(Fides) Según el informe, la masacre fue cometida por hombres en uniforme militar que hablaban kinyamulenge y kirundi, que atacaron a 200 personas reunidas en un lugar de culto pentecostal.
Los atacantes irrumpieron en lugar de culto, tirando granadas y disparando, y luego atacaron un centro de salud y algunas casas. Al menos 30 civiles murieron y varios más resultaron heridos.
Según Human Rights Watch, los habitantes de la aldea habían pedido ayuda a un destacamento del ejército congoleño que estaba a 9 kilómetros de Mutarule y también a un contingente de fuerzas de paz de la MONUSCO (Misión de la ONU en la República Democrática del Congo).
«El ejército congoleño y las fuerzas de mantenimiento de paz de la ONU han dejado que los civiles de Mutarule fuesen masacrados, a pesar de que habían recibido llamadas desesperadas de ayuda al inicio del ataque», dice el líder de la organización humanitaria.
«El ejército y la MONUSCO tienen que averiguar cómo se han producido estas fallas y garantizar que estas atrocidades no se repitan». Los pueblos autóctonos y otros originarios de Burundi y Ruanda se disputan estas tierras donde ha tenido lugar la masacre desde hace décadas.