata. Si no lo hiciera, Israel no existiría. Si Occidente no aprende esta lección pronto, tampoco seguirá existiendo. Hay imanes en Londres y otras partes que declaran que se van a apoderar del Vaticano. Deomoraron siete siglos en conquistar Constantinipla.
13/08/14 4:11 PM

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